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Procesión nocturna del Día de las Marías. Foto cedida por José Luis Yánez
Análisis

Las Marías de Teror, la fiesta del dulce nombre

«Esta fiesta comenzó, por ello, como la fiesta del Pino para los vecinos de Teror»

José Luis Yánez Rodríguez

Cronista oficial de Teror

Sábado, 13 de septiembre 2025, 08:33

Al celebrarse el 8 de septiembre la onomástica del nacimiento de la Virgen, a los ocho días de dicha fecha se conmemoraba que se le ... hubiese impuesto el nombre de María con la celebración de las fiestas del Dulce Nombre de María. España fue la primera en solicitar y obtener de la Santa Sede autorización para celebrarla cuando en 1513 el papa León X concede a la catedral de Cuenca dedicar una capilla con ese título. Después de algunos cambios en su ubicación, San Pío X la volvió a poner el 12 de septiembre, ya que ese mismo día en 1683 el papa Inocencio XI así lo había declarado para perpetuar la victoria que los austriacos y polacos, mandados por Juan Sobieski, consiguieron contra los turcos en Viena. Por ello, en agradecimiento a la Madre de Dios, Inocencio mandó que se celebrase en toda la Iglesia la fiesta litúrgica del Santo Nombre de María coincidiendo con la misma: 'la hora histórica de la batalla definitiva de Viena sonó al alborear el límpido sol del día 12 de septiembre'

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En Teror, se celebraban en las Fiestas Patronales de la Villa; y como el Vaticano autoriza hacerlo en la infraoctava -el primer domingo en los primeros seis días de la octava- puede suceder el que se lleven a cabo seguidas, como ha ocurrido en algunas ocasiones. Asimismo, en varias ocasiones en los dos últimos siglos, ha servido para reubicar las fechas de la novena para que coincidieran con determinadas fechas por decisión episcopal. Así, en septiembre de 1871, el obispo José María Urquinaona y Bidot determinó que la novena comenzase el sábado 9 de septiembre -víspera del Dulce Nombre de María- para que concluyese el domingo 17 y en él se diera la Sagrada Comunión con mayor comodidad de los fieles; celebrándose, asimismo, una fiesta de acción de gracias por el beneficio de la lluvia obtenida por la mediación de la Virgen del Pino, invocada a su iniciativa por el pueblo asistente en novena de rogativas. O en 1914, año de la concesión del Patronazgo sobre la Diócesis de Canarias, en el que la novena comenzó el cinco para que culminase el domingo 13, en el que Las Marías tuvo una solemne función y panegírico, a la que asistió el obispo Marquina, para así darles más relevancia aquel año y culminar con ellas las celebraciones del Patronazgo.

Esta fiesta comenzó, por ello, como la fiesta del Pino para los vecinos de Teror, que el 8 de septiembre no podían mostrar a su patrona las manifestaciones de su fervor con el aspecto destacado que se anhelaba, y sí se hacía a la semana siguiente, el día de las Marías. Durante mucho tiempo así fue; sobre todo en el XIX, donde encontramos programas de actos para el mes de septiembre en Teror, donde se destacan 'la función en la iglesia parroquial del pueblo de Teror por el Nombre de María' el 14 de septiembre de 1861, o cinco años más tarde, cuando el programa refiere que el 9 de septiembre de 1866 tuvo lugar 'la función que todos los años se dedica al Dulce Nombre de María, hallándose el panegírico a cargo de don Diego Álvarez, beneficiado de esta Catedral'.

Juan del Río Ayala, en su pregón de 1951, afirmó que cuando culminaban los honores oficiales, podía decirse que terminaba la gran romería de la isla, 'aunque no la fiesta de la Villa, que sigue latente en los terorenses deseosos de honrar a su madre de forma más íntima, con la que pudiéramos llamar solemnidad doméstica del Día de Las Marías'

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Ese paso de los años y transformación de un día festivo, pero a la vez muy de pueblo, íntimo, entrañable y familiar, se produjo poco a poco a lo largo de la primera mitad del pasado siglo. Siempre fue un día rico en la parte religiosa con panegírico, funciones, coro, misas rezadas, misas a toda orquesta, asistencia episcopal y sermones a cargo de los más eruditos oradores de la isla. La parte festiva y callejera también estaba bien nutrida de representaciones teatrales o bailes en La Alameda.

