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MIKEL CASAL
Así puedes minimizar el 'sablazo' de la factura de la luz, a golpe de domótica

Así puedes minimizar el 'sablazo' de la factura de la luz, a golpe de domótica

Con los dispositivos adecuados (ayudados por un móvil y 'apps') podemos horrar de un 30% a un 50% en la factura

Viernes, 17 de septiembre 2021, 17:55

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La palabra domótica, en sí, da algo de miedo. Suena rara, a robótica, un poco a ciencia ficción. Y quizá sea esta una de las razones por las que su uso no está aún más extendido. Es el temor a lo desconocido. Pero, ay, en los últimos meses se ha colado en nuestro ránking de cositas que nos asustan otro concepto aún más aterrador: el precio desorbitado de la electricidad, que continúa en un suma y sigue que preocupa a muchas familias, sobre todo cuando 'el invierno se acerca' ('winter is coming'), ese lema de tan mal agüero que se hizo famoso con la serie 'Juego de tronos'.

Ahora mismo, en los hogares están ya haciendo cuentas y buscando maneras de ahorrar en suministro eléctrico. Y una buena alternativa es tirar de la domótica, ese conjunto de tecnologías conectadas que se utilizan en una vivienda para automatizarla y controlarla de forma inteligente. Puede que nos dé la impresión de ser algo complicado o ininteligible, pero no es así. Sobre todo, en una época en la que nos hemos acostumbrado ya a introducir la tecnología y el móvil en muchas tareas cotidianas (hay apps para todo: consultar las previsiones meteorológicas, controlar tus ciclos menstruales, elegir 'looks' con lo que tienes en el armario, planificar menús, calcular calorías...). Así que ¿por qué no valernos de estos avances para controlar el gasto en electricidad?

Suponiendo que en un hogar el único suministro de energía fuera el eléctrico, cerca del 70% sería consumida por los electrodomésticos. Si los compramos 'inteligentes', podemos sacarles mucho partido. Según la OCU, «los conectados a la wifi pueden incrementar ligeramente el consumo en 'stand-by' y, por supuesto, su precio es mayor: así que, si no vamos a sacarle partido, mejor nos olvidamos de ellos».

Aunque la casuística es infinita, los expertos estiman que casi todas las inversiones iniciales en domótica se recuperan en dos o tres años

Pero, si ya hemos dado el paso de tener aparatos 'inteligentes', lo demás viene rodado: con las aplicaciones adecuadas, un 'smartphone' puede convertirse en un mando a distancia para muchas actividades, de modo que podemos hacer un uso más racional (y reducido) que se notará en la factura de la luz, sostienen desde la organización.

Además, al margen de los aparatos inteligentes, la domótica también nos permite luchar contra el llamado consumo fantasma, que es lo que 'gasta' la gran mayoría de los aparatos eléctricos cuando están apagados o en 'stand-by' y que puede rondar los 400 kWh al año. Si lo multiplicas por lo que cuesta la luz estos días, pueden ser unos 132 euros por hogar. Así que los números nos dicen que merece la pena 'domotizarnos' para ahorrar electricidad. De hecho, la Asociación española de domótica (CEDOM), en su último informe -publicado a finales del año pasado-, destaca que con estos dispositivos inteligentes podemos ahorrar, de media, un 30% en la factura de la luz, aunque se puede llegar incluso al 50% del consumo energético doméstico. Con estas cifras, en CEDOM indican que la posible inversión inicial en domótica suele recuperarse en dos o tres años.

«La domótica es un concepto muy amplio que da cabida a casi cualquier sistema conectado que podamos utilizar en nuestra vivienda. Es importante hacer hincapié en el concepto de 'conectado', que se refiere al uso de objetos con los que el usuario es capaz de comunicarse gracias a una conexión a internet o, en menor medida, vía Bluetooth. ¿Y cómo lo hace? Estos objetos son capaces de recopilar información, procesarla y reaccionar ante esas medidas en función de los intereses del usuario. Por ejemplo, podemos programar un sistema que mida y controle la temperatura exterior e interior de la vivienda y, en función de esa medición, active los aparatos de climatización hasta alcanzar la temperatura ideal», explica la doctora Paula Lamo, del Área de Organización Industrial y Electrónica ESIT - Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología y docente de la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja).

