El destructor del mito aborigen
Fernando Estévez publicó en 1987 Indigenismo, raza y evolución. El pensamiento antropológico canario (1750-1900). Ahora se ha reeditado y su presentación el miércoles fue el aperitivo de los homenajes que le rinden los organizadores del I Congreso de Museos de Canarias, que se celebra este fin de semana en La Orotava. Fernando Estévez (1953-2016) «dedicó la mayor parte de su trabajo a conseguir que los canarios se parasen a reflexionar sobre sí mismos». Así sintetizaba el arqueólogo y profesor de la Universidad de La Laguna (ULL) Juan Francisco Navarro las aportaciones que, a su entender, hizo Estévez al pensamiento antropológico canario. Lo hizo la noche del miércoles en la presentación de Indigenismo, raza y evolución. El pensamiento antropológico canario (1750-1900), la tesis doctoral de Estévez, publicada en 1987 y ahora reeditada «sin modificar ni una coma porque sigue siendo un libro de gran utilidad y muy actual», aseguró Navarro. Fernando Estévez, profesor de la ULL y coordinador del Museo de Historia y Antropología de Tenerife hasta su fallecimiento en julio pasado, fue «sin lugar a duda», decía Navarro, «el antropólogo social que más profundamente ha reflexionado sobre la historia de la identidad de los canarios, desde una perspectiva científica y desmitificadora». En su tesis doctoral de hace casi 30 años, Fernando Estévez abordaba cómo la imagen de los aborígenes pasó de ser la de «los otros» a ser reivindicada por los propios canarios como propia de sus orígenes y, por tanto, objeto de orgullo. Se planteaba una visión idílica de los aborígenes construida, según sostenía Estévez, en la primera mitad del siglo XIX, convirtiéndolos en bucólicos pastores en estrecha armonía con la tierra y valerosos defensores de su patria frente a la opresión hispana. La generación de historiadores y antropólogos positivistas de fines del siglo XIX heredó esa «fascinación romántica» por el indígena, por su cultura y sus valores, pero introdujeron, recuerda Navarro, «una nueva estrategia de investigación: la raciología». Después de medir cráneos de aborígenes y buscar parecidos con otras razas, concluyeron que estaban emparentados con la raza de Cromañón, primer ancestro de los europeos, y con la mediterranoide, con lo que «pasaban la prueba biológica y alcanzaban un rango racial del que sentirse orgullosos». Fernando Estévez, dice Navarro, «desgrana a la perfección el proceso de creación de esa imagen del aborigen, una historia de buenos y malos», para luego hacer algo en lo que era «un experto»: «Destruir mitos e ideas construidas sobre bases de barro».
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