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El lehendakari Iñigo Urkullu y Jean-René Etchegaray, presidente de la mancomunidad de Iparralde, en una visita a la abadía de Belloc en 2020. Mikel Arrazola
Cierra la abadía de Belloc, cuna de ETA

Cierra la abadía de Belloc, cuna de ETA

En el monasterio francés, registrado varias veces por la Policía durante la actividad de la banda armada, ésta aprobó en la primavera de 1962 su declaración de 'Principios'

Sábado, 26 de febrero 2022, 23:16

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Los monjes benedictinos de la abadía francesa de Belloc abandonarán este recinto cargado de historia el próximo martes 1 de marzo en vísperas de una Cuaresma que marcará un nuevo rumbo en la vida de los seguidores de San Benito. Han pasado 148 años desde que fuera fundada por el padre Agustín Bastre y un grupo de monjes vascos en una vieja granja desocupada, y sesenta desde que entre sus muros ETA celebrara su I Asamblea para asentar sus bases ideológicas y trazar su hoja de ruta con una declaración de 'Principios' que le lanzaría a décadas de terror.

En aquella primavera de 1962 ETA apenas la formaban un grupo reducido de personas sin capacidad logística ni potencia de fuego para adentrarse en una «guerra contra el Estado opresor». Sus padres fundadores llevaban tres años de debates intelectuales para organizar una respuesta contra la «ocupación española» en espera de que la violencia encontrara su momento oportuno. Eso no quitaba que en su incipiente estructura hubiera una 'rama de acción', que ya se había estrenado con la colocación de artefactos caseros.

El 18 de julio de 1961 sabotearon la línea férrea por la que iba a pasar un tren de excombatientes de la Guerra Civil que se dirigían a San Sebastián para conmemorar el 25 aniversario del alzamiento de Franco contra la República. Fue un fracaso en toda regla, pero el régimen franquista reaccionó y realizó más de un centenar de detenciones. Muchos denunciaron haber sufrido torturas. Entre los acusados del atentado frustrado, y posteriormente detenido, figuraba Rafael Albisu, padre de Mikel Albisu 'Antza', que a finales de los años noventa se convertiría en uno de los máximos jefes de ETA. En aquellos años una pieza clave en la represión fue el coronel Enrique Eymar, juez militar del Juzgado Especial de Actividades Extremistas, conocido como el 'coronel inquisidor'.

Tres años después de su creación ETA decidió que ya era hora de dar una perspectiva de futuro a la organización y dotarse de una estructura estable. Había que celebrar una Asamblea. Para eludir la persecución policial se realizaría 'al otro lado', con lo que Francia pasaría a convertirse en el santuario y la retaguardia de los militantes. ETA, que ya funcionaba con una mística religiosa y con una mayoría de creyentes en sus filas, pensó que lo más seguro era reunirse en un recinto religioso. Para entonces un grupo del clero vasco ya se había rebelado contra la dictadura y se había significado en defensa de los derechos del pueblo vasco, así es que se sentían bendecidos en su causa.

En Pirineos Atlánticos

ETA se decidió por la abadía de Belloc, gestionada desde 1874 por los benedictinos y muy vinculada a la memoria vasca y a su cultura. El recinto religioso se ubica en la localidad francesa de Urt, en el camino a La Bastide-Clairence, en los Pirineos Atlánticos. Se trata de un enclave idílico, rodeado de praderíos y bosques en la ribera del Adour, al que se acercaban muchos estudiosos a trabajar en su biblioteca, muy valorada. Y a comprar su apreciado queso 'abbaye', elaborado con la leche de los rebaños de oveja de la zona. Como curiosidad, se puede apuntar que pertenece a la federación de Solesnes, la misma en la que están encuadrados los benedictinos del Valle de los Caídos.

La abadía está en la localidad francesa de Urt, en el camino a La Bastide-Clairence, en los Pirineos Atlánticos.
La abadía está en la localidad francesa de Urt, en el camino a La Bastide-Clairence, en los Pirineos Atlánticos.

Había también una conexión muy simbólica desde el punto de vista sociopolítico y sentimental. En primer lugar, porque en 1902, cuando el Gobierno francés ordenó la disolución de las órdenes religiosas, los monjes de Belloc se refugiaron en Olza (Navarra) y en Idiazabal. En la localidad guipuzcoana les acogieron con los brazos abiertos. En 1906 se trasladaron a Lazkao y se instalaron en el viejo convento de los carmelitas, propiedad del Duque del Infantado y en estado de abandono desde la desamortización de Mendizábal. Continuó dependiendo de Belloc hasta 1943, año en el que pasó a ser priorato independiente. En 1967 la Santa Sede le concedió el título de abadía y su primer abad fue Mauro Elizondo, un estudioso del nacionalismo. Alberga el archivo más importante de documentos de carácter político-social, entre ellos el acta fundacional de ETA.

