Impotencia a la triste realidad

No hay excusas, tampoco calificativos. Es la peor UD desde su regreso a Primera. Da igual el rival, y no importa la transcendencia de la cita, es de una impotencia constante. Ni adelantándose ante un Dépor en horas bajas fue capaz de volver a puntuar. Se dejó remontar ante un rival directo y sigue en caída libre. Para llorar.

Jueves, 16 de julio 2020, 08:21

Empezó con fuerza y se le puso el partido de cara pronto gracias al tanto de Rémy, pero ni con esas. Borges, con un doblete y Lucas Pérez, de penalti, voltearon el marcador y provocó la rabia de la marea amarilla. Un enfado lógico, porque lo de este equipo es un continuo agravio a una afición cada vez más desilusionada.

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Los dos se la jugaban, y con una agobiante presión empezaron los deportivistas a dificultar la salida de balón de la Unión Deportiva. Señal de que no iban a permitir la desidia de la Copa y que esto para ellos también era una final. Y una manera de alejar el juego de su defensa, donde los gallegos tienen un agujero irremediable. De eso se dio cuenta pronto el representativo, y viendo que el panorama se aclaraba una vez superada la primera línea de presión, se alejó un poco de su plan inicial de posesión y juego horizontal, y buscó más verticalidad. Así asustó primero con Macedo, y golpeó después con Rémy a los 8 minutos. Vicente puso la nota de espectacularidad con una espuela de hemeroteca para la contra que culminó el brasileño al lateral de la red, y en el gol fue Jonathan Viera, como siempre, el autor ideológico de la jugada. El mediapunta se inventó una genial asistencia a la banda y Rémy hizo el primero por debajo las piernas de Pantilimon cuando todos pensaban en el pase del francés.

Fue el inicio soñado. La mejor manera de deshacerse de los temores propios de un partido a vida o a muerte, y de ceder todas las dudas a un cuadro deportivista que navega en tesituras similares. Pero la alegría duró poco. Viera se rompía y la grada temblaba. Entraba Tana en su lugar. Demasiados acontecimientos en 10 minutos, y los nubarrones se aparecían otra vez en el lado amarillo. Sin el de La Feria, Las Palmas no se reconoce, es su factor diferencial y anoche abandonaba a los suyos. Con un pase de gol, eso sí, pero demasiado pronto para un equipo que no necesita demasiados motivos para tambalearse mental y psicológicamente.

Los amarillos, huérfanos de su 21, cedieron terreno y permitieron al rival recuperarse. De repente el partido pasaba a jugarse en el campo de Las Palmas. El conjunto de Parralo no creaba ocasiones, pero si daba sensación de peligro. La electricidad de Bakkali, la pegada de Cartabia y el oficio de Lucas Pérez eran las armas, y la presión alta y el contraataque, el sistema.

Cada vez se jugaba más a lo que quería el Deportivo, pero Las Palmas apunto estuvo de ampliar la ventaja. Hubiera sido así si el zapatazo de Vicente no se hubiese encontrado con el larguero a la media hora. El isleño ya está de vuelta. Recuperado físicamente y con ritmo, ayer completó una soberbia primera mitad -el mejor de Las Palmas-. Pero eran solo chispazos, fuegos artificiales que no escondían la pobre realidad de este equipo, que sigue sin reponerse al más mínimo golpe.

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El Dépor aprovechó la primera clara que tuvo y por medio de Borges logró la igualada. Fue una jugada metódica, antigua y efectiva: centro perfecto de Cartabia y cabezazo inapelable del brasileño elevándose por encima de su compatriota Macedo. 1-1 y volver a empezar para una Unión Deportiva que por un momento pensó en una noche tranquila en el Gran Canaria.

No lo iba a ser. Ni mucho menos. Se llegó al descanso con la impotencia de no poder superar a un rival lleno de defectos y carencias. El problema está en que son los mismos defectos y carencias que hay en casa, así que por ahí la ventaja es inexistente. Con Samper agarrotado, Vitolo inoperante y Calleri aislado, la producción ofensiva se limitaba a que Rémy regatease a cinco en una de sus luchas en solitario contra el mundo.

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Si no estaba siendo nada halagüeño el panorama, lo que venía iba a ser peor. Mucho peor. En el 53, un medio de contención como Borges metía su segundo gol, de nuevo de cabeza. Esta vez en la salida de un córner horriblemente defendido. Era una debacle que se confirmaría poco después con la cantada de Bigas y el grosero penalti de Lemos sobre Cartabia. Qué habrá sido de esta pareja de centrales que tanto maravilló en las últimas campañas. 1-3 y la afición estallaba.

Lo de la Copa había sido una visión irreal de lo que se ha convertido esta UD sin identidad, sin patrón de juego, sin automatismos y sin capacidad de reacción. Afición y jugadores competían en impotencia, y el objetivo ya no era el de remontar, ni el de salvar un punto, sino evitar otra goleada. Porque que era a lo que se dirigía el encuentro.

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Al final, el resultado no se movió más y otros tres puntos se fueron al limbo. Era una final, un partido trascendental. Pero ayer, tampoco. Desastre total.

Ficha técnica:

1. UD Las Palmas: Raúl Lizoain; Míchel Macedo, Lemos, Bigas, Dani Castellano; Vicente Gómez, Samper (Aquilani, min. 74), Jonathan Viera (Tana, min. 14); Rémy, Calleri y Vitolo.

3. RC Deportivo: Pantilimon; Juanfran, Schär, Sidnei, Luisinho; Borges, Guilherme, Fede Valverde (Mosquera, min. 61); Fede Cartabia (Edu Expósito, min. 83), Lucas Pérez y Bakkali (Fernando Navarro, min. 73).

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Goles: 1-0, min. 7: Rémy. 1-1, min. 36: Celso Borges. 1-2, min. 54: Celso Borges. 1-3, min. 69: Lucas Pérez, de penalti.

Árbitro: Carlos Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla al jugador local Míchel Macedo (min. 45+3) y al visitante Juanfran (min. 90+4).

Incidencias: partido de la décima jornada de LaLiga Santander disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 14.805 espectadores. Realizó el saque de honor la boxeadora grancanaria Davinia Pérez, campeona mundial silver del peso Supergallo, título que logró el pasado día 7.

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