"Yo en mi vida había pasado tanto miedo, fue horrible"

Jueves, 16 de julio 2020, 12:09

Los pasajeros que este viernes viajaban en el Volcán de Tamasite no olvidarán en la vida una experiencia tan angustiosa. Cándido López, acostumbrado a viajar, lo reconocía nada más bajar del barco y justo después de abrazarse a su hermano, ya en el muelle. "De verdad, yo en mi vida había pasado tanto miedo". Cuenta que todo transcurrió en cuestión de minutos y que lo peor fue sentir cómo el barco iba a la deriva, con la gente en estado de pánico y a oscuras.

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"Salimos de la bocana del muelle y justo cuando dimos la curva, se fue la luz; me extrañó, porque siempre debe de haber un motor auxiliar". Le calmó escuchar a un miembro de la tripulación decir que "iba a subir las palancas". Estaba sentado, tranquilo. Hasta que "de buenas a primeras veo que el barco se va a la banda derecha y en nada sentí un golpe espectacular, me di en la frente en la trasera del otro asiento, y empezó el pánico, toda la gente chillando, y a oscuras".

El relato de Cándido estremece. "Al perder el barco el control, empezó a girar, se acercaba al muelle y se iba, todo el mundo corriendo". Entonces fue cuando se puso de los nervios. "Ves a la gente llorando, unos se habían caído. Vi a dos en la parte de la popa, en el suelo, con unas mantas, con oxígeno y les estaban haciendo reanimación".

Otro pasajero, que prefiere no revelar su identidad, confiesa que lo peor fue el desconcierto. "Estaba en la cafetería, se fue la luz y me volví a mi asiento". Viajaba con su mujer y su hija de dos años. "De repente, se oye un estruendo y me caí de la silla hacia un lado, con todas las luces apagadas, todo el mundo alborotado, y nadie nos decía nada, asustados y con el barco de lado a lado", relata nervioso. "Al chico del bar casi se le cae la nevera encima".

Santiago Sánchez, en cambio, dijo que pasó más nervios atendiendo a los periodistas que en el propio barco. Coincide con López en que, después del desconcierto inicial, la tripulación hizo lo posible por atender a los pasajeros. "Estuvieron espectacular, todo el mundo atendiendo sobre la marcha, se desvivieron por la gente, nos daban agua, mantas, nos decían que no nos preocupáramos", contó López.

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Más despistada salió Gaya, una podenco recuperada por una protectora de animales tras un abandono y a la que Mila Hidalgo había ido a recoger al muelle. La mujer que viajaba con Gaya en el barco fue trasladada a un centro hospitalario con una crisis de ansiedad. "Su mayor angustia fue porque no la dejaban ir al garaje a sacar a la perrita".

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