La temporada estival ha devuelto a la energía nuclear a un papel central en nuestro sistema eléctrico. Las olas de calor han elevado la demanda ... y obligado al Gobierno a recurrir a tecnologías firmes como la nuclear y el gas, frente a la intermitencia de las renovables.
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El apagón de abril mostró con crudeza que la expansión de la energía verde sin un respaldo adecuado ni capacidad de almacenamiento (que requiere de inversiones milmillonarias) amenaza la seguridad del suministro. Así, el Ejecutivo español ha optado por prevenir al reforzar el mix con más ciclos combinados y permitir que la nuclear recupere peso, en torno al 21% del total. Pero su futuro sigue condicionado al calendario de cierres pactado en 2019.
La viabilidad económica de las siete centrales requiere un acomodo fiscal: las ecotasas autonómicas lastran su rentabilidad y las compañías reclaman alivio tributario para aceptar posibles prórrogas. En paralelo, España ha intensificado sus importaciones de gas: Argelia y Estados Unidos concentran el grueso de las compras. Aun así, España debe redefinir su estrategia, alentar la inversión y acomodarla a la realidad que encarnan sobresaltos como el acaecido en primavera.
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