Las primeras votaciones

Se despidió Gustavo Matos con un discurso breve, cargado de agradecimientos y que dio paso a un aplauso largo de todos. En realidad Matos no se va muy lejos: se queda en la Mesa, donde seguramente aportará experiencia ante una presidenta que se estrena en esa función, la lanzaroteña Astrid Pérez.

En la Mesa también estarán Ana Oramas y Patricia Hernández, dos ejemplos de parlamentarismo flamígero que ahora tendrán que pasar a un papel más institucional. Completa el quinteto el majorero Mario Cabrera, que se va a pasar cuatro años dando la espalda a los cuadros que presiden el salón de plenos, con esas estampas alusivas a la conquista de Canarias que él mismo planteó tapar cada vez que hubiera una sesión. Debe ser un acto de justicia poética la penitencia que le va a tocar.

Había expectación en la sesión por ver si los diputados de Vox se hacían notar al recibir la medalla. Pero no fue así. Tampoco fueron los únicos que pidieron que se colocase un crucifijo en la mesa sobre la que reposaban una Biblia, un ejemplar de la Constitución y otro del Estatuto de Autonomía, de manera que cada uno podía elegir sobre qué texto dejaba constancia de su promesa o juramento.

Sobrevolando el pleno, en la tribuna de autoridades e invitados estaban clásicos en estas ocasiones como quienes están al frente de los organismos de elección parlamentaria, así como, entre otros, la alcaldesa de la capital grancanaria, el de La Laguna, el senador grancanario Ramón Morales, el senador autonómico Santiago Pérez y el diputado por Las Palmas Alberto Rodríguez. Y también estaba el exministro José Manuel Soria.

Todos, así como esposas, maridos, padres, madres, hijos y nietos de sus señorías, fueron testigos de que la legislatura comienza a caminar sin sorpresas. El pacto CC-PP, con el añadido de AHÍ y ASG, supera con holgura sus primeras votaciones. El de las Flores ya perdió la rosa gomera.