«Aquí está todo enfocado al turista, no al canario. Y los animales molestan»
No todos los hoteles acogen turistas. En la Casona de Wendy, el sitio favorito de muchos perros, también colgaron el cartel de 'sold out'
La vida de Wendy Rodríguez cambió en 2020. Nacida en Gran Canaria, con sangre también inglesa por parte de madre, esta isleña, desde entonces, vive rodeada del mejor amigo que un ser humano puede tener. En la Casona de Wendy, su hotel canino, siempre hay cariño, diversión y, cómo no, dedicación. «Desde chiquitita siempre dije que quería tener una casa pequeña, con mucho terreno, muchos perros y muchos caballos», cuenta rodeada de peludos que la observan con ojos cargados de amor mientras sus colas se disparan sin esconder gratitud. Este hogar es la escapatoria perfecta para las mascotas y el sitio de confianza de muchos dueños cuando tienen un viaje que hacer.
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Trabajó en la construcción porque es arquitecto técnico y dejó su profesión para «hacer esto». Vivió en Sevilla con un cargo nacional y, tras la crisis, volvió para Canarias para cumplir su sueño y, por fin, poder completar «el proyecto» que casi tenía terminado antes de mudarse a tierras andaluzas. «Fui feliz en la construcción, pero estoy haciendo ahora lo que yo quiero. Esto fue la ilusión de toda mi vida», confiesa sin esconder la sonrisa desde su hotel canino. La pandemia fue un punto de inflexión en la vida de todo el mundo. «Mientras la gente estaba aplaudiendo en las ventanas durante el confinamiento, Santi —su pareja— y yo estábamos trabajando en la finca para montar la Casona», relata Wendy, que se tiró a la piscina porque la incertidumbre mundial tampoco invitaba a nada seguro.
Abrió sus puertas el 1 de agosto de 2020 en Tenoya y, casi cinco años después, trasladó su hotel canino a Telde, donde goza de más espacio para que los peludos puedan correr mientras sus dueños trabajan o pasan las vacaciones. No fue fácil porque no le pusieron «facilidad alguna» los distintos ayuntamientos con los que conversó. «Presenté este mismo proyecto en Murcia y me aplaudieron», cuenta con cierta resignación. «En Canarias todo son pegas. Nosotros queríamos montar algo diferente en beneficio de los perros», critica Rodríguez que, a su vez, recuerda que «no tiene vida»porque «cuidar a los perros durante 24 horas exige un sacrificio».
No todos los hoteles acogen turistas ni lucen piscina. En la Casona de Wendy, el sitio favorito de muchos canes, también cuelgan el cartel de 'sold out'. «Fechas como el día de Canarias suponen un trabajo extra. Está todo cubierto desde hace ya bastante tiempo. Podría meter más, pero lo que quiero es que todos los perros estén cómodos y disfruten», afirma la empresaria.
«Yo estudié turismo antes de ser aparejadora. Aquí está todo muy enfocado al turista, pero no al canario. Y los animales molestan. Es verdad que la gente no colabora para que se puedan ver a los animales de otra manera... Aquí lo primero es el turista. Los animales están mal vistos, hay mucho abandono y maltrato. La gente va a lo suyo y el que lo paga es el perro», cuestiona Wendy en una crítica constructiva como persona vinculada al mundo animal, a la vez que señala que en Canarias «sería muy sencillo habilitar playas o zonas específicas dentro de una playa para que los perros puedan bañarse» como sí pasa de manera acertada en Barcelona o Valencia. «A lo mejor si aceptaran perros en las playas, vendría otro tipo de turista con su mascota. Pero aquí se enfoca al turismo que da dinero: al de la borrachera, la copita y la fiesta», concluye Wendy, situando el debate sobre el turismo en un nuevo punto que debe hacer pensar a muchos.
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