Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 5 de diciembre de 2025
Gema Villarreal yVíctor Ramírez, en la víspera delDía del Orgullo. Cober

Activismo LGTBI: desde ser visibles a combatir el odio

La lucha ayer y hoy | Dos generaciones comparten sus inquietudes sobre el colectivo. Ambas temen un retroceso en los derechos alcanzados

Carmen Delia Aranda Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 28 de junio 2025, 02:00

Mucho ha cambiado la lucha del primigenio colectivo de gays y lesbianas en los últimos 40 años. De hecho, la etiqueta que identifica a esta comunidad se ha ido ampliando para abarcar bajo su paraguas todas las formas de sentir y de amar; desde las siglas LGTB (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero) hasta las actuales LGTBIQA+, que incluye a las personas intersexuales, queer y asexuales, así como todas las orientaciones e identidades que queden fuera de estas siglas.

Publicidad

Sin embargo, los objetivos son, en su esencia, idénticos: no ser juzgados ni discriminados por su forma de amar y tener los mismos derechos que cualquiera.

Un largo camino en el que los hitos han ido variando a medida que se iban conquistando. «El reto de los años 90 era, sobre todo, visibilizar a la comunidad como un mecanismo de integración social. No todo el mundo en aquel momento era visible», explica Víctor Ramírez, miembro fundador de Gamá allá por los primeros años 90, cuando el colectivo surgió de la unión de dos grupos: uno de corte cristiano y otro más político.

En esos tiempos, además de organizar el Día del Orgullo y actividades culturales en torno a las disidencias sexuales, «la reivindicación principal, en general, era la regulación de las parejas de hecho, ni siquiera el matrimonio», rememora Ramírez, activista veterano que ahora continúa su militancia con la investigación de la memoria histórica. La visibilidad de las lesbianas, la prevención del VIH y un primer acercamiento a la realidad de las mujeres trans fueron otros frentes de la época.

A Gema Villarreal esa lucha le parece remota porque ni siquiera había nacido. «He crecido con determinados derechos: por ejemplo, la ley del matrimonio igualitario entró en vigor en 2005 y yo tengo 25 años. He crecido con esa ley. Ahora es cuando soy consciente de que estos derechos, que das por consolidados, aún están en debate y que pueden sufrir una regresión», explica esta joven que lleva dos años en el activismo.

La vanguardia canaria

Valora el esfuerzo del colectivo LGTBIQA+ para lograr que Canarias fuera la primera comunidad en reconocer los derechos de las personas transexuales a través de una ley. También destaca el empeño de sus predecesores en el activismo para conseguir el reconocimiento normativo de las identidades no binarias y la aplicación de un protocolo para el acompañamiento al alumnado trans y la atención a la diversidad de género en los centros educativos canarios.

Publicidad

Pese a los avances, la profunda huella del catolicismo, empeñado en demonizar cualquier sexualidad apartada de la heteronormativa, y los 40 años de represión franquista aún se aprecian en parte de la sociedad española. «Eso es un lastre muy complicado de eliminar y que sigue estando ahí; se nota en los partidos que defienden las terapias de conversión sexual», apunta Ramírez sobre unas torturas psicológicas y físicas que se castigarán con una ley admitida a trámite por el Parlamento español esta misma semana.

Últimos avances

A Villarreal le asombra otra conquista reciente, de 2023. Fue con la Ley Trans, cuando se reconoció el derecho de dos mujeres a la filiación de hijos en el libro de familia. «Las parejas heterosexuales podían figurar como padre y madre sin necesidad de estar casadas, pero hasta ese momento las parejas de mujeres lesbianas o bisexuales no podían ejercer ese derecho», comenta la joven.

Publicidad

Y es que aún queda camino por hacer y para recorrerlo hace falta el empuje de la ciudadanía. «La lucha de la comunidad LGTBIQA+ nos atañe a todos, a todas y a todes, porque hace de esta una sociedad mejor. Pasa lo mismo con el feminismo. Hay quien piensa que solo mejora la vida de las mujeres. No es verdad. Son movimientos hermanos que deben ir de la mano. En ambos casos hablamos de derechos humanos», recalca.

Cuestión de derechos humanos

Coincide plenamente con ella Ramírez. «Los derechos humanos son la base ética de las sociedades democráticas y, sin ellos, vamos a tener una sociedad mucho peor para todo el mundo», afirma este curtido activista de 60 años.

Publicidad

En esa conquista por los derechos fundamentales, quienes más ayuda necesitan hoy son las personas trans. «Los discursos de odio van dirigidos especialmente a las realidades trans, sobre todo hacia las mujeres. Es la parte de la comunidad más vulnerable. En ellas confluye la transfobia, la misoginia y el machismo. La integración laboral ha mejorado, pero no va bien ni de lejos», relata la joven.

A este respecto, Ramírez añade que las mujeres trans, «si tienen 'cispassing' —es decir, si no parecen trans—, van a acceder mejor a un empleo que si su proceso de cambio no termina de ajustarse a los cánones y roles femeninos. Se les critica si hacen transiciones para ser mujeres, entre comillas, ideales, pero si no lo hacen, sufrirán las consecuencias. Hagan lo que hagan, van a sufrir», lamenta.

Publicidad

Preocupación compartida

Ambos comparten su preocupación ante la posibilidad de un retroceso de los derechos logrados. Un temor que Villarreal basa en el aumento de los discursos y delitos de odio. «No solo se han normalizado, sino que se han viralizado», afirma.

A Ramírez le inquieta que el discurso del odio cale en parte de la juventud española y que en el futuro se recorten derechos. «Trump está forzando a las empresas a retirar sus planes de igualdad y diversidad, y en Hungría hoy habrá una manifestación prohibida por el Gobierno», afirma sobre unos países donde «se ha quitado la dignidad» a muchas personas a las que, de un día para otro, no se les reconoce su identidad de género.

Noticia Patrocinada

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad