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La tutora de 1º de Primaria del CEIP Tenoya, Marta Quintana (i), y la maestra de apoyo, Raquel Morales. Cober

Dos profes y un aula

El reto de la docencia compartida en Canarias: «Es la mejor manera de llegar al alumnado»

El CEIP Tenoya, en Gran Canaria, aplica este modelo, que ofrece una atención más individualizada y que, sin embargo, no está al alcance de todos los centros: «Lo único que reclamamos son recursos»

Dánae Pérez Perdomo

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 4 de octubre 2025

Es jueves por la mañana. El reloj marca algo más de las 10.00 horas y en el CEIP Tenoya, situado en la capital grancanaria, reina la calma. Cualquiera lo diría, cuando en su interior se cultivan las mentes de 140 niños y niñas. Las aulas son un hervidero de conocimientos y, en la de 1º de Primaria, se practica la caligrafía en ese preciso instante. Es el turno de la letra 'o', la más redonda del abecedario.

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Los doce alumnos y alumnas de la clase, divididos en grupos de tres, la dibujan con colores en una gran cartulina, la escriben en pequeñas pizarras y hasta la crean con plastilina. A priori parece un aula convencional, hasta que se afina bien la vista y se observan a dos maestras, en lugar de una, impartiendo la actividad. Es una de las clases en Canarias que aplica la docencia compartida.

A través de este modelo pedagógico, dos docentes trabajan de forma coordinada y simultánea en el mismo aula y está especialmente recomendado en caso de ratios altas o de presencia de alumnado con necesidades específicas. Ninguna de ellas representa la realidad del CEIP Tenoya.

«Nosotros aprovechamos los recursos humanos que tenemos para realizar docencia compartida dentro de las aulas, en lugar del típico apoyo. Esto significa que dos docentes entran dentro del aula y hacen actividades más experienciales y el alumnado se enriquece muchísimo más, se beneficia, pues la atención es más individualizada. Al final, todos los niños son diferentes y tienen distintos ritmos de aprendizaje», exponen la directora y el jefe de estudios del colegio, Vanessa Molina y Daniel Martín.

Lo cierto es que la docencia compartida no es nueva en Canarias, pero en los últimos años ha ganado impulso gracias a programas como esTEla, una iniciativa de la Consejería de Educación del Ejecutivo regional, que, sin embargo, aún no ha llegado a todos los centros de las islas.

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Este programa echó a andar en el curso 2021-22 y busca «facilitar la transición entre etapas educativas, es decir, de Infantil de 5 años a 1º de Primaria y de 6º de Primaria a 1º de la ESO», según explican desde el equipo técnico del proyecto.

Los niños y niñas trabajan la escritura de la letra 'o'. El jefe de estudios y la directora del CEIP Tenoya, Daniel Martín (i) y Vanessa Molina. Cober

Como «novedad, apuesta por el trabajo por distritos», que la ley canaria de educación no universitaria define como una «unidad organizativa básica, conformada por un centro de referencia de Educación Secundaria Obligatoria y por los centros de Educación Infantil y Primaria adscritos a él». Siendo así, los docentes implicados mantienen «reuniones de coordinación» para trabajar de manera conjunta esas transiciones, con el fin de que sean «más agradables» y supongan una «continuación y no una ruptura».

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El programa se ha implementado en 97 de los 222 distritos escolares de Canarias, lo que equivale a unos 366 centros. La mayor parte de estos distritos se encuentran en Gran Canaria, 34 (alrededor de 130 centros), aunque la isla que sale mejor parada es El Hierro, donde esTEla funciona en sus dos distritos y en todos sus centros, que ascienden a 10.

Lo «mejor» para el alumnado

El caso del CEIP Tenoya vuelve a ser particular, pues aplica la docencia compartida tanto a través del programa esTEla como al margen de él, desde hace cinco años. «Nosotros siempre hemos apostado por este modelo porque creemos que es la mejor manera de llegar al alumnado», reseña su directora.

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El colegio cuenta actualmente con una maestra esTEla que interviene en todas las etapas de transición. Se trata de Raquel Morales, que apremia a un grupo de escolares de 1º de Primaria a dar forma a la plastilina con una 'o' minúscula. «Es un modelo ideal porque compartes un montón de experiencia y el alumnado se ve más acompañado», repara.

La tutora de esta clase es Marta Quintana, con cuatro años de experiencia en docencia compartida, tres en el colegio de Tenoya. A ella, este modelo le ha funcionado en todo momento y no le ve ningún tipo de inconveniente, siempre que prime la coordinación y el «estar a la par, que una maestra no tenga que tirar de la otra».

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Precisamente, estas son algunas de las cuestiones que a priori «asustan» al profesorado que no está familiarizado con la docencia compartida. Por ello, para Vanessa Molina y Daniel Martín la clave es «ser flexible y tener la mente abierta».

«Esos profesores que al principio estaban asustados, ahora están contentísimos y enganchadísimos a este modelo. Nosotros establecemos unas horas de coordinación y ellos las aumentan, ya sea por el pasillo, por teléfono, porque están trabajando en casa y les surgen ideas...», enumera el jefe de estudios.

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Sobre la evaluación del trabajo diario del alumnado, aseguran que corre a cargo de las dos maestras, algo que, a juicio de Daniel, «siempre debería ser así», pues «la evaluación se realiza en equipo educativo, y el equipo educativo son todos los profesionales que intervienen en un aula».

Lo cierto es que la maestra o el maestro de apoyo, en este caso representada en la figura de Raquel Morales, no está siempre en la clase: «La docencia compartida se suele hacer en las materias de mayor carga curricular, que están relacionadas con las competencias clave más específicas de Lengua y Matemáticas. Pero, en este centro en concreto, gracias a los recursos humanos, se puede ampliar. Es decir, pueden tener Educación Física con docencia compartida, Conocimiento del Medio, Artística...», aclara el jefe de estudios.

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Por su parte, la tutora de 1º de Primaria especifica que ahora mismo recibe el apoyo de Raquel en caligrafía y reconocimiento de las letras y en matemáticas, concretamente en la numeración del 1 al 10. Algunas cuestiones que a los niños y niñas «todavía les cuesta un poco más».

La maestra esTEla pone especialmente en valor de la docencia compartida que permite que el alumnado aprenda divirtiéndose, un asunto que también destaca la directora del centro. «Así, ese aprendizaje va a quedar para el resto de sus vidas, lo van a recordar muchísimo más», puntualiza.

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Vanessa celebra que en el CEIP Tenoya se pueda ofrecer una «atención individualizada y personalizada», algo que los escolares «agradecen un montón». «Cuando tú tienes una aula masificada, con 25, 26, 27 niños y un docente solo, es imposible atenderlos a todos como se merecen, que es lo que te pide la normativa, que como adulto te adaptes a cada niño y a cada circunstancia familiar. Al final, tienes que hacer 25 programaciones diferentes y es muy complicado. Se nos exige una serie de cosas sin darnos los recursos adecuados y eso es lo único que reclamamos», confiesa como quien se desprende de una carga pesada.

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