Los primeros pasos de Sofía Loren
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La actriz italiana lleva décadas siendo musa de varias generacionesNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Este sábado 17 de noviembre el Festival Internacional de Cine de Almería (FICAL) entrega su premio honorífico ‘Almería, Tierra de cine’, a Sofía Loren, un buen motivo para indagar en los primeros pasos de la actriz italiana más popular de la historia, declarada en 1991, cuando recibió un Oscar honorífico (el otro lo obtuvo en 1960 por ‘Dos mujeres’), como uno de los "tesoros mundiales del cine".
Sofia Villani Scicolone, conocida como Sofía Loren, nació en Roma el 20 de septiembre de 1934, hija de la maestra de piano Romilda Villani y del ingeniero Riccardo Scicolone. Creció en Pozzuoli (cerca de Nápoles) durante la Segunda Guerra Mundial, cuando su padre, que nunca se había casado con su madre, abandonó a la familia y con su madre regresa al hogar de la abuela materna. En Nápoles, una Sofía preadolescente es testigo de la llegada de los soldados americanos que ocupan el Sur de Italia al final de la guerra.
Sofía vive con su madre y su hermana en la pobreza en las semidestruidas calles de Nápoles y en cuanto crece, su madre, Romilda Villani, decide jugar a fondo la única carta posible, la belleza de Sofía. Son unos inicios duros, pero madre e hija perseveran, acudiendo a concursos de belleza y castings. Romilda conoce el terreno que decide para su hija, no en vano, antes de la guerra había ganado un concurso organizado por la MGM Italia, como la mejor doble de Greta Garbo. El premio consistía en un viaje a Hollywood, pero la situación política en lan Italia fascista impidió que la madre de Sofía cruzase el Atlántico.
En 1949 se presenta a un concurso organizado por un periódico napolitano y se presenta a un concurso de belleza. No es elegida pero queda como una de las damas de honor de la reina de belleza, recibiendo un premio en metálico de 25.000 liras y una serie de regalos: un vestido, un servicio de mesa, diferentes objetos y hasta 28 rollos de pepel decorativo. Convencida de haber encontrado su camino, y siempre de la mano protectora de su madre, deja la escuela y comienza a estudiar arte dramático. Las enseñanzas son mediocres pero ella está dispuesta a triunfar a toda costa. Su sueño es el cine y para lograrlo acepta posar ligera de ropa para postales ilustradas y para fotografías que envía a los productores romanos. De aquellas fotos le sale a Sofía su primer trabajo, aparecer en una fotonovela, medio muy popular en la Italia de posguerra. Pronto se hace muy conocido su nombre, Sofía Scicolone y aparece como protagonista en numerosas publicaciones de este tipo.
Su perseverancia en acudir a castings se ve recompensada cuando en 1950, en el que organiza Mervyn Le Roy para rodar ‘Quo Vadis?’en Cinecittá, es elegida junto con su madre para participar junto con otros tres mil figurantes en una escena de masas de la película. Son dos días de trabajo. Intentando conseguir otro papel, Sofía finge saber inglés, pero las pocas palabras aprendidas de las tropas americanas no convencen al examinador. Pese a ello madre e hija consiguen ser contratadas durante algún día más, logrando finalmente cobrar 21.000 liras. Pero Sofía sigue participando en fotonovelas, donde se convierte en la heroína más famosa, donde es considerada como ‘una belleza violenta y agresiva’, y presentándose a concursos de belleza, en uno de los cuales es elegida como Miss Elegancia.
Ese mismo año logra meter un pie en el cine, participando en diversos filmes de poca relevancia: ‘Cuori sul mare’ de Giorgio Bianchi; ‘Il voto’, de Mario Bonnard; o ‘Io sono il capataz’, de Giorgio Simonelli. Cobra unas treinta mil liras por día y es un trabajo mucho más relajante que el que hace con las fotonovelas.
Cuando es elegida Miss Elegancia, un miembro del jurado le da a entender que podría estar interesado en su belleza. Es un abogado charlatán y bajito, que también es productor de cine. Su nombre: Carlo Ponti. En 1952 se consagra definitivamente como La Maggiorata, en ‘África bajo el mar’, de Giovanni Roccardi, una historia de aventuras submarinas en la que la trama era lo de menos, lo importante era ver a una serie de bellezas en bañador (lo que en aquel tiempo se denominaban las maggiorates). Entre todas ellas sobresale Sofía Loren, que aprende a bucear para rodar el filme. Se convierte en La Magioratta y el productor Carlo Ponti le ofrece un contrato en exclusiva.
En 1954 hace ‘El oro de Nápoles’, con Vittorio de Sica y ‘La ladrona, su padre y el taxista’, de Alessandro Blasetti, en 1955 ‘La bella campesina’, de Mario Camerini, ‘El signo de Venus’ y ‘Pan, amor y...’, ambas de Dino Risi y ‘La suerte de ser mujer’, de Alessandro Blasetti. Pero eso es ya otra historia.
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José A. González y Álex Sánchez
Josemi Benítez
José A. González y Leticia Aróstegui
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