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Eusebia de Armas Almeida (1878-1960), doña Eusebia, es aún recordada en su Guía natal. En la memoria de los más viejos del lugar es aquella señora que tanto hizo para llevar la educación a los niños más pobres. Una mujer adelantada a su tiempo que ya en vida decidió destinar su riqueza a crear un centro de enseñanza con plazas becadas.
Una vez muerta, su fortuna, según dejó testado, debía ser destinada a la educación de los más desfavorecidos. No ha sido así, o por lo menos no lo creyó el pueblo, que en su día se sublevó por el rumbo que tomaban los bienes legados a la Iglesia, hasta el punto de que la prensa del momento habló de 'la Fuenteovejuna de Guía'.
Todas estas vicisitudes y muchas otras lleva tiempo investigándolas el archivero municipal Sergio Aguiar Castellano, que este miércoles presentó en el Teatro Hespérides el resultado del trabajo.
Bajo el título 'Eusebia de Armas y el Colegio Salesiano de Guía: Una pugna por su fortuna', el libro de 500 páginas publicado por la Editorial Genealógica de Canarias (Edigeca), Aguiar desmenuza la vida y sobre todo la obra de doña Eusebia, y más concretamente cómo se creó el colegio que estuvo funcionando bajo la dirección de los Salesianos de 1955 a 1971.
Doña Eusebia, recuerda el investigador, «vive en una sociedad donde marcan las pautas los hombres», pero tiene las ideas claras. Cuando muere su marido en el año 1936 en San Sebastián, donde era guardia civil, regresa a Guía. Sin descendencia, muerta muy joven una única hermana, se convierte en la gran heredera.
«Y se refugió en la religión», nada inusual entonces. «Su familia tenía propiedades en la comarca norte. Era de una familia de medianos propietarios, y una vez que todo pasa a ella, incluida una cantidad importante de dinero, decide a partir de 1945 crear una institución benéfica educativa para niños», en masculino. Esta diferenciación la hace porque «ya en Guía había una escuela para niñas que llevaban las Dominicas».
De la construcción del imponente edificio que albergó ese colegio da cuenta la exposición urbana inaugurada en la Plaza de Las Huertas. Una muestra en la que por primera vez se pueden ver fotografías, enviadas por los Salesianos desde Sevilla, de la construcción del centro que firmó el prestigioso arquitecto Fermín Suárez Valido, que viajó hasta Barcelona para conocer otros colegios salesianos.
«Doña Eusebia pone en marcha el colegio para niños pobres y encomienda esa labor a los Salesianos porque tenían experiencia en educación para niños». Pero sobre todo lo que quería la benefactora es que se formaran en un oficio.
«Los niños estaban internos, y había becas para los pobres. Se les daba cama, comida, libros... Eran sobre todo de Guía, pero también venían de Agaete, de Gáldar y hasta de Tejeda», cuenta Sergio Aguiar, que se ha valido de documentos y archivos municipales y de los que conservan los Salesianos, cuya colaboración ha sido fundamental.
Por ahora, afirma, no ha podido estudiar los documentos notariales, de propiedades y demás, en manos del Obispado. «De momento estamos esperando, desde hace un año, contestación» para poder tener acceso a ese parte documental de la historia de la mecenas de Guía.
La controversia entre la Diócesis, heredera de doña Eusebia, y la comunidad salesiana viene desde 1970, tras la muerte de la benefactora. «Y es algo que el pueblo de Guía sigue teniendo clavado como una espinita». Apunta el investigador Sergio Aguiar que «las fricciones» entre Salesianos y Obispado derivaron en la marcha de la congregación religiosa, siendo el edificio destinado a diversos usos hasta su cierre definitivo. Ahora, tras la firma de un convenio entre Obispado y Cabildo, se proyecta en el inmueble un centro sociosanitario tras una movilización ciudadana.
Mientras, «nada se sabe de las propiedades, de las fincas, de las joyas, del dinero» que doña Eusebia dejó para la educación de los niños pobres, «a los que quería ayudar de verdad».
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José A. González y Álex Sánchez
Josemi Benítez
José A. González y Leticia Aróstegui
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