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El asesinato de Borja Villacís sigue envuelto en una nebulosa cinco días después. La causa continúa bajo un estricto secreto y el Grupo V de Homicidios trabaja a destajo para esclarecer un crimen que mantiene intrigado a todo un país, pero en el que sigue habiendo muchas más preguntas que respuestas. También para los policías asignados al caso. La decisión del Juzgado de Instrucción 2 de Illescas (Toledo) de dejar libre a uno de los detenidos y de mandar a la cárcel al principal sospechoso, Kevin Pastor Estopa, por homicidio, y no por asesinato -lo que apuntaría a la premeditación- hace todavía más desconcertante este caso lleno de incógnitas.
El motivo real del tiroteo sigue sin aclararse y es la clave de todo. Luis F. A., 'El Pecas', el amigo de Borja Villacís que viajaba en el mismo coche y que resultó herido en el tiroteo, ha asegurado en dos ocasiones a la Policía en sus interrogatorios en el hospital que fueron objeto de una emboscada porque la cita con el clan de Bargas (Toledo) al que pertenecían los dos enviados a prisión -Kevin Pastor Estopa, 25 años, uno de los dos pistoleros que dispararon, y su madre María José Estopa Jiménez, de 52 años, conductora del vehículo en el que llegaron a El Pardo los asesinos- era simplemente para pactar retirar la denuncia por la quema de un vehículo de un amigo del entorno de Villacís. Esa versión, la de una encerrona con la excusa de reunión sin armas para parlamentar, es la que mantienen los otros tres amigos de Villacís que acudieron en otros dos coches a la cita a modo de guardaespaldas. Avala la tesis de la trampa el hecho de que los asesinos fueran al encuentro con las matrículas falsas preparadas.
Sin embargo, el Grupo de Homicidios V de Madrid no se cree que una simple cuita por un coche desatara esta sangría. El juez de Toledo, por el momento, acusa a Kevin, al que la policía cree autor material de los disparos, únicamente de homicidio, lo que descartaría la premeditación y la alevosía del asesinato en una emboscada. No obstante, el Juzgado de Instrucción 38 de Madrid sí que envió a prisión acusada de asesinato a María José Estopa Jiménez, a la que los agentes no sitúan en ningún momento, al menos hasta ahora, sujetando un arma.
No casa tampoco que para ser una simple cita a fin de resolver un asunto de no demasiada envergadura como es la retirada de una denuncia, que ambas partes -también la de Villacís- acudieran el martes a primera hora de la tarde al descampando de El Pardo con un enorme despliegue de seguridad. Villacís y los suyos se desplazaron hasta en tres coches. Según fuentes de la investigación, por parte del grupo del hermano de la expolítica de Ciudadanos fueron a la cita no menos de cinco personas. De la otra parte, hubo al menos, además del coche que conducía María José Estopa, un segundo turismo de gran tamaño y de color oscuro, cuyos ocupantes no han sido detenidos. Entre las medidas de seguridad que adoptaron los dos grupos también estuvo la de acudir al encuentro con coches de alquiler. El bando del hermano de la exvicealcaldesa con un Citroën C3 color blanco y los tiradores con un BMW X2 gris plata. Nadie quería que los de la otra 'trinchera' conociera sus vehículos reales.
La tesis de los amigos del Villacís es que el fallecido acudía al encuentro como un simple «mediador» porque conocía del mundillo radical futbolero de Madrid a Kevin Pastor. El pistolero es el que mantenía el conflicto por el coche quemado, un Seat León, y la consiguiente denuncia con David, uno de los amigos de Villacís que estaba en uno de los vehículos que acudió al encuentro de El Pardo. Sin embargo, David resulto ileso. Es más, su vehículo no fue tiroteado. Pastor y el otro tirador solo acribillaron el coche en el que viajaba el fallecido y se ensañaron especialmente con Borja, al que literalmente masacraron con proyectiles de armas largas de gran calibre. Y al que remataron en la cuneta cuando salió mal herido.
