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Con la paciencia y el oficio que siempre le han caracterizado, pero también con el tiempo extra que regala una jubilación merecida, Francisco Socorro, fotógrafo que colaboró durante años con este periódico, está ordenando su archivo. El pasado lunes, el buen ojo de fotógrafo se detuvo ante unas imágenes en las que, pese a que los años no perdonan, se distingue claramente un rostro: el del vicepresidente del Gobierno canario y líder del Partido en las islas, Manuel Domínguez.
Pero no el Domínguez serio y habitualmente trajeado que sube a la tribuna del Parlamento o responde desde su escaño a las preguntas de la oposición, sino un central de fútbol vestido de corto, con cara de enfado y plantado incluso ante un guardia civil y un agente de la Policía Local.
Las imágenes suponen un viaje en el tiempo, donde la Magdalena de Proust o el DeLorean de 'Regreso al futuro' se convierten aquí en unas fotos. Fue en Carrizal de Ingenio, en Gran Canaria, en 1997. El Cruz Santa, equipo de Los Realejos (Tenerife) se enfrentaba al Unión Carrizal por el ascenso a lo que entonces era Tercera División.
En el equipo titular de los tinerfeños estaba Domínguez -Manolo en las crónicas periodísticas de entonces-. La competición por el ascenso se jugó a dos partidos. En Los Realejos, en el choque de ida, los locales se impusieron por 3-1, con uno de los goles anotados por el propio Domínguez. En el pueblo tinerfeño muchos preperaban la fiesta del ascenso pero quedaban 90 minutos por delante.
En Carrizal, el cantar fue otro. Preguntado este martes por aquel duelo futbolístico ocurrido hace 27 años, el líder del PP canario lo recuerda perfectamente. Es más, en su generación y entre los que le rebasan en edad en Los Realejos casi nadie lo ha olvidado: «Fue un robo», cuentan todos en Los Realejos. Buceando en las crónicas de entonces, en Los Realejos algunos no olvidan el nombre del árbitro grancanario del choque de vuelta, al que responsabilizan de lo ocurrido.
El partido en Carrizal acabó 3-0, con lo que el ascenso fue para el equipo 'legañoso' -así se conoce popularmente a los de Carrizal de Ingenio-. Pero no fue un encuentro fácil: el Cruz Santa acabó con 8 jugadores. «Nos pitaron un penalti y recuerdo que me senté en el punto de penalti a ver si me echaban», rememora Manuel Domínguez mientras ve las imágenes del archivo de Francisco Socorro. Añade que, pese al desafío al árbitro, no fue expulsado, pues con 7 jugadores sobre el terreno de juego habría tenido que suspender el encuentro.
Tampoco olvida Domínguez cómo era aquel estadio de Carrizal en 1997, con un claro desnivel que se hacía más pronunciado en una de las esquinas.
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Su carrera futbolística acabó truncada por lesiones -en concreto, por una pubalgia- y porque cuando se metió en la política local ya no tenía tiempo para cortar los internadas de los delanteros, anotar algún gol y estudiar lo que iba al pleno municipal.
Pese a que en las fotos de Francisco Socorro se le ve aparentemente encarado con dos agentes de la autoridad, Domínguez asegura que el asunto no llegó a mayores y que la afición local fue respetuosa con el equipo de Los Realejos.
Y como para reforzar que aquello sí fue «un robo», cuenta la historia de que no hace mucho, estando en Gran Canaria, se le acercó un hombre y le dijo: «¿No se acuerda de mí?». Y por más que lo intentaba, el hoy vicepresidente del Gobierno canario no lo identificaba. «Sí, yo era uno de los 'linier' del partido contra el Unión Carrizal», le dijo.
Según Domínguez, el juez de línea le confesó que el resultado debió haber sido otro. Como no existía el VAR y como los audios del equipo arbitral solo son públicos a cuentagotas, habrá que creer que fue así.
Así contamos la noticia en CANARIAS7 en la edición del 30 de junio de 1997:
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Josemi Benítez
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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