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Ilustración: Mikel Casal
Noah, Ariel, Alex... El auge de los nombres 'unisex'

Noah, Ariel, Alex... El auge de los nombres 'unisex'

Nunca han abundado en español, pese a ejemplos tradicionales como Práxedes o Reyes, pero en los últimos tiempos muchas familias los buscan para sus bebés

Sábado, 23 de octubre 2021, 18:33

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No se sabe mucho de la romana Santa Práxedes, virgen y mártir: la tradición cuenta que era hija de San Pudencio y hermana de Santa Pudenciana, que bautizaba a paganos y que la mataron a flechazos antes de dejar atrás la adolescencia. En realidad, en España, a muchos solo nos suena ese nombre suyo (que viene del griego y significa 'activa, emprendedora') por un tocayo que aparece en los libros de historia: Práxedes Mateo Sagasta, presidente del Gobierno español en repetidos mandatos entre los siglos XIX y XX, nació el 21 de julio, día de la santa, y acabó bautizado de esa manera tan distintiva. El barbudo Sagasta era evidentemente un señor, pero ocurre que su nombre es uno de los pocos que, en nuestro país, se han usado indistintamente para ambos sexos: hoy, según las tablas del Instituto Nacional de Estadística (INE), hay en España 878 mujeres y 227 hombres que se llaman Práxedes.

«En los países anglosajones son muy comunes los nombres de pila de género mixto; por ejemplo, nombres anglófonos como Andy, Ashley, Hilary, Kenny, Charlie, Leslie, Morgan o Tracy se usan indistintamente para hombre o mujer. Eso se debe esencialmente a la naturaleza del idioma inglés, en el que no existe el género gramatical, y ello ha hecho que no se produzca una separación tan clara entre nombre masculino y femenino como ocurre en español», explica Roberto Faure, autor del 'Diccionario de nombres propios' (Espasa). El experto en onomástica destaca además la gran libertad que ha existido en países como Estados Unidos a la hora de poner nombre a un niño, abierta a utilizar oficialmente «diminutivos como Dick o Joe, variantes ortográficas de fantasía, nombres de objetos, de minerales, de vegetales (Apple, Orange...), de conceptos o ideas, de accidentes geográficos (River, Mountain...) y todo tipo de extravagancias».

Ni Río para niña, ni Alba para niño

El español, en cambio, es un idioma con el género gramatical muy marcado, un rasgo que se ha visto acompañado tradicionalmente de cierto rigor registral. «En español, los nombres acabados en o son generalmente masculinos y los que terminan en a, femeninos. Si no es el caso, dependerá de si el nombre se asocia con un personaje masculino o femenino, como por ejemplo Amparo o Rocío, que proceden de advocaciones de la Virgen», analiza Faure. La ley prohíbe los nombres que induzcan a error en cuanto al sexo y nuestro especialista sabe enumerar abundantes ejemplos de estos últimos veinte años en los que se han rechazado las elecciones de los padres: hay resoluciones contra el uso de Ares para niña (pese a que actualmente hay 1.548 mujeres que se llaman así), contra África para niño, contra Ivo-Anne para niña (se considera que, en los compuestos, es el primer nombre el que indica el sexo), contra Niko para niña, contra Alba para niño, contra Río para niña...

Aun así, siempre ha habido unos cuantos nombres que han escapado a ese celo por deslindar de manera tajante lo masculino y lo femenino. En las tablas del INE nos topamos con bautismos 'unisex' que no tienen absolutamente nada de novedoso, como Ventura (lo llevan 2.080 hombres y 563 mujeres), Patrocinio (5.647 mujeres y 537 hombres), Cruz (1.159 mujeres y 982 hombres), Reyes (5.544 mujeres y 1.391 hombres), Trinidad (30.215 mujeres y 424 hombres) o Corpus (222 mujeres y 57 hombres), además de comprobar que hay varones que se llaman Adoración (son 38), Ascensión (114), Asunción (38), Concepción (101), Dolores (20), Guadalupe (37), Loreto (160), Mercedes (34), Mar (52), Milagros (26), Montserrat (31), Nieves (43), Pilar (29), Remedios (28) o Rosario (nada menos que 336).