Belloc ha sido, además, un recinto que ha acogido a militantes antifranquistas y a nacionalistas que se tuvieron que exiliar con motivo de la Guerra Civil. Durante la ocupación alemana escondió a pilotos y miembros de la Resistencia, acción por la que algunos de sus abades fueron recluidos en el campo de concentración nazi de Dachau. Los monjes acogieron, por ejemplo, a los sacerdotes Barandiarán (patriarca de la cultura vasca), Ramón Laborda y José Ariztimuño 'Aitzol', a Antonio Labayen, a Joseba Elosegui, a José María Benegas (padre de Txiki Benegas) y a José Luis Anasagasti (padre de Iñaki Anasagasti).

Fusilado en Hernani

El exdiputado y exsenador del PNV ha relatado en su blog que 'Aitzol' se vio obligado a abandonar la abadía por las presiones del general Mola, que amenazó con tomar represalias con los monjes de Lazkao. El clérigo y periodista se embarcó el 15 de octubre de 1936 en el buque 'Galerna', que fue interceptado por los franquistas. Cuatro días después fue fusilado en el cementerio de Hernani. El 24 de enero de 2020 el lehendakari Íñigo Urkullu presidió en Belloc un homenaje del Gobierno vasco y el instituto Gogora a los monjes por la protección proporcionada a ciudadanos vascos entre 1936 y 1940.

En mayo de 1962, los benedictinos también acogieron a aquel grupo de jóvenes vascos que huían de la represión franquista y todavía no habían comenzado a matar. Los historiadores no se ponen de acuerdo en el número de participantes en aquel decisivo cónclave, que ya eligió a su primer comité ejecutivo. Varios meses antes, el 17 de octubre de 1961, ETA había remitido una carta a la dirección del PNV para comunicarles que los representantes oficiales de la organización eran José María Benito del Valle y David López Dorronsoro, ambos en esa primera cúpula. También la integraban Julen Madariaga, Patxi Iturrioz, Eneko Irigarai, José Manuel Agirre y José Luis Álvarez Emparantza 'Txillardegi'. Varios de ellos ya han fallecido.

La abadía de Belloc sufrió varias intervenciones policiales durante los años más mortíferos de ETA.
La abadía de Belloc sufrió varias intervenciones policiales durante los años más mortíferos de ETA.

En aquella I Asamblea, ETA discutió y aprobó los denominados 'Principios', que recogían una definición de lo que eran y un programa con los objetivos que perseguían. Se definieron como un «movimiento revolucionario vasco para la liberación nacional creado en la resistencia patriótica, socialista, de carácter aconfesional y económicamente independiente». Llamaba la atención que se autoafirmara como un movimiento y no como un partido y que ratificara su ruptura con la herencia católica: «ETA manifiesta su aconfesionalidad y la propugna para la Constitución de Euzkadi», señalaron.

La violencia, después

En los 'Principios' no aparecía la lucha armada. La decantación por la violencia llegará seis años después, el 2 de agosto de 1968, cuando ETA decidió de manera premeditada asesinar al inspector de policía Melitón Manzanas. El monasterio de Belloc ha sobrevivido al ciclo de la organización terrorista, que anunció el 20 de octubre de 2011 el «cese definitivo» de la violencia, y el 4 de mayo de 2018 escenificó su disolución. Ahora, en un cierre de círculo simbólico, son los benedictinos de Belloc los que bajan la persiana, empujados por el reloj biológico y la falta de vocaciones.

La histórica abadía que fue testigo del origen 'oficial' de ETA ha sido traspasada a la fraternidad Habitat et Humanisme, un movimiento cristiano de espiritualidad, centrado en la integración de las personas desfavorecidas a través de viviendas sociales. Los contactos se iniciaron hace tres años y el pasado mes de diciembre se formalizó el protocolo de venta de las instalaciones ante un notario, con el visto bueno del obispo de Baiona, monseñor Aillet. El acuerdo incluye la cesión del bosque, los terrenos de cultivo y la quesería a la cooperativa de la fraternidad. Los trece monjes que quedaban se han trasladado a las estancias desocupadas del monasterio hermano de Santa Escolástica, habitado por 11 monjas de la misma orden, donde el trabajo manual dejará paso a la vida contemplativa. El final de una época.

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