La exhaustiva investigación policial que ha derivado en la detención de varias personas por el crimen a tiros de un hombre en Telde está deparando ... detalles que, a priori, parecen sacados de un serial televisivo ultraviolento. Sicarios que llegan a la isla por encargo, una lista de víctimas a ejecutar, un autor intelectual y económico que ordena los pagos... y después, como si fuese un guion de una película de los hermanos Coen, nos encontramos con el factor humano y las fatalidades de la vida: se equivocaron de víctima y asesinaron al que no debían.
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Más de uno se ha echado las manos a la cabeza con este caso, como también ocurrió con el secuestro de una familia en el sur de Gran Canaria por un asunto relacionado con el tráfico de drogas. Ahí también la Policía Nacional deshizo la madeja y acabó aflorando una lucha entre bandas por ver quién se quedaba con los estupefacientes del otro. Y también ese caso provocó cierta alarma social, como si de repente nos sorprendiera comprobar que la delincuencia en Canarias se asemeja a la de otros rincones del planeta.
Si somos un lugar fronterizo en el más amplio sentido del término y, además, la geografía nos coloca como punto de paso en el tráfico internacional, pues resulta evidente que por aquí puede pasar lo mejor de lo mejor pero también lo peor de lo peor. Y esto último incluye desde la droga que transita entre continentes hasta quienes la mueven y quienes matan por ella. Pensar que estábamos inmunizados frente a esos riesgos es un ejercicio de ingenuidad. Lo que corresponde es garantizar que las fuerzas y cuerpos de seguridad cuentan con los medios humanos y técnicos precisos para combatir en condiciones de igualdad esos delitos y a esos delincuentes, con el añadido de que no estamos hablando de tipos de 'cuello blanco', sino de los que cogen la pistola y descerrajan cuatro tiros al que se les cruce sin mayores miramientos (incluso, como hemos visto, equivocándose de blanco).
Y en este asunto de la delincuencia, y especialmente desde la perspectiva de la actualidad y atendiendo a Canarias pero también al conjunto del Estado, un apunte: estos sicarios no llegaron en patera ni en cayuco. Cogieron un avión, tenían los papeles en regla y el plan incluía coger otro vuelo de vuelta. Como tampoco llegaron en patera los integrantes de la peligrosa banda de Trinitarios detenidos hace unos días en la península o los del llamado Tren de Aragua. No creo que aportar la nacionalidad sea clave pero los que lo hacen en algunos casos, deberían hacerlo en todos...
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