Con Viera al fin del mundo (4-1)

No hay mal de altura en la UD, sublime en su respuesta cuando más se le requería, con una cuota generosa de su futuro en los noventa minutos que le tocó discutir ante el Granada. Ganó con enorme margen y recuperó los hábitos que hacen fiable su plan de salvación.

Hace tiempo que no se le recuerda a la UD una actuación tan convincente como la ofrecida anoche. Apretaban las urgencias, venía un rival directo, el tembleque acechaba con arruinar la última función del año. No fue así por varios motivos, Viera y Araujo mayormente. Jonathan se marcó un partido torero, de los que se esperan de él atendiendo a lo que es capaz de hacer con la pelota. Cuando más apretó el adversario, más apareció para causar un destrozo de cuidado. Dos asistencias y un gol. Letal sin más. Lástima que a veces le pierdan niñerías. En plenitud es uno de los grandes. Convendría que lo asumiera sin condiciones. Qué decir de Araujo, goleador en penitencia hasta el otro día y que reencontró la luz en momento crucial. Uno y otro lideraron la manada porque si es justo elevarlos en pedestal por su producción, también se impone reverenciar a un equipo que siempre estuvo muy cosido, solidario en sudor y profesional de norte a sur. En Primera División hay intangibles primordiales, relacionados con la madurez, el carácter y el orgullo gremial. Todo esto y más vino de parte de los muchachos de Setién, enchufadísimos para procurar a su gente una alegría colosal con consecuencias reparadoras en la tabla.

La UD asoma el cuello y sale del vagón que conduce a Segunda. Tres puntos y algo más, sin duda, ahora que el calendario enfilará sus curvas definitivas. Si en el equipo mantienen el tono sus generales y el resto rema como debe, la tierra prometida estará al alcance.

La UD sobrevivió a una primera mitad grosera, en la que se acumularon las lesiones y acompañó poco el fútbol. Que no esté el césped para el arte hace tiempo que dejó de ser noticia. Ahora sangra que ejerza de cuchilla, porque si Willian José cayó lastimado, repasen las imágenes, tiene un alto porcentaje de culpa el firme, motivo de vergüenza ya que ni se disimula. Enemigo estático pero mayúsculo, Las Palmas no tiene la decoración que necesita para su juego de simetrías, lo pasa mal cuando se embrutece su toca-toca y el plan alternativo es la intermitencia. Balones a Viera y que sea lo que tenga que ser. Al Granada no le alcanzó su academicismo.

Porque el mando le correspondió en esta fase y acertó a desplegarse con mayor criterio, sin aproximaciones con filo pero frecuentando más el área de Varas que la propia. Una buena manopla de Varas y algún cruce providencial de Garrido dejaron las cosas como estaban. Buena noticia al considerar que un tirón dejó fuera de combate a Hernán y tocó la enésima probatura en la retaguardia, ahora con David García en el eje, novedad desde la llegada de Setién, y ya ha llovido.

Mantuvo el pulso la UD con toques de corneta de Roque, el corazón de este equipo, y en una que cazó arriba bastó para hacer sangre. Viera percutió por la izquierda y, con el exterior, y tras gambeteto, sirvió una delicia a Tana, que entraba diáfano para vencer a Andrés. Era el primer intento. Eficacia plena. El gol serenó a todos. Por encima de la estética, anoche se privilegiaban los puntos y la ventaja sabía a almíbar.

Y si todo acabó de la mejor manera a la llegada al descanso, inmejorable arrancó la segunda mitad. De nuevo Viera a los mandos para una prolongación que Araujo, matador, coló entre las piernas de Andrés para el 2-0. Parecía todo hecho, aunque el destino tenía reservados ratos de angustia porque la cuestión volvió a abrirse con un gol de Peñaranda previo boquete atrás. El alboroto le vino mal a la UD, a la que le tocó echarle arrestos ante un rival que, por momentos, se crecía. Y más con la indulgencia arbitral al indultar a Peñaranda de la expulsión. En mitad de una selva de patadas de parte visitante, el ariete venezolano cargó por detrás a Viera. Reglamento en mano ni mediaría discusión. Pero no. Para sorpresa general el Granada siguió en paridad numérica y a tiro de todo por la diferencia mínima. Quisieron desde el visitante más una reyerta que una confrontación meritoria.

Entendió Setién que su gente necesitaba electricidad y el recurso fue Wakaso. Acertadísimo a la postre, pues fue él quien le metió la quinta al choque y con tres carreras ya había generado un penalti y la fiesta en la grada. Con 3-1, todo cuesta abajo, se gustó la UD, minutos para la autoestima con un mes de enero sin tregua entre Liga, Copa e ilusiones varias. Al final, ya pasada la hora, el cuarto. La traca para culminar un 2015 insuperable, que desembarcó a Las Palmas en la máxima categoría y que, en un guiño del destino, la proyecta al nuevo año en disposición intacta para conservar su plaza en el paraíso. El escudo vuelve a lucir radiante. Hablamos de la UD.

- Ficha técnica:

4. UD Las Palmas: Javi Varas; David Simón, Hernán (David García, min. 27), Garrido, Dani Castellano; Roque, Vicente Gómez; El Zhar, Tana (Wakaso, min. 77), Jonathan Viera; y Willian José (Araujo, min. 38).

1. Granada CF: Andrés Fernández; Foulquier, Babin (Rober Ibáñez, min. 76), Lombán, Biraghi; Fran Rico (El Arabi, min. 57), Rubén Pérez; Nico López (Rochina, min. 46), Javi Márquez, Edgar; y Peñaranda.

Goles: 1-0, min. 32: Tana. 2-0, min. 50: Araujo. 2-1, min. 56: Peñaranda. 3-1, min. 80: Jonathan Viera, de penalti. 4-1, min. 92: Lombán, en propia puerta.

Árbitro: Santiago Jaime Latre (Comité Aragonés). Expulsó por doble amonestación al jugador visitante Biraghi (minutos 67 y 86), y al segundo entrenador del Granada (min. 79). Además, vieron la tarjeta amarilla los jugadores visitantes Peñaranda (min. 41), Javi Márquez (min. 63), Rober Ibáñez (min. 78) y Rochina (min. 85), y los locales Roque (min. 63), Vicente Gómez (min. 72) y Wakaso (min. 88).

Incidencias: partido de la decimoséptima jornada de la Liga BBVA, disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 18.973 espectadores.

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