Patrona del Colegio de Abogados de Las Palmas

José Miguel Alzola en su 'Historia del Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas de Gran Canaria', afirma que el deseo de los abogados de Las Palmas de constituirse en colegio debió ser la anhelada meta por la que trabajaron y lucharon durante largos años, hasta alcanzarla en 1766. La Real Cédula dada en Madrid por Carlos III, el 14 de abril de 1766, sería el origen de dicho colegio y éste designaría como su patrona a la Virgen del Pino, por lo que durante mucho tiempo, en Las Palmas y luego en Teror, la presencia de su corporación, su presidente, decano y últimos miembros colegiados, vinieron a transformarse, por vía en la que ahora ahondaremos, en uno más de los elementos que han ido definiendo las Fiestas del Pino desde el siglo XX; y en este caso, del propio Día de las Marías. Tal y como afirmara hace años el sacerdote Florencio Rodríguez, los ilustres abogados con sus togas, geométricos bonetillos y más atuendos, tomando asiento en el centro de la Basílica y presididos por su decano, dan realce con su presencia a la celebración, dando la impresión de una rara y solemne clerecía. En la actualidad, el Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas recoge en su artículo 6º de los Estatutos para el Régimen y Gobierno del mismo; que trata el apartado de historia y tradiciones, que el mismo 'se considera heredero de la trayectoria centenaria de la Corporación desde su creación hasta el presente, asumiendo el respeto por las costumbres y tradiciones acuñadas durante tan dilatado período de existencia, tales como el Patronazgo de la Santísima Virgen del Pino y la participación institucional en su festividad o en cualquier otra preexistente'.

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Esa participación institucional, celebrada durante casi dos siglos en la ciudad de Las Palmas, se trasladó a la Villa en 1954. El 12 de septiembre de aquel año y en la luminosa mañana de Las Marías asistió por primera vez a esta fiesta una representación corporativa de los letrados de la isla y toda la directiva que presidía su decano, Matías Vega Guerra.

Procesión nocturna de las Fiestas del Pino

Hace medio siglo, del 27 al 31 de mayo de 1974, se celebró en Gran Canaria la II Semana de Mariología, con actos en la Villa y en Las Palmas. Para clausurar la Semana, se bajó la Virgen del Pino desde su Camarín, vestida con el Manto Blanco. En la noche del 31 de mayo de 1974 se celebró una solemne misa de pontifical. La posterior procesión, como las obras de remodelación y pavimentación de la Plaza de Teror impedían el recorrido alrededor de la Basílica, se realizó por la calle principal, con retorno desde el Muro Nuevo, tal como se había realizado excepcionalmente el 7 de septiembre de 1955 para conmemorar el cincuentenario de la coronación, justamente el día en que se cumplía.

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Meses después, el Día de las Marías tuvo un imprevisto añadido que, desde entonces, quedó ligado al mismo. En el atardecer del 15 de septiembre de 1974 tuvo lugar la primera procesión de Las Marías. Dos días antes, un enfrentamiento entre los vecinos y el clero y obispo por la Homilía de las Joyas marcó duramente las relaciones institucionales y sociales en Teror. La celebración de esta primera Procesión del Día de las Marías, sin estar programada, fue vista por ello como un intento de querer congraciarse con los feligreses.

Y así permaneció hasta que en las Fiestas del Pino de 2023 se decidió por parte de la parroquia recuperar parte del recorrido instaurado para la del Pino en 1790 y que se había modificado en el año 2015. Por cuestiones de seguridad, no pudo realizarse dicho recorrido tal como se hacía antiguamente y la procesión del Día de las Marías se realizó por primera vez por detrás del Palacio Episcopal, y luego por las calles de la Casa Huerta y Obispo Marquina para retornar a la Plaza de Nuestra Señora del Pino.

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El Día de las Marías en Teror, una celebración de apariencia sencilla entre tanto acto solemne, pero de una profunda emotividad y una historia digna de conocerse.

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