El punto álgido de una carrera única: Germán, de rojo

Éxito editorial. Tras agotarse los ejemplares de la primera edición de ‘Germán Dévora, el Maestro’, una nueva tirada permitirá cubrir la masiva demanda que hay en kioscos y librerías. CANARIAS7 permite a sus lectores, desde el próximo jueves 8 de enero, la posibilidad de reservar el libro en el punto de venta habitual del periódico

Canarias7

Lunes, 20 de julio 2020, 08:40

Al margen de los registros únicos que Germán Dévora totalizó en la historia de la UD Las Palmas, alcanzar la cima de la selección española es otro de sus hitos. Tras haber sido internacional en categoría juvenil, todavía sin haber debutado con el primer equipo, la reválida le llegó siendo seleccionador Domingo Balmanya en 1968, ya con experiencia en la máxima categoría y al calor de la inmejorable fama que adornaba su figura y la del resto de componentes del conjunto grancanario.

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"Estando en Madrid con la UD, la prensa adelantó la posibilidad de que fuéramos convocados varios componentes con España. Incluso se dio el nombre de Gilberto, que al final no fue citado y se llevó un chasco porque esperaba ir a Suecia. Además, nos jugábamos el campeonato de Liga ante el Madrid en el Bernabéu. Estábamos en racha y si ganábamos nos metíamos de lleno en la pelea. Al final perdimos, pero ir con la selección nos compensó esa decepción. Viajamos Tonono, que ya había jugado anteriormente con el equipo nacional, y Guedes, Castellano y yo, que éramos debutantes. Además, también estaba el tinerfeño Santos, que jugaba en el Zaragoza. En el césped de Malmoe, escuchar el himno nacional fue lo máximo. Se me pusieron los pelos de punta, aunque fuese un encuentro de carácter amistoso. Era cumplir un sueño, desde luego que sí".

Fue el inicio de un corto periplo dividido en dos etapas, dado que su presencia con España, entre partidos y convocatorias, se circunscribe a los años 1968 y 1972, con el paréntesis de cuatro entre medias. Domingo Balmanya, Eduardo Toba y, ya por último, Ladislao Kubala fueron los entrenadores que le permitieron representar al país en encuentros de gran trascendencia y, también, de componente preparatorio. Es materia de debate una experiencia con España tan somera atendiendo a los méritos acumulados en una UD que se codeaba con los mejores del país y causaba admiración generalizada. "¿Que si jugué poco con España? Prefiero quedarme con lo que hice. Disfruté de grandes compañeros y fueron vivencias que quedan para toda la vida. En general todo me fue muy bien. Y digo en general porque en el partido que disputamos ante Bélgica en el Bernabéu, clasificatorio para el Mundial de México, a Tonono y a mí nos señalaron, pienso que de manera injusta. Todos jugamos mal. Pero a él y a mí nos sustituyeron en el descanso y quedamos marcados de alguna manera. Quizás lo fácil era eso. Cambiar a los jugadores de la UD Las Palmas".

Germán particulariza en dos presencias suyas a la hora de resumir sus mejores sensaciones con la camiseta roja. "En el amistoso ante Francia en Lyon no salí como titular y aguardé mi oportunidad desde el banquillo, al igual que Tonono. Tonono sustituye a Castellano, que se lesionó, antes del descanso. Y luego se lastima Gallego y Emilio Toba decide incluirme a mí y retrasa al centro de la defensa a Zabalza. Tanto Tonono como yo entramos al campo cuando íbamos perdiendo 1-0 y el encuentro acabó 1-3 y hasta Luis Aragonés falló un penalti. Creo que dimos otro aire a la selección porque la remontada fue fulminante. También guardo un gran recuerdo del que disputamos poco después ante Yugoslavia en Belgrado, ya clasificatorio para el Mundial de 1970. Jugué con el once a la espalda. Empatamos pero pudimos perfectamente haber ganado. Salí bastante contento de mi aportación al grupo y hasta la prensa deportiva así lo resaltó al día siguiente".

A Toba le sustituyó el triunvirato Muñoz-Artigas-Molowny al frente de la selección y, pese a que Molowny compatibilizó el cargo estando al frente de la UD, Germán no fue llamado más hasta 1972, cuando, coincidiendo con uno de sus picos más altos, con Pierre Sinibaldi en el banquillo, Ladislao Kubala se volvió a acordar de él. "Marcial, Adelardo, Luis, Uriarte, Asensi, Velázquez, Fusté En mi posición también había mucha competencia para jugar con España. Finalicé mi etapa contra Argentina sin conocer la derrota con la camiseta de nuestro país y me quedan, también, anécdotas de los partidos y convocatorias que disfruté. A Iribar le gustaba mucho estar con nosotros, con los canarios. Hicimos una gran amistad. Me hice muy amigo de Fusté, también de Marcial o Aragonés, que era una persona muy especial. Y no olvido que Gento siempre se sentaba en nuestra mesa. Nosotros no bebíamos vino y a él, que le gustaba tomarse sus copitas antes de los partidos, más le tocaba".

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