Gáldar acoge este jueves y viernes el I Congreso Reto Demográfico de Canarias, una cita que reunirá a alcaldes, presidentes de cabildos, miembros del Gobierno ... canario y, sobre todo, expertos de muy diversas materias, así como de administraciones peninsulares, que abordarán una de las cuestiones que está sobre la mesa en esta Canarias de evolución muy desigual en materia demográfica.
Publicidad
Desigual porque, mientras en números absolutos el crecimiento poblacional está muy por encima de la media estatal en los últimos veinte años, en algunas islas y en los enclaves rurales lo que está sucediendo es una migración hacia las ciudades, las zonas costeras -sobre todo las que son polos de negocio turístico- o sencillamente el abandono las islas.
En el caso concreto de Gran Canaria, no hay más que darse un paseo por la isla, especialmente en un día que no sea fin de semana. Lo digo porque los sábados y domingos es más fácil encontrar a mucho visitante en el centro y la cumbre; de lunes a viernes, el cantar es muy diferente. Tres cuartos de lo mismo en las llamadas Islas Verdes, que son las más castigadas por ese crecimiento desigual: La Palma y El Hierro son las que más acusan la pérdida de población, con una juventud que llega a la conclusión de que no hay futuro en sus lugares de nacimiento y opta por marcharse.
Las consecuencias, si no se ataja ese fenómeno, pueden ser demoledoras. Por un lado, nos estamos encontrando con pueblos envejecidos, en los que apenas hay gente suficiente para atender a las personas de la tercera edad, lo que obliga a muchos familiares a salir del campo laboral para convertirse en asistentes domiciliarios durante décadas.
Publicidad
Y después vemos ayuntamientos que se encuentran con la necesidad de encontrar recursos para atender a una población turística flotante que se concentra en periodos muy concretos y que no deja ingresos suficientes para amortiguar el coste de garantizar los servicios que también precisan.
Ahora el foco se está poniendo en cómo frenar el crecimiento poblacional pero nos equivocaremos si no se atiende también al fenómeno del vaciado creciente de islas y zonas rurales. Esas dos realidades han de ser atendidas en paralelo porque también caminan a la par. De hecho, el problema del crecimiento desbocado sería mucho menor si buena parte de quienes llegan de fuera se convirtieran en residentes estables de las zonas que se van quedando sin vecinos.
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión