El submarino 'Isaac Peral' de hoy y de 1917
El Ayuntamiento, presidido entonces por Cristóbal Bravo de Laguna, junto instituciones locales como el Gabinete Literario, la Sociedad de Fomento y la prensa local, constituyeron una comisión pro homenaje
Hace 108 años, en marzo de 1917, la capital grancanaria, su Puerto de La Luz, recibía con enorme sorpresa y asombro la llegada del primer ... submarino de la Armada Española. Estaban muy presentes aún las noticias que años antes había llegado sobre ese invento singular e importantísimo de una nave sumergible, por el marino y científico Isaac Peral, y su presencia en la Bahía de Las Isletas y en los astilleros locales, resaltaban la enorme importancia que entonces cobraba el Puerto -y no olvidaban aquella frase de Fernando León y Castillo, «El Puerto lo primero»-, máxime en un contexto muy difícil como el de la I Guerra Mundial, la 'gran guerra' que asoló entonces la economía de la isla.
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Aquel novedoso buque de guerra submarino despertó una curiosidad enorme entre la población de Las Palmas de Gran Canaria que, como recogían las crónicas de la época, «…desfiló desde las primeras horas de la mañana a la tarde por el extremo del muelle de Santa Catalina para ver al Isaac Peral…». Tanto que, desde la prensa local, y desde las principales instituciones socio-culturales, se promovió un homenaje al inventor español de este tipo de novedosos buques, el marino Isaac Peral, que, en 1888 en el Arsenal de La Carraca, en San Fernando, Cádiz, había probado con éxito un submarino torpedero que fue novedad a escala internacional, aunque luego injustamente se le relegara a un inmerecido olvido. Enterada la viuda del marino del jubiloso reconocimiento que Gran Canaria le rendía a su marido, remitió un sentido telegrama por el homenaje que rinde «…esa noble población a la memoria de Peral; les enviamos mis hijos y yo, profundamente agradecidos a Vd. y a cuantos secunden su noble idea, nuestro sincero agradecimiento, como así al obispo por su rasgo y preces en pro del desventurado mártir…».
Un ambiente y unas perspectivas que resaltaban todo ello ante la llegada de aquel submarino, tras un viaje muy duro desde el puerto de Nueva York, ante el que, el cronista oficial Carlos Navarro Ruiz, en sus 'Páginas Históricas de Gran Canaria', no dudó en destacar como la «…importancia del Puerto de la Luz irá siempre en aumento, con mayoría de razón después de ser reconocido e indicado como el más a propósito para establecer una base naval…» y subrayaba, ya en aquellas primeras décadas del siglo XX, tras relacionar todas las enormes ventajas estratégicas, industriales, de servicios en él establecidos, de comunicaciones con el resto del mundo, como los «…submarinos constituyen hoy la base esencial de las defensas locales y para garantizar esa defensa ninguno hay que iguale al Puerto de la Luz eje de las rutas al África occidental y a la América y punto obligado al regreso de estos continentes».
