Vivir más de cien años, como Mariquita Suárez, ya no es tan extraordinario

María Celedonia, más conocida por Mariquita, es una de las 623 personas centenarias –199 son hombres y 424 mujeres– que viven en Canarias, según los datos del padrón de 2022. Y el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida disparará estas cifras: se estima que en 2037 sean 1.713 personas con 100 años o más, casi el triple que ahora, viviendo en el archipiélago, 442 hombres y 1.270 mujeres, según las cifras de proyección de población publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El panorama nacional no difiere mucho del canario: los centenarios y centenarias se multiplicarán casi por cuatro en los siguientes 14 años. El INE apunta que en 2022 había 14.286 personas con 100 años o más en España, 2.911 hombres y 11.375 mujeres, y prevé que en 2037 sean 53.772, 11.927 hombres y 41.845 mujeres.

«Estamos viviendo cada vez más y más tiempo», asegura el doctor René De Lamar, especialista en geriatría. Y es que el hecho de que la sociedad española esté envejeciendo a ritmos acelerados es ya una realidad imparable. «En 1900 la esperanza de vida media en España se situaba en los 35 años y en poco más de cien años esto ha cambiado de forma exponencial», afirma. A día de hoy, la esperanza de vida se sitúa en 80 años para los hombres y en 86 para las mujeres.

«Antiguamente, llegar a los cien años era algo extraordinario, pero hoy en día tengo pacientes centenarios que después de la consulta se van a una terraza a tomar un té o una copita de vino, y tan a gusto», cuenta el doctor. De Lamar recalca que el grupo poblacional que más rápido está creciendo es el de los mayores de 80 años, por lo que los recién nacidos de hoy podrían aspirar a vivir un siglo. «O incluso un poquito más, pudiendo alcanzar los 110 años», asegura.

En el caso de Mariquita Suárez, sus condiciones de vida han sido muchísimo más duras que las de las generaciones que están naciendo en este siglo. Esta centenaria nació en 1917 en Cuba, país al que emigraron sus padres, y a los tres años aterrizó en Gran Canaria, estableciendo su residencia en Ingenio. No fue hasta después de su boda cuando se trasladó a Valsequillo, lugar en el que construyó un hogar para ella, su marido y sus nueve hijos.

Su vida no fue fácil, ya que al nacer en una familia humilde, tuvo que comenzar a trabajar en un almacén de tomates a muy corta edad. «Tenía solo un traje para toda la semana y otro para los domingos», señala Mariquita. «Bragas solo tenía una y la lavaba todas las noches», cuenta para explicar la situación de pobreza por la que pasó. Esta realidad también le impidió formarse, aunque nada la frenó en su objetivo de sacar adelante a su familia. Ni siquiera una guerra mundial ni una guerra civil.

Al preguntarle acerca de cómo vive su día a día con 106 años, responde automáticamente con una media sonrisa: «¡Aburría! ¿Cómo voy a estar?». Y es que últimamente no le apetece salir mucho de casa, aunque su hija apostilla que tiene salud para poder hacerlo. Esta grancanaria tiene nueve hijos, uno ya fallecido, 23 nietos, 33 bisnietos y tres tataranietos que, afirma, la quieren mucho. Y no son los únicos, ya que es una mujer que se ha ganado el cariño de todo el municipio.

La longevidad, que ha dejado de ser solo una cuestión de genes, se ha convertido en uno de los principales ámbitos de investigación científica, médica y social. «Si cada vez vivimos más años, es prioritario hacerlo con salud», incide el especialista en geriatría René De Lamar. «El reto está en conseguir que las personas que viven más lo hagan con una mayor calidad de vida, con autonomía, sin depender de terceros y con el cerebro en forma», añade.

Según el doctor, las claves para envejecer de forma exitosa y sana se resumen en tener unos hábitos de vida saludables, evitar el apagón emocional y el aislamiento, llevar un control estricto de las enfermedades crónicas y evitar los hábitos tóxicos, como el alcohol y el tabaco.

Otro de los puntos que De Lamar considera esencial para facilitar este proceso es el hecho de tener muy en cuenta que «la enfermedad en un adulto mayor no se manifiesta de la manera típica, pues ésta se expresa por sus consecuencias y no por los síntomas usuales». «Por eso la prevención es fundamental».

Además, hace hincapié en que se debe evitar a toda costa la discriminación por edad. «Nuestros mayores se merecen ser cuidados con respeto y amor», concluye. Los hijos de Mariquita lo tienen claro: su madre merece recibir todo lo que un dia dio.