«Debemos mantener una relación saludable con el sol»

El sol es un calmante natural de la inflamación crónica de la piel y es el activador de una de las principales rutas metabólicas para la creación de vitamina D en nuestro cuerpo, por lo que es recomendable la exposición solar con precauciones. Hay que personalizar la relación de cada uno de nosotros con el sol, dice el dermatólogo del Hospital Perpetuo Socorro.

Jueves, 16 de julio 2020, 10:34

— ¿Se habla mucho de los riesgos de la exposición solar, pero ¿cuáles son sus beneficios?

Publicidad

— El sol es un calmante natural de la inflamación crónica de la piel por lo que se usa como parte del tratamiento en enfermedades como el eczema o la psoriasis. Además de su efecto térmico y psicoestimulante es el activador de una de las principales rutas metabólicas para la creación de vitamina D en nuestro cuerpo. Por todo ello es recomendable la exposición solar con precauciones. Debemos mantener una relación saludable con el sol.

— ¿Todas las pieles y personas son iguales ante el sol, qué circunstancias y/o patologías deben tenerse en cuenta?

— Hay que personalizar la relación de cada uno de nosotros con el sol, para lo que el dermatólogo debe tener una visión integradora de todos los aspectos del paciente, incluidas sus preferencias cosméticas, para poder emitir las mejores recomendaciones. Se debe de atender al fototipo del paciente (color de piel y facilidad ante la quemadura solar y bronceado), antecedentes personales o familiares de cáncer de piel, posibles enfermedades que se puedan exacerbar con exposición solar como el lupus, así como enfermedades de hígado o riñón, ya que la vitamina D comienza a formarse en la piel, pero termina de activarse estos otros dos órganos.

¿En qué debemos basarnos a la hora de escoger un fotoprotector?

— El primer aspecto a tener en cuenta en nuestro fototipo, para ello se tiene en cuenta nuestro color de piel y si nos bronceamos o quemamos. Después tenemos que tener en cuenta nuestros hábitos: si hacemos deporte usaremos fotoprotectores que no piquen en los ojos, pero si lo usamos a diario podremos optar por otros que incorporen algo de color o maquillaje. Si tenemos antecedentes de cáncer cutáneo podríamos usar fotoprotectores con enzimas reparadoras del daño celular. En la elección no sólo debemos basarnos en si nuestra piel es más clara u oscura sino también en el tipo de formulación (existen aerosoles, geles, cremas o lociones) que nos resulte más cómoda para facilitar las necesarias reaplicaciones.

¿Y cómo debemos utilizarlos de forma adecuada y protegernos correctamente?

— Las recomendaciones establecen que el fotoprotector tiene que aplicarse cada dos o tres horas. Con nuestro ritmo de vida esto no suele ser fácil. Para no tener que seguir una reaplicación demasiado frecuente se recomiendan fotoprotectores con factores altos y con cosméticas agradables en la piel. Los fotoprotectores espesos y las caras blancas tras la aplicación del fotoprotector son hoy en día perfectamente evitables. Si tenemos unos niveles por debajo de los deseables de vitamina D, basta con que expongamos áreas de piel amplias como la espalda o los brazos durante unos 10 minutos al sol. Siempre atendiendo a nuestro tipo de piel y evitando quemarnos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad