La Ruta del Vino regresa y se extiende
La Ruta del Vino de Gran Canaria ya está abierta. El Cabildo, las bodegas y la Denominación de Origen Protegida han maridado de nuevo la viticultura, la restauración y el ocio que hace un siglo atraían a Monte Lentiscal a los cruceristas. El enoturismo vuelve a la isla y lo hace para quedarse.
Visitar la mayoría de las 33 bodegas que figuran en la Guía del Vino de Gran Canaria para conocer de primera mano el proceso de elaboración de sus caldos y la viticultura insular y aprovechar el recorrido por Monte Lentiscal, Tejeda, el Valle de Agaete, Camaretas o cualquier otra comarca o población productora de vino para descubrir la gastronomía local, su paisaje y su patrimonio, pernoctar o hacer senderismo ya es posible con la Ruta del Vino inaugurada ayer en una de las bodegas históricas de Bandama, San Juan.
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Ya no es solo que la guía de vinos que muestra los mejores productos de 33 bodegas permita improvisar una ruta propia a cualquier interesado, ni que su aplicación móvil facilite conocer los viñedos, el proceso de elaboración y cómo llegar, entre otros datos, sino que basta con llamar a la Casa del Vino de Santa Brígida o entrar en cualquiera de las oficinas de información del Patronato de Turismo para planificar una jornada de enoturismo inolvidable.
Para escenificar el renacimiento de este recurso turístico, que vuelve a la isla para quedarse, la bodega San Juan de Bandama, creada en el año 1912, revivió ayer una escena de ‘La Vuelta al Mundo’ que a principios del siglo pasado daban los cruceristas por los bochinches de Monte Lentiscal. Allí tuvo lugar la presentación de la Ruta, que no se limita a esta comarca vitivinícola sino que cabe en cualquier rincón de la geografía insular, desde la Caldera de Tirajana al barranco de Guayadeque, pasando por Los Hoyos o La Culata.
El bautizo concluyó con una cata comentada en la bodega Plaza Perdida, otra joya de la viticultura de Bandama.
El presidente del Cabildo, Antonio Morales, resaltó la necesidad de «aprovechar el patrimonio cultural, etnográfico y gastronómico» para diversificar el modelo turístico y deseó que esta ruta abra otras, la del queso, la de la miel, la del café y otros productos «que nos identifican».
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