Una cuestión de fidelidad

Viernes, 17 de julio 2020, 09:06

Al Herbalife le va la marcha y la gestiona de maravilla. En un partido que tenía que ganar, llegaba el CAI amenazando con arruinar las opciones de playoff, el grupo de Aíto se aplicó con absoluta profesionalidad y se dio un homenaje en toda regla.

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No faltará el Granca a la pasarela de los ocho mejores del país, como ya acostumbra desde hace años, y acudirá con buena fama. En el día señalado para mostrar solvencia y argumentos, el Herbalife se dio un atracón de buenas conclusiones y mandó un aviso al resto. Toque quien toque, previsiblemente con los pronósticos de cara, aquí no van a encontrar alfombra y reverencia. Porque en este equipo, además de baloncesto, se ha implantado un sentimiento de pertenencia inequívoco. Todos suman, nadie se raja. Por encima de lesiones severas, superando el vértigo que a otros les puede, y agarrado a muñecas fiables de tipos que nunca se arrugan (lo de Newley o Báez es de traca), el Herbalife manejó la final por asegurar plaza en las eliminatorias por el título sobrado, varios cuerpos por delante del rival y con una mentalización impecable. Mandó de principio a fin y con acelerones que terminaron por ser definitivos, insoportables para un CAI incapaz ante la avalancha. Las estadísticas retratan un perímetro criminal del Granca, que enchufó 15 triples, con un 58% de acierto, y tampoco se arrugó cuando tocó apretar en la pintura. La captura de 29 rebotes en faceta defensiva así lo evidencia. Y, por encima de la sintonía coral, de un funcionamiento fiable hombre por hombre, Newley, Báez y Kuric se encargaron de firmar 52 de los 85 puntos propios para fiesta de la grada. Demasiado para Jelovac, único sostén del Zaragoza. Pese al monólogo que trajo este partido, siempre con la sensación de que terminaría cayendo por maduro, lo cierto es que al Granca le costó demarrar. Paradójico porque, en el primer cuarto, reventó a canastas la defensa maña y se fue a la treintena. En esa fase faltó ajustar mejor atrás y no conceder encestes fáciles. Aíto terminaría corrigiendo esa sangría. Porque no era normal ni justo que los méritos atacantes se disolvieran ante Jelovac, enchufadísimo de inicio. El 30-21 a la conclusión del primer cuarto llamaba al engaño. La superioridad era mayor, los números escondían algo, y nada mejor para descifrarlo que descerrajar desde lejos. Tres triples consecutivos de Oliver, Salin y Báez elevaron al Granca, aunque, ya en los minutos previos al descanso echó en falta pulmones e inspiración, lo que permitió al contrario apuntarse el segundo parcial (16-19) y alcanzar los vestuarios con opciones intactas al calor de un 46-39 que permitía debates. Increíble que no se echara la persiana a todo con el arranque tan rotundo que se había protagonizado.

Rarezas del partido, al Herbalife le terminaban por rebajar sus excesos, se columpiaba en la comodidad de ver que tenía al oponente en el sitio que quería. Pero ahí estuvo a punto, en mitad de un trance prolongado, de darle la vida al CAI, que se puso a tres puntos (53-50) con todo por jugar y, de manera inaudita, opciones de rebelarse. Entonces Newley, que no estaba para bromas, tuvo un rapto de furia y contagió al resto con sus carreras y agresividad. El encuentro se inclinaba peligrosamente y un parcial de 5-0 sirvió para aplacar los miedos. De repente, otro fogonazo por si las dudas comenzaban a trepar demasiado deprisa. En adelante, todo fue a pedir de boca, con rentas que se dispararon y permitieron la celebración por anticipado.

La consigna desde el banquillo privilegió endurecerse sin el balón. Eso permitiría mantener la frecuencia anotadora y abrir brecha, que era de lo que se trataba para evitar líos o intrigas, que el día estaba señalado para todo lo contrario. He ahí otra cualidad indiscutible: la de saber improvisar y activar otro plan en mitad de todo. El Herbalife supo variar sin sufrir más efectos colaterales que algún acercamiento tímido y estéril del visitante. Báez y Kuric mantuvieron el festival cada vez que miraban al aro buscando el enésimo triple. Buen recurso porque funcionó hasta el extremo de desquiciar al CAI, impotente ante la lluvia repetida e implacable de bombas. Tremenda exhibición que sorprendió hasta el mismísimo Aíto, que sonreía junto a sus ayudantes con un gesto en el que mezclaba sorpresa y complacencia. Las soluciones fueron tan contundentes como inequívocas. Cada vez que alguno de levantaba desde la línea de tres, la grada explotaba. Lo que venía después era pura felicidad a golpe de acierto exterior.

Y subidos al tren, nadie quería parar. Uno, tras otro. Y todos con una decisión imperial para que la bola fuera exactamente al lugar adecuado. Así se fraguó la victoria trascendental a una jornada para la conclusión del calendario convencional. Bomba tras bomba para corregir fallos que no terminaban de subsanarse pero que, de igual manera, apenas tuvieron repercusión en el signo del encuentro.

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Así caminó imparable la función hasta el final, ya en escalones insalvables (74-58) y que blindaron la alegría esperada del Herbalife. La única mala noticia de la jornada, con Urtasun fuera de combate y O’Leary escayolado, la trajo Oliver. El base catalán estaba firmando una actuación a la altura y, al regresar de un ataque, se resintió de su lesión en el gemelo. La cara de Aíto, al comprobar que el asunto no era un espejismo, evidenciaba un enfado enorme. Bastante cargada anda ya la enfermería como para que ahora, cuando llega lo bueno, añada otro inquilino y de este calibre. Inevitable cruzar los dedos porque el destino no está siendo para nada benévolo con el equipo en un apartado que no entiende de más suertes y se reparte sin misericordia, orden o concierto.

85 - Herbalife Gran Canaria (30+16+23+16): Bellas (8), Kuric (16), Newley (17), Báez (19) y Tavares (6) -cinco inicial-, Oliver (6), Salin (11), Maric (-), Paulí (-) y Kendall (2).

67 - CAI Zaragoza (21+18+17+11): Lisch (4), Goulding (7), Robinson (8), Norel (6) y Jelovac (21) -cinco inicial-, Llompart (7), Katic (-), Sastre (2), TomÓs (-), García (4) y Landry (8).

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Árbitros: Conde, Guirao y Sacristán. Eliminaron por faltas personal al jugador local Kendal (min. 37).

Incidencias: encuentro disputado en el Gran Canaria Arena, ante 5.288 espectadores. EFE

Un año más, el Herbalife Gran Canaria aguarda rival en los emprejamientos decisivos. No faltó a la Copa, lució como nunca en Europa y ahora quiere más confirmación en el escenario nacional, todavía con opciones de poder mejorar en el escalafón final. Con Aíto en el banquillo y auténticos guerreros en la pista hay sueños de grandeza justificados. Que pase el siguiente.

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