Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 5 de diciembre de 2025
Desde mi sofá

La imbecilidad

El parón del concierto y la bronca a un espectador por parte de Enrique Bunbury tiene al menos dos lecturas

A estas alturas, quien no sepa que Enrique Bunbury es un tipo y un artista especial es que vive en Marte. Lo fue mientras duró ... Héroes del Silencio, grupo con el que probó las mieles del megaéxito. Y lo sigue siendo ahora, tras muchos años de carrera en solitario y proyectos musicales más personales y alejados de los cánones más mercantilistas.

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La pasada semana paró en seco uno de sus conciertos de la nueva gira, en Quito, porque le molestaba que un espectador que estaba en primera fila estuviera todo el rato grabando con el móvil, en vez de disfrutando del show.

Este hecho tiene dos lecturas contradictorias. La primera es que Bunbury no tenía razón. Ese espectador, que había pagado su entrada, tenía todo el derecho del mundo de disfrutar del concierto como le apeteciera. Siempre y cuando no molestara al resto. No se trataba de la proyección de una película en una sala de cine ni de una obra de teatro o de un concierto de música clásica, por poner varios ejemplos donde los móviles sí que son una molestia para el resto de espectadores. Si el artista no quiere que lo graben, que lo advierta antes.

La segunda lectura es que tenía razón. Buena parte del público ya no acude a los conciertos para disfrutar de la música en directo. Va para inmortalizar con su móvil el momento y después exhibirlo en sus redes sociales y repartirlo por el wasap entre los familiares, amigos y demás contactos. Los conciertos se han convertido en escaparates del postureo, lo que está a un paso de la imbecilidad. De ahí el enfado de Bunbury y que le asista, en parte, la razón.

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