Del director

Imputación gravísima

Sobre la marcha, la Fiscalía avanzó que recurrirá el auto, al entender que no ha lugar la apreciación de un delito de terrorismo, sino de desórdenes públicos. Con esa interpretación, la causa tendría que salir de la Audiencia Nacional para emigrar a un juzgado catalán.

Así las cosas, el asunto se enreda tanto que, pase lo que pase, el desgaste en imagen para los socialistas es mayúsculo. Si al final hay pacto con Junts, se presentarán ante la sociedad como rehenes de un prófugo investigado, además, por un presunto delito de terrorismo; y si no lo hay, quedará en un ridículo colosal por haberse metido en la cama con un prófugo. Ya puestos en esa tesitura, el PSOE ha optado por buscar la investidura a cualquier precio, incluso el de la pérdida de dignidad. Para ello voló nuevamente a Bruselas el secretario de Organización del partido, Santos Cerdán, que está ganándose el sueldo al ser el único que sale por ahora en la foto con Puigdemont. Quién sabe si pronto lo veremos en la puerta de la Audiencia Nacional aplaudiendo a Puigdemont cuando acuda a la llamada del juez García Castellón... tampoco lo descartemos, que todo es posible en este circo.

Los días van pasando y el PSOE se sigue quemando en el horno en el que se ha metido voluntariamente. ¿Habrá pacto? Solo lo sabe Puigdemont y, por higiene, evito el ejercicio de intentar meterme en la cabeza de un prófugo. Lo que sí tengo claro es que aquello que cuesta explicar con facilidad no suele ser bueno para quien lo aplica; es lo que le pasa al PSOE.