El periodo vacacional sirve para reflexionar y para evaluar, casi sin quererlo, situaciones que uno vive a diario y que se asumen como normales pero ... que son síntomas de decadencia. Darse un paseo por Las Palmas de Gran Canaria, con calma y sin prisa, llega a convertirse en una aventura llena de situaciones rocambolescas que con el paso de los meses se convierten en absurdas o ridículas, por no emplear otros adjetivos.
Publicidad
Hinchar el pecho con un despliegue tipo Hollywood para presentar un cartel carnavalero en pleno mes de agosto denota que se intentan tapar muchas carencias. Y en breve, porque el tiempo corre, ya verán cómo la ciudad se llenará de más luces y más adornos navideños, porque entre flashes y caretas anda el juego.
Mientras tanto, continuamos viendo las calles de la capital grancanaria igual de sucias; el parque Romano continúa a paso de tortuga con la actuación de Parques y Jardines en los parterres centrales mientras el firme es un patatal en una actuación de la concejalía de Deportes que no tiene ninguna justificación, porque está peor que antes de la inversión realizada de más de 40.000 euros; por Paseo de Chil comprobamos cómo se intentó reforzar el muro en la zona alta del parque Doramas y ahí se ha quedado como de una obra inacabada más; al igual que los nuevos capítulos de una MetroGuagua que supone el hazmerreír de los vecinos, sobre todo cuando ya hablan del próximo tren de Gran Canaria; y si continuamos con en ese paseo por la capital entre en el antiguo Estadio Insular y se llevará las manos a la cabeza. En la entrada por la antigua grada de Preferencia tenga cuidado y vaya con calzado adecuado, porque si va con cholas puede que su pie esté en peligro con una de esas múltiples maderas sueltas que necesitan con urgencia una reparación, sin olvidarnos de una parte del parque infantil que continúa cerrado a cal y canto ofreciendo una imagen paupérrima desde hace años; y si ya nos adentramos en el barranco Guiniguada nos topamos con el el olvido absoluto, ya que desde su rehabilitación no se le ha dado ningún mimo.
Las líneas de este artículo se están acabando y es hora de no continuar con esta depresión que uno puede sufrir a diario, aunque puedo hacer un serial semanal por los distintos barrios, pero les voy a dejar respirar. Estos simples ejemplos, que con algo de interés se pudieran solucionar, nos dejan la evidencia que sufrimos. La gestión brilla por su ausencia. Es hora de menos disputas y más acción, porque el ciudadano merece respuestas.
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión