Ha llovido mucho, pero muchísimo, desde que en 1994 se estrenase en Estados Unidos el primer episodio de la serie televisiva 'Urgencias', que llegaba con ... la vitola de contar con Steven Spielberg entre sus productores y el novelista Michael Crichton. A pesar de las serias dudas sobre la viabilidad del proyecto, pues la leyenda cuenta que el episodio fue un desastre que se reinventó en la sala de montaje, 'Urgencias' acabó siendo un éxito, con quince temporadas y un rosario de premios Emmy.
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Tres décadas y un año después, otra serie de médicos, 'The Pitt', aparece con una docena de candidaturas a los Emmy. La producción, que se puede ver en Movistar, cuenta además como protagonista con el actor Noah Wyle, que en 'Urgencias' era un aprendiz de médico y que aquí ya es un profesional hecho y derecho, aunque torcido por historias vividas entre los enfermos.
En estos tiempos en los que se supone que sobresalen la innovación, los guiones de giros sorprendentes, los inventos en la realización y la experimentación audiovisual, 'The Pitt' es todo lo contrario. Cada episodio es una hora en una jornada de trabajo y en el mismo se combinan varias historias, unas centradas en los pacientes y otras en médicos, enfermeros y demás pacientes. No hay, por tanto, nada nuevo respecto a 'Urgencias' y otras series médicas que la precedieron y la que siguieron. Pero funciona igual de bien que en aquella. Desde el arranque de la serie, el espectador acaba atrapado en la miserias y las grandezas de la sala de urgencias de un hospital de Pittsburgh y poco a poco va conociendo a unos personajes que, entre sorpresa y sorpresa que llega en ambulancia, nos van contando quiénes son, a qué aspiran y por qué reaccionan como lo hacen.
Desde la óptica del espectador español, reconforta ver que algunas de las carencias del sistema sanitario patrio son comunes con el de Estados Unidos, empezando por el hecho de que las propias urgencias son una especie de campo de batalla en comparación con lo que hay en las plantas superiores. También sus médicos y enfermeros se tropiezan con pacientes sociosanitarios remitidos allí por falta de medios en otros lugares para su correcta atención e igualmente surgen los dilemas éticos que se viven a diario en los hospitales de todo el planeta en torno al precio que hay que pagar por prolongar la vida de una persona más allá de lo que la naturaleza dicta.
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Una serie, en suma, recomendable quizás por ser lo de casi siempre pero bien hecho. Que no es poco.
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