El entorno más cercano de Borja Villacís ha insistido en que el fallecido se había desvinculado por completo de su pasado violento ultra (fue condenado en su día por agresiones a militantes izquierdistas) y del mundo del narcotráfico (estaba pendiente de ser enjuiciado tras ser detenido en 2021 acusado de ser el 'guardes' de un alijo de coca de grupos colombianos). Sus más cercanos, que reiteran hasta la saciedad que solo acudió a El Pardo como «mediador» y por hacer un favor a sus amigos, afirman que había rehecho su vida y que, incluso, se estaba preparando una oposición para trabajar como conductor en el metro. Sin embargo, en su funeral esta semana apareció una nutrida representación del mundo radical más ultra de Madrid, que incluso plantó el emblema de un 'sol negro' (típico de la simbología nazi) en uno de los carteles de panegíricos que se vieron en la capilla del cementerio de San Justo.
Los análisis balísticos confirman que fueron, al menos, dos armas las que se usaron en el tiroteo. Todos los testigos, tanto del bando de Villacís, como los dos guardias forestales que contemplaron la balacera certifican que la madre de Kevin no disparó. Los testigos afirman sin género de dudas que las armas las empuñaban dos varones vestidos de negro y no mayores de treinta años. Las imágenes examinadas por la policía confirman que en el BMW viajaban efectivamente tres personas. Pero ni Ismail (el marroquí puesto en libertad con medidas cautelares por el juzgado de Illescas el viernes) ni Omar (el otro magrebí que fue arrestado durante unas horas en Juncos el miércoles) fueron los pistoleros. Ellos solo vivían en la casa ocupa de Juncos en la que se refugió Kevin Pastor. Este periódico conoce una de las identidades que barajan las fuerzas de seguridad, un viejo amigo de Pastor, un neonazi madrileño con importantes antecedentes penales y que en el pasado participó con el encarcelado en agresiones a activistas de ultraizquierda.
La tesis de la emboscada premeditada por el poderoso clan de Los Bote de Bargas, al que pertenecen Kevin y su madre, también presenta lagunas por lo chapucero del plan, según relatan los investigadores. No solo por implicar como conductora a la inexperta madre de uno de los pistoleros, que acabó cayendo solo horas después, sino también por no planear el lugar donde iban a cambiar las matrículas falsas y tirar las armas (acabaron haciendo la maniobra delante de decenas de ojos de una oficina de Fuencarral y grabados por los móviles de los trabajadores). Igualmente cometieron el enorme fallo de alquilar un modernísimo BMW con un sistema de GPS que permite a la empresa de renting seguir sus movimientos porque avisa a una central en caso de accidente y sitúa el vehículo en el lugar del siniestro. En cualquier caso, no hizo falta tirar de este dispositivo, porque María José Estopa se paró a limpiar las huellas del coche en una concurridísima gasolinera de la popular Plaza Elíptica con un tremendo golpe en una de la puertas (fruto de la embestida al coche en el que viajaba Villacís) y con un aparatoso airbag blanco reluciente visible desde decenas de metros a distancia. Un plan con muchas fisuras para un clan experto desde hace décadas en delitos como alunizajes y butrones, que requieren siempre de una importante logística.
Los investigadores de Homicidios están convencidos de que Kevin, su madre y el segundo pistolero contaron con apoyo. Los agentes todavía no han determinado si el vehículo negro de grandes dimensiones –un BMW o un Audi, según los testigos- que llegó con el coche de los asesinos pudo ser el que luego llevó a Pastor a esconderse a Toledo cuando este pistolero y el otro tirador abandonaron el BMW que conducía María José Estopa (tras cambiar las matrículas y tirar las armas ante las miradas de los oficinistas de Fuencarral) y siguieron la huida a pie por los montes de El Pardo.
Los investigadores también trabajan con ahínco en las últimas horas para saber si existe alguna relación de este crimen con la banda de narcotraficantes en la que estaba integrado Kevin Pastor que, pese a pertenecer familiarmente al clan de Los Bote de Bargas, 'trabaja' en Madrid para una organización radicada en Pan Bendito, en el distrito de Carabanchel, donde vivía con su padre, divorciado de su madre.
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