El caso del euskera

Eso es lo que podríamos llamar la vertiente tradicional de esta cuestión, pero en los últimos años se está produciendo algo parecido a una revolución. «Cada vez más padres tratan de elegir nombres 'neutros' para sus hijos –apunta Roberto Faure–. Las nuevas tendencias derivadas de las ideologías de género hacen que cada vez más personas prefieran no imponer a su progenitura una etiqueta sexual relacionada con un nombre de niño o de niña, y van a escoger nombres 'mixtos', 'sin género' o 'no binarios', es decir, que pueden servir tanto para niños como para niñas, muchos de ellos procedentes del mundo anglosajón, pero también de otros países, lenguas y culturas. Es tanta la variedad que, en la mayor parte de los casos, los funcionarios de los registros civiles aceptan los nombres sin plantearse ni investigar si se ajustan o no a las normas». Es un fenómeno que tiene ya bastante recorrido en euskera, donde la ausencia de marcas de género en muchos sustantivos facilita esta maniobra: «Se ha constatado una demanda creciente de nombres neutros por parte de padres y padres», han confirmado en Euskaltzaindia, la Real Academia de la Lengua Vasca, que incluso ha confeccionado un nomenclátor específico con medio millar de posibilidades: Amets (que significa 'sueño' o 'deseo'), Lur ('tierra'), Alai ('alegre'), Elur ('nieve'), Amaiur (un pueblo de Navarra) o Iraultza ('revolución') están entre las opciones más extendidas.

En castellano, esta tendencia también va ganando adeptos y proliferan en internet los listados de nombres aptos para todos, por mucho que a veces esa pretendida universalidad violente su género de partida: es el caso del cada vez más extendido Noah (lo llevan ya 1.391 mujeres, o más bien niñas, pese a tratarse de la variante original de Noé) o de Akira (constan 50 mujeres, por mucho que en japonés sea masculino). En el 'hit parade' contemporáneo de nombres neutros aparecen el ya mencionado Ares (el más equilibrado entre portadores masculinos y femeninos), Alex, Ariel, Francis, Yeray, Gael, Noa, Zoe, Eider... Pero, con una edad media de 70 años para las mujeres y 61 para los hombres, parece que a pocas familias les está dando por recurrir al esdrújulo y sonorísimo Práxedes.

¿Cuántos y cuántas hay?

Andrea

En español es nombre tradicionalmente femenino y fue uno de los más populares de los 90: hay 108.336 mujeres llamadas Andrea. Pero –seguramente por influencia del italiano, donde es masculino– también hay en nuestro país 2.602 varones con este nombre.

Ares

Es el más equilibrado entre ambos sexos de los nombres neutros hoy de moda, con 1.752 varones (6 años de edad media) y 1.548 mujeres (ahí el promedio es un poco más alto, de 12).

Amets

En euskera, 'sueño'. Se llaman así 1.547 hombres y 298 mujeres.

Nicomedes

Uno de los clásicos: lo llevan 675 hombres (con una media de edad de 66 años) y 85 mujeres (diez años más de media).

Noah

4.612 varones y 1.391 chicas. Es un nombre que ha 'despegado' este siglo y su promedio de edad es en ambos casos bajísimo, de 6 y 7 años. Noa, sin la hache final, está mucho más escorado hacia lo femenino, con 33.325 personas, pero también hay 82 varones llamados así.

Ariel

A caballo entre el guitarrista de Tequila y 'La sirenita', se llaman así 2.007 hombres (edad media de 26 años) y 193 mujeres (ahí el promedio es mucho más bajo, de 9 años).

Reyes

Otro clásico, muy habitual entre los nacidos el 6 o el 5 de enero. Hay 5.544 mujeres y 1.391 hombres.

Cruz

Otra opción 'unisex' tradicional, con 1.159 mujeres y 982 hombres.

