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Los Chancletas celebran 45 años regados por el peso de la tradición, bañados en la gloria de los premios y asentados en las distintas familias que a lo largo de casi medio siglo de vida han dado forma a un proyecto carnavalero que este viernes celebra un festival para festejar las vivencias pasadas y reivindicar las que quedan por llegar.
Ser chancleta es cosa de familia. A lo largo de 45 años son muchos los lazos de sangre que han compuesto el histórico de componentes de cada carnaval y eso se sigue comprobando cuando se repasan los nombres que el próximo febrero se subirán al escenario de Santa Catalina.
Apellidos como Rosales o Bonilla son claves para descifrar el pasado y siguen estando en las filas del presente. También lo es el de Toni Brito, actual director, miembro de la casa desde niño y con padres o tíos como antecedentes en la formación isletera.
Aunque el destino los tiene domiciliados actualmente en el Manuel Lois, sede de la mayoría de las agrupaciones de la fiesta, es La Isleta el eje de su trayectoria desde su nacimiento en 1980. Por eso, han querido regresar a ese entorno para celebrar una existencia casi tan larga como el propio carnaval de Las Palmas de Gran Canaria.
La plaza de La Luz será la sede de una fiesta que arrancará a las 19.30 horas. Una fiesta murguera cuyo cartel recuerda al de un gran festival musical. Por el escenario portuario desfilarán, además de los propios Chancletas, Legañosos, Despistadas, los tinerfeños Triqui-Traques, la infantil Chachitos, Serenquenquenes y Ladys Chancletas; además de las actuaciones de la escuela artística Silvia Barrera, el DJ Edu Guillén, Whalaz y Pedro Daktari, pura esencia del barrio y del carnaval.
El acceso a este evento será gratuito y el hilo narrativo del mismo será presentado por Baby Solano, una fiesta del carnaval que sucede al festival que la propia afilarmónica organizó en 2019 para celebrar su 40 aniversario.
El nacimiento de Los Chancletas está lo suficientemente distante en el tiempo para comprender que prácticamente habría que hablar de otro tiempo y otra ciudad. Evidentemente, de otro carnaval. Los periódicos de esa época alumbraron el nacimiento del nuevo colectivo en la sede del Real Club Victoria, bajo la dirección de Zambrano y Monzón. En esas páginas, como si fuera una convocatoria futbolística, se nominan algunos de los componentes que oficiaron como padres fundadores del proyecto: Pepito 'El 'Chancleta, Murli, 'El Perolas', 'El Oreja' o Luis 'Simago', primer presidente electo de la murga y padre de Aday, conocido como 'Pumba', integrante de la cuerda de barítonos desde hace nueve años. Ser chancleta es cosa de familia.
'Canario, cuida tus playas', fue uno de los temas de su primer carnaval. Un mensaje que de alguna manera ha aparecido de manera transversal a lo largo de 45 años de letras murgueras interpretadas por casi todas las islas y hasta en Madrid, con su célebre viaje a Fitur mediada la década de 1990.
Nueve primeros premios de interpretación –el último de ellos en 2023– hacen de Los Chanletas la murga más laureada entre las capitalinas. Y tras esas nueve fotos que presiden el salón de su cantina en el Manuel Lois se resguardan un montón de premios de otra categoría, otras localidades y otras disciplinas.
Toni Bonilla es de los personajes claves de la historia de la murga. Este carnaval cumple 40 años en un colectivo en el que su apellido tiene un peso trascendente. Él, Bartolo, Miguel Ángel. Dorian o Edgar son miembros de la familia que han desfilado al ritmo de la caja y el bombo compartiendo el estandarte de la murga.
Es inevitable hablar de los Rosales, con Tito como nombre franquicia. Director durante 32 años, todavía en la fila, nombre propio del carnaval y figura que cambió la historia de las murgas al frente de aquella formación que los noventa creció con una rivalidad histórica con Los Serenquequenes. Sus hermanos Emilio y Juanma han estado a sus órdenes; su hermana Marta anduvo dos décadas dirigiendo a la rama femenina de la agrupación.
José Hernández, 'Noli', director en 2022 es hijo de un histórico miembro. Lo mismo le sucede a Kilian Jiménez, cuyo padres orbitaron muchos años alrededor de la murga. Y los linajes que se mantienen vigentes y que comparten escenario desde hace años como Jacinto y Cristina, Nauzet Morales y Ariadna, como padres e hijas, o hermanos como los Santana en la percusión, Airam y Lara, que a su vez ha construido una rama propia de su familia de la mano de Iván.
El listado es interminable dentro de una murga que es historia de la fiesta, una casi imposible de repetir. En la que personas como José Naranjo, 'Fleky', suman 32 carnavales, solo uno más que Víctor desde los tenores.
Y luego está el caso de Toni Brito, como dicen en las redes del grupo, con «media murga repartida entre la masculina y la femenina» en distintas etapas. Un niño que ejerció de mascota, con su disfraz a medida. Que a lo largo de 15 años ha prestado sus servicios a la fila, que ha dirigido la infantil, y que en 2023 tomó las riendas contra el cronometro para coronarse con el primer premio en su estreno como director.
Una historia de fidelidad y lazos de sangre que demuestra que ser chancleta es cosa de familia. Este viernes se celebra la permanencia histórica en la Fiesta de Interés Turístico Internacional de una murga que ha sido capaz de continuar en la brega en un entorno en el que se premia poco la memoria.
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