Responsabilidades

Esperando estoy la dimisión del presidente de la Audiencia Provincial y de su homólogo en la Nacional. Esperando estoy que el Consejo General del Poder Judicial, por muy en el limbo que viva, abra expediente disciplinario de manera inmediata y lo resuelva de forma expeditiva. Esperando estoy que las asociaciones judiciales guarden un minuto de silencio a modo de acto de contrición y se personen en la plaza pública ante la ciudadanía. Esperando estoy también que alguien con toga y representatividad acuda a la embajada de Países Bajos en España a pedir disculpas o, ya puestos, que coja un avión y se persone ante los medios de comunicación en Ámsterdam para dar la cara y explicar por qué suceden estas cosas.

Se podía entender en la España del siglo XIX. Incluso en la de inicios del XX. Entonces podía ser comprensible que un papel se hubiese atascado en el fax o que el oficio judicial se hubiese perdido entre la montaña de legajos de nuestros tribunales. Pero vivimos en el XXI y hay tecnología suficiente para que dos instancias judiciales, para más inri elevadas en el escalafón, se comuniquen en tiempo real. Por eso mismo no hay disculpa que valga y también por eso mismo la depuración de responsabilidades debe ser inmediata. Porque no se tarda meses en poner nombres y apellidos a los responsables de esta pifia.

En su reciente visita a Países Bajos, los reyes de España escucharon al monarca Guillermo Alejandro agradecer el trato dispensado a su hija, que tuvo que salir corriendo ante las amenazas de muerte recibidas por parte de la mafia que lidera el fugado. Puedo imaginar la cara de incredulidad del rey holandés y el bochorno de los nuestros. Como puedo suponer las carcajadas del delincuente al comprobar que siguen pasando los días y nadie con toga se va a su casa por lo ocurrido.