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Las Palmas de Gran Canaria vivió una gran transformación en su movilidad cuando en 1999 se inauguró la GC-3, la circunvalación. Aquella obra dio a la ciudad una nueva dimensión pero entre sus efectos colaterales quedó la división de dos barrios que tradicionalmente habían estado cosidos: Los Tarahales y Almatriche. Dos núcleos que demandan un enlace que recupere la conexión perdida hace 25 años.
Ramón Hernández y Fernando Miguel son los líderes vecinales de ambos barrios. Llevan años trabajando desde sus respectivas plataformas en los problemas de sus vecinos y ahora se unen en una demanda común que pretende «solucionar el aislamiento» en el que aseguran encontrarse desde hace un cuarto de siglo.
La petición es clara. Aspiran a una solución pactada entre todas las administraciones competentes para sacar una conexión desde los terrenos abandonados que limitan ambos barrios y que, pasando por encima de la GC-3, establezca una nueva unión como sucedía a finales del siglo pasado antes de que la carretera quedara cortada sobre el vacío a la altura de la rotonda del Colegio Arenas.
Hernández creció en Los Tarahales en una de esas familias que levantó el barrio tras el desarrollismo de la década de 1960. Recuerda cuando el paso entre ambos lugares se podía hacer a pie, pasando por las antenas de la Marina, que era como popularmente se conocía a aquella zona en la que un campo de fútbol y algo de ganado componían el paisaje. «Ese enlace de conexión no solo uniría los dos barrios. Fortalecería las zonas comerciales en un lado y el otro, porque hay un gran tráfico que viene del centro desde Almatriche y podría pasar directamente por aquí y no quedaría limitado a Siete Palmas. Lo mismo en el otro sentido», defiende ahora desde la plataforma Los Tarahales Reacciona.
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Fernando Miguel se ha convertido durante años en la voz de Almatriche bajo, a través de la plataforma que lleva el nombre de la zona y que lleva mucho tiempo pidiendo aceras seguras para evitar los constantes atropellos que allí han sucedido. «Tenemos el histórico problema del tramo que debería unir Felo Monzón con la calle de Juan Hidalgo. Eso está diseñado incluso y presupuestado. El problema es que se tienen que construir unos canales de aceleración y adaptar esa entrada desde la circunvalación. Ahora con la obra de las aceras prevén una calle solo en sentido de subida y la bajada por el otro lado, eso va a colapsar», explica.
El objeto de su petición es público. Este viernes Los Tarahales Reacciona tuvo una reunión con Augusto Hidalgo, consejero de Obras Públicas y vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria. «Con Sebastián Franquis en la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias parecía que avanzaba algo el asunto, pero vuelve a estar parado. Necesitamos que todas las administraciones comprendan que este enlace es muy necesario», reporta Ramón Hernández.
Los dos líderes vecinales se reúnen en la zona alta de Los Tarahales, sobre los restos del viejo camino y al final de la zona industrial destinada a convertirse con el paso del tiempo en una nueva zona residencial. «Llegaran muchos vecinos y sería importante que eso sea proyectado con tiempo, que se adopten medidas que anticipen los problemas de movilidad que eso ocasionará antes de estar improvisando soluciones posteriores», coinciden.
«Con esta idea derribaremos esas fronteras que hay en los barrios», argumentan. Estiman que esa forma de conectar los barrios mejoría la posibilidad de que sus vecinos se relacionen a pie, sin recurrir a vehículos. Eliminando los bordes que en estos momentos aíslan dos núcleos que en la vieja ciudad previa a la Guerra Civil pertenecían al desaparecido municipio de San Lorenzo.
Fernando Miguel cree que la conexión entre ambos barrios, a su vez, mejoraría la impresión que ahora mismo da la zona de Almatriche bajo. En ese escalón del barrio se amontonan calles que no conducen a ningún lado. Que finalizan en terrenos baldíos a través de carreteras repobladas por el rabo de gato.
Esa imagen de abandono contrasta especialmente en la calle de Juan Hidalgo, donde ese vacío en infraestructuras convive con edificios residenciales y promociones inmobiliarias de reciente construcción.
Ramón Hernández aspira a ir más lejos. A que este camino que uniría Los Tarahales y Almatriche también ampliaría los espacios de relación de los vecinos de los dos barrios con otros espacios de la ciudad. «Recuerdo cuando era niño cómo bajábamos al Guiniguada a través de un sendero que existían en el barrio por el que podíamos bajar al barranco. Ahora eso no existe pero si se construyera el enlace habría posibilidad de aprovechar para ganar de nuevo ese sendero», explica reivindicativo.
Los Tarahales y Almatriche; tan cerca, tan lejos.
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