Según indica, cuando todos estos dispositivos conectados a sensores, que miden diferentes parámetros, procesan esta información, actúan en consecuencia e, incluso, se 'comunican' con el usuario -forman una red de objetos físicos conectados a internet-, lo que se conoce con el nombre de Internet de las Cosas, «una realidad que viene para quedarse». «Y la domótica es solo una de sus muchas aplicaciones», asegura sin asomo de duda.

¿Suena todo a lío y a desembolso de mucho dinero? Es verdad que los electrodomésticos inteligentes son más caros, pero, si nos centramos en las instalaciones domóticas, al no ser productos cerrados, se puede ir desde lo más sencillo y de bajo coste hasta lo más sofisticado y caro. O avanzar paulatinamente. Es decir, se puede hacer la prueba con poco trastorno.

«Ahora que la factura de la luz no hace más que subir y subir, la domótica puede ser una gran aliada para ahorrar», subraya Lamo. ¿Qué podemos hacer con ella? La experta nos apunta seis claves:

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    Programar

Electrodomésticos como el lavavajillas y la lavadora pueden prepararse para que trabajen por la noche, cuando el coste de la luz suele ser menor. O cuando la tarifa de nuestro contrato sea más barata.

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    Apagar las luces y los equipos eléctricos

Controles horarios, sensores de presencia en las habitaciones... Así no gastamos energía eléctrica cuando no se necesita. Por ejemplo, si el sistema domótico detecta que el usuario nunca está viendo la televisión a las 3.00 de la mañana en el salón un día entre semana y nos olvidamos alguna vez de apagarla, él lo hará por nosotros. También se puede configurar la instalación para que los electrodomésticos (como la lavadora o el lavavajillas) trabajen en el horario en el que la tarifa de la luz es reducida (entre semana, por las noches) y estén funcionando en modo 'eco' (si disponen de esta opción).

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    Utilizar termostatos inteligentes

Se encienden o apagan en función de la tarifa eléctrica contratada o si la casa está vacía (algo que detectan los sensores) se apagan automáticamente. «También se pueden controlar desde una app en el 'smartphone'», señala Lamo.

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    Optimizar al máximo la energía

Se puede controlar, por ejemplo, la potencia de la instalación para evitar que aparezcan potencias reactivas, que no son utilizadas para ningún fin, pero que sobrecargan nuestro sistema.

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    Aprovechar mejor la luz natural

Monitorear el consumo eléctrico: Desde una app del móvil podemos saber realmente cuánto gastamos y actuar en consecuencia. Es decír, saber quiénes son los 'culpables' de los 'sablazos'. «De esta forma podremos ser conscientes del consumo que tenemos y, en su caso, detectar si algo no está funcionando correctamente en un momento dado», apunta la experta.

Ránking de los electrodomésticos más 'gastadores'

  • Frigorífico Es el número uno del ránking, con un porcentaje del 18,9% sobre el total del gasto. No es que tenga demasiada potencia, pero su uso continuado es el responsable de que pese tanto dentro de la factura. Desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) recomiendan permitir la circulacion de aire por su parte trasera y alejarlo de focos de calor o de la luz solar directa. Entre los consejos de ahorro destacan la importancia de elegir un frigorífico con etiquetado energético eficiente y limpiar la parte trasera al menos una vez al año

  • Televisión Es el segundo aparato eléctrico que más consume, hasta un 7,5%. Los de pantalla LED ahorran energía. Una recomendación: no dejarla en 'stand by'.

  • Lavadora Con un 7,3% del consumo, ostenta el tercer lugar. En IDAE recuerdan que un 80% de su gasto proviene del calentamiento de agua y aconsejan optar por lavados a baja temperatura y programas 'eco'.

  • Horno Es un gran consumidor de energía (5%) al generar altas temperaturas. Tres consejos: no precalentarlo para cocciones de más de una hora, no abrir la puerta para mirar cómo va el asado y apagarlo antes de tiempo para aprovechar el calor residual. Con el calor que hay en el interior se acaban de cocinar los alimentos.

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