El patronazgo capitalino de Santa Ana
«Las Palmas de Gran Canaria, aunque en la actualidad su celebración, cada 26 de julio, queda restringida al ámbito de la Catedral de Canarias, tiene patrona formal y expresamente aceptada desde los primeros días de su fundación»
Las Palmas de Gran Canaria, aunque en la actualidad su celebración, cada 26 de julio, queda restringida al ámbito de la Catedral de Canarias, tiene ... patrona formal y expresamente aceptada desde los primeros días de su fundación en 1478. El propio Juan Rejón, que era muy devoto de la Sra. Santa Ana y en Sevilla vivía en la misma colación de la Real Parroquia de Santa Ana en Triana, no dudó en hacer, como recoge en su 'Historia' Abreu y Galindo, «una iglesia bajo la advocación de la Señora Santa Ana, que fue la primera y hoy se intitula San Antonio». Un templo que, en sus tiempos iniciales, como señala el sacerdote e investigador Santiago Cazorla León, fue también primera sede de la Catedral, por lo que no es de extrañar que el templo catedralicio de la Plaza Mayor -para los grancanarios siempre nominada y reconocida como 'Plaza de Santa Ana'-, se consagrara a «Santa Ana» -y de esto viene el error de nominarla en ocasiones como «Catedral de Santa Ana»-, aunque la consagración y dedicación formal no se materializara hasta el 26 de noviembre de 1871, siendo obispo el gaditano José María Urquinaona y Bidot, que en ese momento ejercía además como Administrador Apostólico de la Diócesis de Tenerife.
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Quizá Las Palmas de Gran Canaria, en el devenir de los siglos, haya conformado en su imaginario ciudadano, en el ser y sentir de una y otra generación, unos patronazgos, en diferentes advocaciones de la Virgen María, que son auténticos hitos, pues representan momentos históricos y vinculaciones de la ciudad. Es el caso de la Virgen de La Luz, patrona general del puerto y alcaldesa mayor perpetua de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que marca y señala momentos históricos como la propia fundación de la ciudad o ataques navales como el de Drake, que dio origen a las Fiestas de La Naval. O es el de Ntra. Sra. de Los Dolores de Schamann, que sugiere el nacimiento, con muchas dificultades, de una nueva ciudad en la mitad del siglo XX, esa que se denominó 'Ciudad Alta'. Y está Ntra. Sra. del Carmen Coronada de La Isleta, que representa a la ciudad que surge entorno al Puerto de Las Palmas, a la vinculación directa y estrecha de la ciudad con la vida en la mar.
Pero Santa Ana, cada 26 de julio, recuerda como aquella devoción temprana, que quedó plasmada en la excepcional talla en madera, datada en el siglo XV, de 'Santa Ana enseñando a leer a la Virgen' que se conserva en la Casa de Colón, que, como ha apuntado la catedrática de Historia del Arte María de los Reyes Hernández Socorro, «es una obra de filiación sevillana que pudo venir a la isla perfectamente con los conquistadores y formar parte inicialmente de un oratorio de campaña», y luego ocupar lugar preferente en el primer oratorio levantado por Rejón, es un verdadero hito de la fundación y creación de la primera ciudad de realengo en el archipiélago canario. Santo y seña de ese templo catedralicio que los propios Reyes Católicos ya quieren levantar en 1484, como le manifiestan al Papa, a través de carta de 14 de enero a su embajador en Roma, en la que exponen como «…queremos fundar y edificar una Iglesia Catedral y otras Parroquiales…».
Es un momento crucial en el devenir de la ciudad y, sin saberlo aún, en la aventura, que muy pronto comenzaría, de abrirse nuevas rutas a través del océano y de la fundación de nuevas grandes ciudades. Las Palmas de Gran Canaria va a estar así en los pródromos de un nuevo tiempo de la humanidad, va a ser encrucijada entre culturas y civilizaciones, y su patrona, Santa Ana, representa una figura de fe, esperanza y perseverancia en la tradición que da sustento a la vanguardia descubridora. A ello puede unirse como, en la misión evangelizadoras entre los naturales de la isla, la figura de «la madre» sería acogida con enorme afecto y entendimiento, sirviendo de punto de encuentro, aceptación y unidad.
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Así, no es de extrañar, que al día siguiente de la festividad del Señor Santiago -otro hito representativo de la transición histórica que vivió la isla en los años finales del siglo XV-, cada 26 de julio, desde los tiempos del viejo Real de Las Tres Palmas y los primeros años de la Noble Ciudad Real de Las Palmas, así nominada por real disposición de Dña. Juana de Castilla en 1515, y hasta casi finalizado el siglo XVIII, cuando aún acudían a la Catedral los curas de Telde, Gáldar y Guía, así como beneficiados de muchas otras parroquias insulares, acompañados de cruz alzada y feligreses, para dar cumplimiento a lo dispuesto por el emperador Carlos V en diciembre de 1533 -según consta en protocolos de la Real Ciudad de Gáldar-, la capital grancanaria celebrara con toda solemnidad el día de su Patrona la Señora Santa Ana; más de tres siglos en los que fue fiesta que superó a cualquier otra en todo su esplendor, tanto de actos religiosos, como en celebraciones civiles y lúdicas.
Tanto que a finales del siglo XVI, cuando el gobernador Martín de Benavides dispone la construcción de un nuevo puente de piedra sobre el Guiniguada, un paso esencial entre los dos grandes barrios de la población, que en 1579 se había llevado por delante una enorme e impetuosa correntía del barranco, se ordena también colocar dos estatuas, una de Santa Ana como patrona de la ciudad y otra de San Pedro Mártir patrono de la isla, junto a una inscripción que exclamaba «Alégrate, Canaria, pues te hallas/ de tales patronos defendida...», manifestación artística que se añadía a la expresión de gozo anual que suponía la solemne y concurrida procesión de Santa Ana cada 26 de julio desde el año 1539, y que bien entrado el siglo XIX aún salía a la Plaza Mayor de la población, bautizada con el nombre de su patrona.
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En la Catedral de Canarias son significativas las imágenes que se conservan de Santa Ana, aunque no muy numerosas. La más antigua es obra del escultor Lorenzo de Campos, que data del siglo XVII, a la que se añade en 1944 la imagen, obra del escultor grancanario José de Armas, que está entronizada en lo alto del altar mayor. Posee, además, un hermoso cuadro de Pedro de Roelas, datado en el siglo XVII, en el que Santa Ana aparece acompañada de la Sagrada Familia, así como otro titulado 'La Sagrada Parentela' de la Escuela Sevillana del siglo XVII. A todo ello se añade un magnífico bajorrelieve en mármol con la imagen de Santa Ana, labrado en 1798 por el cantero isleño Manuel Angulo, que lo realizó según un dibujo trazado por el imaginero José Luján Pérez. En la actualidad, una pequeña imagen, o cuadro, de Santa Ana debería estar en templos como los de las advocaciones señaladas, aunando la presencia de tales patronazgos que definen la fundación y el devenir de la ciudad.
26 de julio festividad de Santa Ana, patronazgo de siglos de esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria, día señero, cargado de historia, al tiempo que íntimo para cantar, con versos de José María Millares, «...en el inmenso mar donde sueñan/ las campanas de Vegueta/ con volver/ a la plaza, a rodar/ con Santa Ana, con sus hijos,/ hacia la luz,/ repicando,/ desde lo alto de las torres».
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