«La universidad debe hacer autocrítica y hay muchos profesores que no investigan»
El rector de la ULPGC no ve como algo «dramático» el descenso de la ULPGC en el 'ranking' de Shanghái
El día 20, en el acto de apertura del curso en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Lluís Serra Majem (Barcelona, 1959) pretende hacer inventario de todas las contribuciones que el mundo universitario está haciendo al desarrollo socioeconómico de las islas.
-La ULPGC ha bajado, hasta quedar fuera, en el 'ranking' de Shanghái. ¿Era previsible, es corregible? ¿Es algo dramático?
-No es dramático, es corregible y era previsible. En los últimos años hemos estado en el 'ranking' de Shanghái en la posición novecientos y pico. Eso significa que en cualquier momento podías bajar 40 posiciones y salías de los mil primeros; era, por tanto, una posición frágil. El 'ranking' de Shanghái, que es el más exclusivo, utiliza indicadores difícilmente asequibles para nosotros, como son la cifra de premios Nobel egresados o que dan clase en la universidad.
Otro indicador es el de autores altamente citados, que es una estadística compleja, y otro es el de artículos publicados en dos revistas de máxima excelencia en materia de investigación, algo que en Canarias es raro en las universidades públicas y queda casi exclusivamente reservado al Instituto de Astrofísica, que tiene un equipo de primerísimo nivel mundial. Esto da a La Laguna unas puntuaciones más altas, cuando en realidad lo importante es que somos universidades que estamos entre las mil primeras. Donde discrimina bien Shanghái es entre las 50 primeras. A nosotros nos interesa más un tipo de 'ranking' que prime otras cosas, como el impacto sobre la sociedad, sobre el PIB, la transparencia, la calidad de la enseñanza, la empleabilidad... aspectos en los que somos muy fuertes en muchas áreas. Es difícil además comparar universidades tan dispares.
-¿No tiene la universidad que hacer algo de autocrítica cuando sale un resultado como el de Shanghái?
-Sí, claro.
-Digo la universidad en su conjunto, y no solo el rector, y lo digo porque en su valoración inicial parece que usted se ponía en el centro de todo. Hay quienes entendieron que usted, en lugar de hablar de la universidad, estaba hablando de sí mismo.
-Los titulares no reflejan a veces esa autocrítica. Aquello se malinterpretó porque hablamos del 'ranking' y allí dejamos de tener un investigador altamente citado por problemas ligados al sistema de citación. Fue lo que nos desplomó cien plazas. La universidad debe hacer autocrítica y hay muchos profesores que no investigan, y esto es una reflexión seria y a la vez compleja, en un momento en el que se están jubilando muchos profesores que investigan y donde falta vocación entre los que llegan para impulsar la investigación y la transferencia de conocimiento.
-¿Es compatible la investigación con una docencia intensiva?
-Sinceramente, no. Dar 200 horas de clase al año implica un trabajo importante, mayor si hay estudiantado menos brillante o motivado, que obviamente se compatibiliza con la investigación, pero no con una investigación de altísimo nivel, donde tienes que dirigir equipos de investigación de 15 o 20 personas que están con contratos, con proyectos, solicitando financiación a la Unión Europea... es un trabajo 'full time' de mucho más de 40 horas semanales. Aquí el apoyo al investigador, el apoyo administrativo, es uno de los grandes problemas, porque no es solo la financiación, sino garantizar una administración de la investigación que sea eficaz.
«Pedíamos una Consejería que uniera Ciencia y Universidades y se ha cumplido»
-¿Qué porcentaje de los objetivos que se marcó al llegar al rectorado cree que ya están conseguidos o que están encauzados?
-La inmensa mayoría, o más del 70%. Pero se nos reclama una mayor atención o mejor gestión de la investigación y ahí tengo que reconocer que no hemos acertado del todo. Pero no porque no hayamos hecho las cosas bien, porque en realidad se ha aumentado en la captación de fondos, pero eso ha aumentado ese trabajo de administración en la gestión de contratos. Tenemos el mismo problema de exceso de trabajo de las administraciones y vamos a agilizarlo en los próximos meses, porque es un paso fundamental en la mejora de nuestra calidad como universidad. La prioridad en la gerencia.
