De pequeños hacer 'zapping' era algo adictivo que podía dejarte idiota. O eso nos decían. La culpa la tenía el mando a distancia, que acomodó ... nuestros dedos al afán de satisfacer la curiosidad de forma inmediata. Faltaban años para los teléfonos actuales y el consumo estroboscópico de fotos y vídeos y datos y memes, pero el primer 'scroll' llegó ahí: con el mando. Desde entonces, nuestro apetito por que nos entretengan es cada vez más voraz. E incluso ahora que tenemos la oportunidad de ver la televisión a la carta, el 'zapping' no ha desaparecido del todo. Y así llegué a la escena. Había visto la película hace unos cuantos años, pero el pulgar se quedó en el aire cuando vi en la pantalla al actor Karra Elejalde interpretando a Miguel de Unamuno. El escritor pasea por un campo castellano, va cabizbajo, cabreado y dejando atrás Salamanca, tomada por el bando sublevado, a los que inicialmente ha apoyado. A su lado camina su amigo Salvador Vila. La película es 'Mientras dure la guerra', de Alejandro Amenábar, y ya conocemos cómo acaba (la ficción y la realidad: que los sublevados ganaron la guerra y Franco se perpetuó en el poder hasta su muerte en 1975).
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«Al menos nos queda esto», le dice Unamuno a su amigo señalando el inmenso campo. Él es rector de la Universidad de Salamanca, y Vila, de la de Granada. Joven intelectual de izquierdas, de voz lenta y maneras suaves, y gran admirador de su maestro, Vila se sienta y le pide que abra los ojos a lo que está pasando; Unamuno entonces se cabrea contra lo que considera un intento por convencerle hacia la causa republicana y se sienta a su lado. Es por la mañana. El cielo es azul claro y sobre él destacan las dos figuras a contraluz, el movimiento enérgico de sus manos. Charlan, discuten, no están enfurecidos sino apasionados con sus argumentos; cuando uno habla el otro espera, y así sucesivamente, mientras de fondo va cambiado la luz hasta que cae la tarde.
Cuando los protagonistas inician su regreso a Salamanca, apago la tele. Hay algo ejemplar en esta secuencia que me parece un homenaje a la escucha, ¿pero por qué ahora y no cuando la vi antes de la pandemia? ¿Qué ha cambiado? Solo una mente educada puede entender un pensamiento diferente al suyo, sin necesidad de aceptarlo, y esta cita viene de Aristóteles, no de ningún gurú de la modernidad que nos quiere alinear con su causa. Pero hoy más que nunca, una mente educada no es la que acumula conocimientos, seguidores o certezas, sino la que es capaz de escuchar sin sentirse amenazada. No quiero convencerles, pero levanten el pulgar que nos hace ver siempre lo mismo en la tele o en el teléfono, a ver qué pasa.
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