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Año tras año, la Guardia Civil aparece en barómetros y análisis como la institución más valorada y la que genera mayor confianza a la ciudadanía.
Sin embargo, el trabajo y circunstancias diarias de los agentes están lejos de esa consideración social. Cosas tan básicas como disponer de uniforme, tener cubierto el alojamiento y la comida cuando están en comisión de servicio, conocer qué turno tendrán en los próximos meses o contar con una plantilla suficiente son asuntos que, después de años de reivindicaciones, no están resueltas.
Estos agentes, dice el secretario general en Las Palmas de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), Juan Couce, se sienten «como la cenicienta de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado».
Su catálogo de miserias es largo y en ocasiones sufren condiciones incomprensibles. Como ejemplo, Couce señala que es el Ministerio de Interior quien surte de ropa a sus efectivos en toda España.
En el caso de Canarias y para solventar el problema de la lejanía y la insularidad y la tramitación aduanera que eso conlleva, envía los uniformes en contenedores.
Eso provoca que haya guardias «que están esperando hasta dos años por unos pantalones o unos zapatos. Pero si trabajas con el uniforme deteriorado», agrega, «puedes recibir una sanción».
Sus jefes en Madrid tampoco entienden que el clima de las islas no es estacional como en la península. El resultado es que tienen solo dos polos de manga corta para todo el año.
Cinco años de reivindicaciones tampoco han servido a los guardias civiles para tener dietas similares a las de compañeros de otros cuerpos de seguridad o funcionarios.
Juan Couce destaca al respecto que un agente de la Benemérita gana en torno a 300 euros menos al mes que un policía nacional por este concepto de «a pesar de que ambos dependemos del Ministerio del Interior».
Así, indica que un efectivo de la Policía Nacional en el archipiélago recibe 150 euros como plus de territorialidad y en torno a 120 por turnicidad. En la Guardia Civil, insiste el dirigente de AUGC, «no solo no tenemos ninguna de estas dos comisiones, sino que somos el único cuerpo de emergencias que carecemos de turnos de trabajo -salvo excepciones- y la mayoría depende del jefe de la unidad».
Esta «discriminación» también afecta a las indemnizaciones por comisión de servicio, las dietas, que llevan «20 años congeladas». Detalla Couce que un agente de la Guardia Civil (grupo 3) percibe 77 euros diarios -«para desayunar, comer, cenar y alojamiento»- frente a los 145 euros que, por ejemplo, recibe un funcionario de la comunidad autónoma.
Una de las consecuencias de esta situación es que, por ejemplo, muchos guardias no quieren desplazarse a El Hierro a pesar de la complicada situación existente debido al notable incremento en la llegada de migrantes.
En esta isla, el número de agentes no alcanza los 40 y se ven «desbordados», pero «con esta dieta, o comes o duermes bajo techo, pero es imposible hacer las dos cosas».
La Guardia Civil cuenta en Canarias con una plantilla que ronda los 4.000 agentes, una cifra a todas luces insuficiente, señala Couce. Deja claro que el archipiélago es un territorio «bastante seguro» y los agentes «se dejan la piel» en el desempeño de su tarea, pero critica que muchos agentes de seguridad ciudadana del cuerpo «son derivados a otros servicios», como atención a las víctimas de violencia de género, robos en el campo o ciberdelincuencia.
Según la AUGC, serían necesarios 1.000 guardias más para trabajar de manera óptima en las islas. En cualquier caso, considera que es difícil hacer una estimación exacta del déficit que existe porque «tampoco tenemos una Relación de puestos de trabajo (RPT) al uso».
Apunta que la Delegación del Gobierno afirma que la plantilla está cubierta en un 95%-98% de la ratio prevista en catálogo, «pero no lo podemos saber porque ni tenemos acceso ni tenemos RPT».
Detalla como ejemplo que en Arrecife, donde la atención a las mujeres víctimas de violencias machistas la lleva a cabo la Policía Nacional, cuentan con 15 agentes. El resto de la isla de Lanzarote corresponde a la Guardia Civil y tienen «menos de ocho efectivos».
Agrega el representante de AUGC en Las Palmas que el problema no es solo de déficit de personal sino de distribución de los recursos que, a su juicio, mantiene una estructura y despliegue territorial «del siglo XIX».
Explica que hay cuarteles que están «a menos de cinco minutos en coche unos de otros», lo que a su juicio «no tiene sentido». Por eso, esta asociación propone «unificar los cuarteles por comarcas para que los agentes salgan a la calle, que es donde deben estar, y el trabajo burocrático -que es una carga importante- lo realicen funcionarios no policiales»
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Josemi Benítez
Patricia Cabezuelo
José A. González y Lidia Carvajal
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