-Tenemos desde julio nuevo Gobierno en Canarias. ¿Qué le piden las universidades públicas?
-Pedíamos una Consejería que uniera Ciencia y Universidades y este hecho se ha cumplido. Ya hemos tenido una primera toma de contacto. Lo que pedimos es fundamentalmente trabajar en la consolidación de la financiación de las universidades públicas en base a un contrato programa plurianual con objetivos rigurosos y teniendo en cuenta las estructuras que tenemos. Y trabajar, profundizar, en el Pacto por la Ciencia.
-¿Por qué las universidades públicas canarias demandaban una consejería específica? ¿Porque no se entendían con la Consejería de Educación o con la persona que estaba al frente?
-La Consejería de Educación recibe una parte importantísima de los recursos de la administración autonómica, igual que Sanidad, y entre ambas es superior al 70%. Y esos recursos se reparten entre las diferentes etapas formativas, desde los 0 a 3 años en adelante. Y , a veces, el pedir más recursos llevaba implícito el restarlos de otras etapas formativas. Este es un motivo y el otro es que nosotros hacemos docencia, pero también hacemos investigación, y prácticamente toda la que se hace en Canarias se realiza en las universidades, y eso no se veía en la Consejería como algo importante. Todo ello a pesar de que había una buena sintonía, tanto con el anterior director general como con la consejera, porque esto no es un problema de llevarse bien o mal ni de colores políticos.
-¿Es optimista respecto a conseguir la financiación que ustedes entienden como razonable en un escenario de incertidumbre política, con unos presupuestos autonómicos condicionados por el hecho de que no se sabe aún quién estará en el Gobierno central, y con un Gobierno canario que ha prometido una rebaja de impuestos?
-Lo soy moderadamente, porque las reglas del juego cambian: en los últimos años hemos ido superando los problemas de financiación gracias al uso de recursos como los remanentes para determinadas acciones. Eso fue decisivo, y sabemos que esto ya no va a ser así. Desde luego el contrato programa no podrá estar para el ejercicio del año que viene. Hay que ser conscientes de que aparte de todos los indicadores que se nos puedan pedir de calidad o productividad, tenemos entre las dos universidades más de 50 edificios que algunos casi se están cayendo y necesitan una inversión urgente e importante.
«Creo que sí me voy a presentar. Prácticamente se lo puedo decir con seguridad»
-Pero en la era de las nuevas tecnologías, ¿es necesaria tanto inmueble y esa presencialidad casi permanente de nuevo?
-Es vital, es fundamental. La vida social de los campus es una parte importantísima de la formación. A lo mejor no tanto para un estudiante en los últimos cursos, pero para un chico o una chica de 18 años sí lo es, porque aprende tanto de sus profesores como de sus compañeros y del trabajo en equipo. Es evidente que las nuevas tecnologías ayudan, pero la presencia es básica, es fundamental. Cuando hablamos de tasa de abandono o fracaso, es mucho mayor en las universidades 'online': un 50% frente a un 20% en las universidades públicas canarias y un 15% en las de la península. Es necesario fomentar mucho el esfuerzo y reforzar el programa de mentorías que, muy posiblemente, hará bajar ese abandono en la ULPGC por debajo del 15%.
-En el último claustro usted insistió en la renovación de títulos, asumiendo que es un proceso que no es fácil. ¿Por qué es tan importante para la ULPGC?
-Es necesario cuando ves que no hay demanda para algunas titulaciones, y no la hay porque hay grados que no se adecúan a lo que la sociedad está demandando. Esto supone tomar decisiones que son dolorosas y que generan una cierta resistencia en los sectores afectados. Pero, por otro lado, nos apoya el exitoso resultado que hemos obtenido cuando se han hecho esas renovaciones, con titulaciones que han triplicado su demanda. Siempre teniendo en cuenta que no se puede ofertar más que lo que permite el volumen de profesorado.
-¿Por qué hay cierta resistencia en la propia universidad a aumentar plazas en titulaciones de gran demanda, como Medicina o el máster de Formación del Profesorado?
