El peor visitante ante una UD que se le olvidó ganar

Las Palmas encara una semana muy especial con el derbi en el horizonte. Después de tres temporadas sin un clásico del fútbol canario que tantos sentimientos suele dejar, el próximo domingo vuelve a darse el encuentro de máxima rivalidad en las islas con el choque frente al Tenerife. Sin embargo, el mal momento de ambas escuadras desluce esta fiesta futbolística con dos equipos en depresión, que no están cumpliendo las expectativas y que ya han vivido cambios de entrenador.

Si la UD tendrá que lamerse las heridas tras la última goleada recibida, el Tenerife llegará a Siete Palmas como uno de los peores visitantes de la categoría. El conjunto blanquiazul todavía no sabe lo que es ganar lejos del Heliodoro y suma solo cuatro puntos en sus compromisos a domicilio. Cinco derrotas y cuatro empates es su paupérrimo balance, y en su última comparecencia firmó un triste 0-0 en casa contra el Extremadura.

Así, el cuadro de Oltra es decimoséptimo y ahora mismo sus intereses pasan por alejarse de la zona de descenso aun cuando al comienzo de la temporada se tenían los playoffs como meta. Penurias que recuerdan a las de aquí, con una Unión Deportiva que empezó el curso con aires de grandeza, pensando en el ascenso directo y orgulloso de una plantilla que metía miedo en la categoría de plata. Y en medio de estas nuevas realidades emerge el ansiado derbi. Un encuentro que ambos ven como un posible punto de inflexión, un empuje anímico que haga reaccionar al que gane, con el riesgo de hundir definitivamente al perdedor.

Más, por lo tanto, que perder que ganar. Los tres puntos no sacará de pobre a ninguno de los dos. Ahora, la derrota, si la hubiese, podría suponer la estocada final a cualquiera de los máximos representantes del fútbol canario. Las urgencias han llegado antes de tiempo y ahora la pelea es la de ser el menor malo en un derbi deslucido por la depresión de ambos contendientes.