Nikita

Un caso curioso: un nombre que comparten un líder soviético (Kruschev) y las chicas protagonistas de una canción de Elton John y una famosa película ('Nikita' en ambos casos). En España hay actualmente, según las tablas del INE, 875 hombres y 77 mujeres que se llaman así.

Zoe Berriatúa. Alex Piña

«Para seguir la tradición, mi hija se llama Áleph»

c. b.

Según las tablas del INE, actualmente residen en España cien varones que se llaman Zoe. En los 70, cuando nació el realizador, ilustrador y actor Zoe Berriatúa, estaba él solo o, como mucho, había dos, y de hecho fue seguramente el 'error' de sus padres (personas, por otro lado, bastante proclives a la extravagancia onomástica) lo que abrió la puerta a todos esos chicos Zoe que han venido después.

– ¿Por qué le pusieron Zoe?

– Les gustó al verlo en un libro, el 'Santoral completo'. Zoe: mártir. ¿Un mártir o una mártir? Pues... ¿Será hombre? En el registro no les pusieron impedimento. Creo que en España, en los 70-80, debí de ser el único Zoe hombre, junto a un actor llamado Zoe Sepúlveda. Es curioso, dos actores hombres llamados Zoe. Luego empezaron los coches, la cebra de Peppa Pig, mujeres y hasta perros. En Francia e Inglaterra se ríen de mí. Allí es muy común.

– Seguro que habrá vivido alguna confusión o anécdota divertida...

– Me han escrito tres o cuatro veces desconocidos que querían llamar a sus hijos varones Zoe y el registro no se lo permitía, alegando que era un nombre femenino. Gracias a mi DNI, pudieron certificar que era un nombre ambivalente. Quizá la elección de mis padres fue un error y el hecho de que yo fuera actor medianamente conocido en el 2000 generó que algunos padres lo adoptaran como nombre masculino. También se equivocaron con el género del segundo nombre de mi hermano, Wiro Lioba. Lioba es 'leoncita' en ruso.

– Está claro que les atraían los nombres originales.

– Mis padres, que son unos ácratas irredentos, podían habernos puesto dos nombres y elegir uno normal, para tener algo discreto en la recámara, pero en vez de eso se la jugaron a doble o nada. Yo me llamo Zoe Odilón, mi hermano es Wiro Lioba y mi hermana, Ánima Mercuria. Algo así como ser Jose María o Paco Pepe en versión esnob. Para seguir la tradición, mi hija se llama Áleph, nombre ambivalente gracias a mi insistencia en el registro, pues ellos, al notar que el hijo varón de Natalie Portman se llamaba también Áleph, dedujeron que era nombre de varón. Creo que también habían alegado que era nombre de cosa y no de ser humano. Sin embargo, Áleph, además de ser un relato de Borges (mi razón para darle un nombre semítico) es también la letra A en el alefato hebreo, y 'una' letra siempre es un concepto claramente femenino. Con esta alegación finalmente lo admitieron. Mi hija fue la primera persona en llamarse Áleph en España, allá en el 2013. A día de hoy, sé que hay niños varones con este mismo nombre.

– ¿Y qué tal le va?

– En el colegio, algunos profesores intentan corregirla, le dicen que se llama Alejandra y que no sabe pronunciarlo. Por suerte, mi hija tiene bastante carácter y mano izquierda. Tal vez, algún día, el hijo de Natalie Portman y mi hija, que se llevan dos años, se conozcan, se hagan amigos y finalmente él me presente a algunos productores de Los Ángeles amigos de su madre.

– ¿Y usted, está contento con su nombre o alguna vez ha deseado llamarse de manera más convencional?

– Me gusta que cada persona tenga su nombre, suyo, propio y de nadie más. Creo que es bueno para la salud mental sentirse único, como todos lo somos. No obstante, cada vez que voy al Starbucks y me preguntan mi nombre para escribirlo en el vaso de café, debo dar agotadoras explicaciones. En ese tipo de situaciones..., elijo llamarme Pepe. Y el día que fui con mi hermano al Starbucks, me dijo que él siempre es Carlos. Si tienes un nombre extraño, elige un pseudónimo para ir al Starbucks.

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