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Esta es la historia de Nereyda, Brian, Leyre y Leo, una familia grancanaria que se quiere, se apoya y aprenden cada día el uno del otro. Pero sobre todo es la historia de Leo, un niño transexual de cinco años que cuando su madre o su padre le leen un cuento él le dice que «en los cuentos no hay historias con niños y niñas como él».
La de su familia comenzó en el año 2010, cuando se conocieron Brian Díaz y Nereyda Gutiérrez. Ahora, 14 años más tarde, su vida la completan sus hijos Leyre y Leo. El nacimiento de este último cambió por completo su forma de ver la vida, entendiendo que no todo es o blanco o negro, que también existen los colores y por eso quieren contar su propio cuento, el de Leo, para ofrecer visibilidad sobre un tema «del que no se habla».
Cuando Leo nació lo hizo como una niña pero con cuatro años le contó a sus padres que él «era un niño», confesión que les pilló por sorpresa: « Yo sabía que a mi hijo le pasaba algo porque lo notaba, pero mi cabeza no quería asimilar que era un niño transexual porque las infancias trans son invisibles, están ausentes. Yo siento que la primera barrera que tuvo mi hijo para darse a conocer como él realmente es fuimos su madre y yo», reconoce su padre.
Brian Díaz
Padre de Leo
Los primeros años de vida de Leo y su hermana fueron «muy normales. Los criamos para que en un futuro fuesen personas empoderadas, y libres de expresar su orientación sexual. Pero no le dimos importancia a la identidad porque en ningún momento se nos pasó por la cabeza que fueran a cambiarla, y gracias a esta lección de vida que nos dio Leo, podemos decir que somos mejores padres y personas».
La libertad, el apoyo que recibía de sus padres y la confianza con la que fueron criados ambos, propició que Leo tuviera autodeterminación para expresar cómo se sentía: «Queríamos criarles para que fueran libres de expresar en casa todas sus emociones y creo que por eso él lo manifestó tan pronto, porque notó mucha libertad».
Se enteran de la noticia que cambiaría sus vidas y ahora les toca asumir las consecuencias y enfrentarse a la sociedad con «miedo e inseguridad». «Antes de presentar a la sociedad a Leo, nos informamos muchísimo sobre el tema de la transexualidad en la infancia para conocerlo nosotros y para explicárselo a nuestras familias».
Por medio de un familiar y en esa búsqueda de información descubrieron la asociación de familias de Infancia y Juventud Trans, Chrisallys, y a su presidenta, Eva Pascual, a la cual consideran su «refugio». Nereyda cuenta que llamó a Eva un jueves para explicarle la situación, el viernes habló su padre «y el sábado ya no teníamos a dos niñas en casa sino que teníamos a Leyre y a Leo».
Durante esos días le pusieron «un documental a Leyre, 'Sexo sentido', para explicarle lo que estaba pasando y cuando terminó nos dijo con mucha madurez que sabía lo que le pasaba a su hermano».
Luego llegó el momento de hablar con las familias para explicarles su nueva realidad. «Ese mismo sábado decidimos escribir una carta y mandarla por WhatsApp para presentar a Leo a nuestros allegados». Esta decisión tuvo respuestas contradictorias porque según explica Nereyda «hubo gente que se lo tomo normal y otras que notábamos que nuestra presencia les molestaba y se creaban momentos incómodos. Esto no lo e entendíamos porque él es la misma persona que ayer, solo que ahora es más feliz».
Uno de los momentos más duros para Leo y por el único motivo que ha tenido que someterse a un proceso psicológico fue por el rechazo que recibió de parte de su mejor amiga: «Esta niña desapareció de su vida dos meses después de la transición y para él está siendo como superar un duelo. A día de hoy quiere verla y sigue preguntando por ella», dice su padre.
Con sus familiares y amigos ya informados, llegó el momento clave de activar el protocolo de actuación para el alumnado trans en el colegio donde estudia Leo: «También fue duro porque activamos el protocolo en abril y nos dijeron que hasta el curso que viene no iban a hacer nada y que lo mejor era llevarme al niño a otro centro porque en ese no iba a estar bien».
Pero Leo sigue estudiando en ese colegio grancanario mientras sus padres a veces pasan «miedo» por lo que pudiera pasarle. En ese momento, el niño tenía cuatro años y su hermana once. Como era muy brusco preguntarle a él, algunos niños «interrogaban a Leyre. Le preguntaban dónde estaba su hermana, si se había hormonado y ella lo pasó muy mal», cuentan.
Pero todo se ha ido colocando e incluso gracias a Chrisallys Brian ha encontrado un refugio en el arte, reflejando sus emociones y vivencias a través de unos dibujos que estarán expuestos en el teatro Víctor Jara de Vecindario, hasta el próximo 13 de julio. Muchos hablan de Leo y su familia, un cuento con el deseo de crear «un mundo mejor».
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Josemi Benítez
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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