Un siglo después estas predicciones y/o aspiraciones no sólo se han cumplido, sino que se han sobrepasado sobradamente y el puerto que creció en esa espléndida bahía de Las Isletas es reconocido, entre otros méritos, por la oferta tecnológica y la capacidad de servicios punteros de atención a los buques más sofisticados y avanzados que recalan en sus dársenas para revisar y afrontar todo tipo de reparaciones. Y si hoy Gran Canaria puede enorgullecerse de desarrollar a través de su universidad y de Plocan un submarino avanzado, que navega sin tripulación a bordo y sin más combustible que la fuerza de las olas y de las corrientes, el 'Glider', también cuenta en su haber con ese acontecimiento naval de marzo de 1917, cuando este fue el primer puerto al que arribó el primer submarino de la Armada Española, el 'Isaac Peral', al mando del capitán de corbeta Fernando Carranza, tras un viaje durísimo y muy rápido por el Atlántico que obligo a someterlo a importantes reparaciones en astilleros del Puerto de la Luz, en concreto los modernos talleres navales de la Grand Canary Coaling Co., bajo la supervisión de su jefe de taller, el maquinista naval Francisco Vidal, y del responsable del varadero, Segundo Bordes, que afortunadamente ya en aquella época contaban con la tecnología más puntera de la época para poder afrontar servicios tan sofisticados como los que requería un buque tan novedoso y adelantado. Como subrayó Carlos Navarro Ruiz el «…Puerto de la Luz fue la primera tierra española que le vio mecer en sus aguas como descanso natural de su largo y fatigoso viaje, y el puerto español en que arboló su bandera el primer submarino de nuestra patria después de haber recorrido el Atlántico, hecho solamente ejecutado por el célebre 'Deutchsland' con valor extraordinario…». Fue sin duda otra gesta naval española, que ahora, con el novedosísimo submarino 'Isaac Peral' actual atracado en el Arsenal de Las Palmas, con motivo de su participación en los actos del DIFAS 25, al tiempo que aprovecha el viaje para entrenamiento de su dotación y prácticas de navegación muy diversas, debemos recordar y perpetuar en la historia de España, de la Armada y del Puerto grancanario.
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En febrero de 1915 se había aprobado la denominada Ley Miranda (por el almirante Augusto Miranda y Godoy, considerado el creador del Arma Submarina Española) que autorizaba «…la adquisición de cuatro sumergibles…», siendo precisamente el primero de ellos el que arribó al Puerto de La Luz el 12 de marzo de 1917, un año antes incluso de que se creara oficialmente en Cartagena la Estación de Submarinos de la Armada.
El Ayuntamiento, presidido entonces por Cristóbal Bravo de Laguna, junto instituciones locales como el Gabinete Literario, la Sociedad de Fomento y la prensa local, constituyeron una comisión pro homenaje, que ofreció a los destacados marinos del 'Peral' un banquete, una función de gala en el Teatro Pérez Galdós, así como una placa de plata diseñada por el arquitecto del Cabildo Enrique García Cañas, considerada «…una verdadera obra de arte…», que en la actualidad se conserva en el Museo Naval de Cartagena, y una réplica de ella en el Museo Naval de Canarias. También se acordó que la Junta de Obras del Puerto colocara una placa en la zona portuaria que recordara la llegada de este submarino, lo que no se pudo hacer y se hizo, casi cien años después, por la Autoridad Portuaria con motivo de las VI Jornadas Navales en 2015. El Ayuntamiento también rotularía una calle con el nombre de 'Isaac Peral' en el barrio de San José, que tiempos después se trasladó al nuevo distrito de La Isleta, donde continúa en la actualidad y en la que se ha colocado una placa en memoria «…del ilustre marino y electricista español, nacido en Cartagena en 1851…» y fallecido en Berlín en 1895, como recoge Navarro Ruiz en su Nomenclátor de Calles y Plazas de Las Palmas de 1940.
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Unas jornadas del DIFAS 25 que, con la presencia novedosísima del actual submarino español 'Isaac Peral', traen la memoria de un episodio singular y premonitorio de progreso y vanguardia portuaria, que acercan estos días al público grancanario a la historia del arma submarina, y a una de las más modernas tecnologías navales, que conmemoran en justicia preclaros marinos e inventores/innovadores, que dinamizan la cultura naval y portuaria de una isla que ha sido, es y será siempre enclave ineludible en las rutas del Atlántico, pero que también nos recuerdan todo el hondo ser y sentir que la mar y los puertos tienen para los isleños, como reflejan esos versos de Tomás Morales que nos dirigen a ese «…puerto adonde arriban cual monstruos jadeantes,/ desde los más lejanos confines de la tierra,/ las pacíficas moles de los buques mercantes/ y las férreas corazas de los navíos de guerra…».
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