Lezcano recupera los rostros elegidos por los maestros

Lunes, 20 de julio 2020, 06:53

Las tribulaciones de la enana retratada en Las Meninas, los secretos de la dama del Unicornio de Rafael, el rostro resignado del esclavo de Velázquez o las turgencias de la casta Mona Lisa son algunos de los territorios en los que se ha aventurado Pedro Lezcano Jaén (Las Palmas de Gran Canaria, 1970). Su proyecto, titulado Fricciones, se expone en el Cicca.

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Pedro Lezcano exhibe su primera gran exposición. Para este proyecto, el hijo del apreciado poeta canario ha estado «13 meses revolcándose premeditadamente en la pintura de hace tres, cuatro y cinco siglos, mezclándose, aprendiendo, haciéndola suya», confiesa en su blog.

El resultado, 29 cuadros y 30 obras sobre papel en los que especula sobre la verdadera naturaleza de los rostros que pueblan la tradición pictórica. De hecho, el autor se apropia de los personajes retratados por Velázquez, Rafael, Caravaggio, Vermeer, Da Vinci, Rembrandt o Ghirlandiaio; los actualiza, los manipula, especula con sus vidas, plantea enigmas o, simplemente, se mofa de ellos.

Lezcano se ha servido de reyes con más sexo que seso, prostitutas convertidas en vírgenes o cándidas jóvenes a las que desnuda para experimentar con sus pinceles, ceras, tintas y distintos materiales que, a modo de collage, integra en sus composiciones. Además, sus obras contienen referencias cubistas y expresionistas. «Es normal. Estamos bebiendo de lo que hicieron los maestros», comenta. Así, entre sus elegidos están desde la Mona Lisa, al rey pasmado Felipe IV, pasando por el papa Inocencio X o el bufón Lezcanillo, un enano al que denigraban obligándolo a vestir con ropas femeninas. Tras cada rostro hay mucha historia; la del cuadro y la del propio personaje. «He estado investigando a cada uno», comenta el pintor y ajedrecista, que ha participado en 26 exhibiciones colectivas y cinco individuales. En su opinión, era necesario acercarse al interior de estos personajes para que los cuadros transmitieran algo.

La muestra se distribuye en dos salas; una, con las 29 pinturas realizados con técnica mixta, y otra, donde expone 30 obras sobre papel, en las que combina nuevamente el collage, con la acuarela y la tinta china. Junto a estos trabajos, también se exhibe un vídeo que refleja el proceso de creación de una de las pocas obras expuestas que no se inspira en otro cuadro. En concreto, se trata del retrato de David Macías.

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Autodidacta en el ámbito del arte, Lezcano reivindica el oficio, algo que cree que se está perdiendo en el arte contemporáneo en favor de lo conceptual. «Está mal visto hacer las cosas bien», dice.

Confiesa que tanto el interés por el arte como por el ajedrez lo heredó de su padre. «Era un apasionado de muchas cosas; la pintura, la poesía, el ajedrez. Le gustaba la vida. En mi casa cuenta mamé las ganas de estar siempre haciendo cosas y desconectar la televisión».

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