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Con el éxito del fármaco de moda para perder peso, Ozempic, también comercializado como Wegovy, empiezan a surgir advertencias médicas sobre efectos negativos para algunos perfiles de pacientes. A su efectividad para controlar la diabetes y bajar de peso se le suman beneficios cardíacos y el refuerzo para controlar adicciones, pero varios estudios recientes, realizados por distintos centros de investigación, advierten que podría causar ceguera, enfermedades gastrointestinales, tendencias suicidas en personas con depresión y problemas de crecimiento en menores.
Un estudio alerta que el consumo de semaglutida, el principio activo de Ozempic /#Wegovy aumenta el «riesgo de desarrollar una forma de ceguera debido a una enfermedad del nervio óptico», conocida como 'naion' (por las siglas en inglés de «neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica»). Realizado por el Servicio de Neurooftalmología del Mass Eye and Ear, relacionado con la Facultad de Medicina de Harvard, el artículo asegura que los que tomaban este nuevo medicamento para la diabetes o la pérdida de peso «tenían un mayor riesgo de tener una afección ocular potencialmente cegadora». Si el tratamiento era para la diabetes, la probabilidad se multiplicaba por cuatro. Si era para perder peso, por siete.
Los autores del artículo publicado en 'Jama Ophthalmology' matizan que padecer 'naion' es poco frecuente (10 personas por cada 100.000), por lo que la incidencia sería baja, pero preocupa el «uso disparado de estos fármacos en los países industrializados», desde 2017. Sin embargo, los investigadores mantienen que este hallazgo, a partir de una muestra de 17.000 pacientes, es significativo pero no demuestra una «causalidad».
Una segunda investigación «a gran escala» publicada este verano, realizada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Columbia Británica, mantiene que las marcas Wegovy, Ozempic, Rybelsus y Saxenda --todos agonistas de un receptor péptido, como el glucagón (GLP-1)-- se asocian a un mayor riesgo de afecciones gastrointestinales «potencialmente graves», como parálisis estomacal, pancreatitis y obstrucción intestinal.
También publicado en la revista 'Jama', la investigación explica que en los ensayos para aprobar estos fármacos para bajar de peso no detectaban estas reacciones perjudiciales debido al «pequeño tamaño de la muestra y los cortos periodos de seguimiento». En este sentido, dicen, los resultados eran «anecdóticos». En este estudio, se analizaron 16 millones de incidencias reportadas por clientes de seguros norteamericanos.
Los que utilizaban esta familia de medicamentos tenían diez veces más posibilidades de tener pancreatitis o inflamación del páncreas, con dolor abdominal que podría requerir hospitalización. También había cuatro veces más riesgo de parálisis estomacal y obstrucción intestinal, con síntomas como calambres, hinchazón, náuseas y vómitos, y que puede requerir cirugía en casos graves. «Con millones de personas en todo el mundo usando estos medicamentos, cientos de miles podrían sufrir estas afecciones», aseguran sus autores, que debaten si vale la pena someterse a un tratamiento de Wegovy por parte de aquellos que no padecen obesidad y solo tienen unos kilos extra y piden que las agencias reguladoras y las farmacéuticas actualicen las advertencias en los prospectos. «No comprenden completamente lo que les puede suceder».
Una investigación realizada por el centro médico Northwell Health de Nueva York y la suiza Universidad de Zúrich halló que tomar semaglutida (Ozempic y Wegovy) aumenta los pensamientos suicidas, de una manera «desproporcionada». Publicado en la revista 'Jama' el 20 de agosto, los investigadores se basaron en una base de datos de la Organización Mundial de la Salud, que reúne notificaciones de una centena de países sobre reacciones adversas de los fármacos.
En este repositorio de datos había 107 informes de pacientes que pensaron quitarse la vida mientras seguían un tratamiento con semaglutida. Al ser comparado este efecto con el que podían producir con otros fármacos para la diabetes o la obesidad, la proporción era mayor. Existe un «riesgo elevado», asegura el artículo 'Análisis de desproporción a partir de datos de la OMS sobre semaglutida, liraglutida y suicidio', en personas entre los 40 y los 56 años, tanto hombres como mujeres. «Se detectó una desproporcionalidad significativa solo para la ideación suicida asociada a semaglutida», escriben los autores, encabezados por Georgios Schoretsanitis. La mitad de estos efectos fueron notificados por los propios consumidores y la otra mitad, por los profesionales sanitarios. El tiempo entre el inicio del tratamiento y las ideas autolíticas era de 80 días de media.
Este peligro se producía en los pacientes que también tienen una terapia farmacológica contra la depresión o la ansiedad. Si excluían a este grupo que tomaba antidepresivos como las benzodiazepinas, no había riesgo. Aunque las agencias para la seguridad de los medicamentos europea (EMA) y estadounidense (FDA) no han encontrado un vínculo sólido entre el riego de autolesionarse y Ozempic/ Wegovy, este nuevo análisis exige una «aclaración urgente» y más investigación. «La ideación suicida se resolvió tras la interrupción del fármaco en el 62,5% de los casos», mantienen. También hubo «sobredosis intencional e intento de suicidio». Además, «el número de informes mostró un aumento gradual a lo largo de los años, lo que puede indicar un alcance terapéutico cada vez mayor en la obesidad y la acumulación de experiencia clínica».
Un último aviso fue emitido por investigadores de la Universidad de California: tanto Ozempic como Wegovy amenazan la salud pediátrica. Si los niños los utilizan en terapias contra el sobrepeso infantil, que suelen ser de largo plazo y en «períodos críticos de crecimiento y desarrollo», puede tener repercusiones «no deseadas en la salud de los menores». Publicado en 'Journal of Clinical and Translational Science', reconoce que ayudará a los que tengan obesidad mórbida, pero en otros jóvenes reduce la ingesta de calorías necesarias para hacer ejercicio, crecer y desarrollarse.
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