-En realidad es por la capacidad de nuestras instalaciones, de nuestro personal, y en el caso de Medicina, la capacidad de nuestros hospitales. Si los alumnos se quejan de que en determinadas especialidades en los hospitales hay dificultades para configurar los grupos de prácticas, ¿cómo vamos a aumentar la cifra de alumnos? Por otro lado, hay una gran demanda de médicos y hay que plantearse el hecho de cómo es posible que este año en España haya más habilitaciones de médicos extranjeros que médicos propios de nuestras universidades públicas y privadas. Esa oposición se ha dado en todas las universidades, pero son decisiones estratégicas que son necesarias y por eso se toman de forma unánime.
-El Gobierno de Canarias ha hecho una apuesta importante por la formación profesional, incluso con viceconsejería propia. ¿Esta universidad empieza a ver la FP como un enemigo?
-No necesariamente.
-Cuantitativamente al menos sí.
-Es algo que también hemos discutido en los últimos años, porque la inversión por alumno en FP es bastante mayor que por alumno universitario, con lo cual usan unos recursos económicos importantes, pero también es cierto que es fundamental para el sistema productivo. Creo que la universidad tiene que aprender a trabajar con la FP porque hay muchos alumnos que nos vienen también de ese campo. El proceso de la formación dual, que la propia ley nos obliga, abre un camino de muchas posibilidades para empezar a tratar con centros específicos de FP.
-¿Hay una fuga de talento de la ULPGC? Se lo pregunto porque en las últimas semanas dos miembros del equipo directivo se han ido al Gobierno al ser nombrados altos cargos.
-No. A la gente de la universidad le gusta trabajar en ese entorno y habitualmente se adaptan peor al medio político. Lo preocupante en la universidad, en general, es que haya gente que lo que esté persiguiendo es la jubilación.
-¿Cómo convive la ULPGC con las privadas? ¿Hay mercado en Canarias para tantas universidades o a medio plazo veremos fusiones o desaparición de alguna?
-Es posible que a medio o largo plazo desaparezca alguna. Lo que está claro es que no son una competencia. Si analizamos el conjunto del Estado, aproximadamente el 22% del estudiantado va a universidades privadas, mientras que en Canarias estamos, como máximo, en el 10%. También hay un problema adquisitivo: en Canarias estudiar en una universidad privada local cuesta lo mismo que irse fuera, y esto es un motivo por el que las privadas no van a crecer mucho más en Canarias, salvo que sean universidades de primera línea, que no es el caso, que atraigan a estudiantes de fuera con talento.
«Es evidente que va a haber una rectora muy pronto»
-Le pregunto por un asunto de actualidad en el mundo del deporte y, en general, en la sociedad: ¿hay machismo en la ULPGC? ¿Se ha avanzado en igualdad?
-Sí, hemos avanzado en igualdad.
-¿Pero habrá que esperar mucho para ver una rectora en la ULPGC?
-Siempre he detestado las actitudes casposas y machistas, que en el caso de las instituciones deportivas han sido generalizadas, y entre todos lo hemos consentido. La universidad está, por suerte, muy lejos de eso. Es verdad que en catedráticos todavía hay mayoría masculina, pero se va ganando en igualdad.
Como institución, en la ULPGC hemos atajado problemas graves y que incluso han afectado al equipo directivo. ¿La rectora? Llegará seguramente pronto. Si yo me vuelvo a presentar, a lo mejor se retrasa un poquito más, pero es evidente que va a haber una rectora muy pronto.
-¿Todavía no tiene decidido si se presentará a la relección?
-Creo que sí me voy a volver a presentar. Prácticamente se lo puedo decir con toda seguridad.
-Estamos a las puertas de un debate de investidura. ¿Es importante que haya un Ministerio de Universidades?
-Antes había un Ministerio de Ciencia y Universidades y me parece que era más lógico. Que haya un Ministerio único no tiene mucho sentido. Pero cuando hay coaliciones, ya se sabe que hay que dividir las carteras y a veces los ministerios se crean por eso y no por las competencias reales. Que haya Ministerio de Universidades ha ayudado a que se hable más de las universidades y eso sí es positivo.