O se está o no se está. O se cree o no se cree. Pero poner velas al dios y al diablo no parece de recibo cuando se trata de responsables políticos.
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Va lo anterior a cuento de lo que ayer vieron cuántos se acercaron al acto de presentación en sociedad del Poema del Mar, el gigantesco acuario que ha levantado el grupo Loro Parque en el Puerto de La Luz y Las Palmas. Los centenares de invitados se encontraron al llegar con una decena de personas que protestaban contra la vida en cautividad de los animales, algo que da para muchas reflexiones, pero a fin de cuentas vivimos en un país libre y todo el mundo puede decir lo que piensa y exhibirlo con cartelería incluida siempre que respete al contrario. Y así fue. Unos iban a lo suyo y otros a lo otro. Lo que chirría es que al mismo tiempo que el alcalde de la capital grancanaria, Augusto Hidalgo, intervenía ante los presentes para dejar constancia de su apoyo al acuario, entre los manifestantes se encontraba una edil de su grupo de gobierno. En concreto, Pilar Álvarez, sexta teniente de alcalde y responsable de Sostenibilidad.
El asunto no es una nimiedad: refleja perfectamente, y por desgracia para la ciudad, lo que le pasa al tripartito, que tiene el corazón partío, como en la canción, a cuenta del acuario. Y es más, no solo están divididos los tres partidos sino que en cada uno de ellos hay posiciones diferentes. Basta con repasar la lista de los que estaban en el acto para encontrar a otros integrantes del mismo partido de la edil Álvarez.
En otros ayuntamientos, hoy mismo el alcalde estaría sentado con la concejal Álvarez para ver cómo se hacía más presentable su dimisión. O en caso contrario sería el primer regidor el que estaría compareciendo ante la prensa para anunciar a los cuatro vientos que había tomado la decisión de destituir a Álvarez, con el añadido de que esperaría que esta fuera consecuente con la situación y entregase el acta. Pero ya verán que no sucede nada de eso. Ella seguirá en su sitio, continuará ejerciendo su derecho a manifestarse contra el acuario y el tripartito continuará poniendo una vela a dios y otra al diablo.
Así las cosas, que nadie se extrañe por las referencias elogiosas de los anfitriones ayer a José Miguel Bravo de Laguna y Juan José Cardona. Era de justicia, como también lo fue el reconocimiento a la labor de Luis Ibarra, que ya tiene en cartera adecentar el entorno del acuario y, sobre todo, agilizar el traslado de las naves.
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Por lo demás, vale que hacía algo de frío en el exterior pero no le costaba nada a Fernando Clavijo haberse tomado en serio eso de que el momento requería unas palabras llenas de contenido y no una gracia para arrancar la sonrisa y marcharse pronto.
Y para la nave de Iker Jiménez queda el papel asignado a Beatriz Barrera -que recordaba a Elsa Lanchester en la película de James Whale de 1935-.
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