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Varias personas pasan frente a los burdeles de una de las calles del Barrio Rojo en Ámsterdam AP
El Barrio Rojo se va al campo

El Barrio Rojo se va al campo

Crece la tensión en Ámsterdam por el proyecto de trasladar sus famosos escaparates del sexo del centro histórico a los suburbios para frenar los excesos de alcohol y drogas y las despedidas de soltero

Johana Gil

Jueves, 20 de abril 2023

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Ámsterdam quiere dejar atrás la imagen de ciudad abierta al sexo, fiestas, drogas y alcohol para convertirse en un destino más moderado con una oferta de mayor «sofisticación». Por ello, se plantea que los históricos escaparates con luces neón color escarlata del Barrio Rojo -uno de los lugares más concurridos por los extranjeros- sean desplazados a los suburbios para asentarse en un nuevo «centro erótico». Con más de 20 millones de turistas al año, entre ellos un millón de británicos, la capital holandesa trabaja para equilibrar el ser una de las localidades más visitadas del mundo con la vida normal de sus 883.000 vecinos.

Además de sus estrechos canales y los paseos en bicicleta, la industria del sexo se ha convertido en uno de los principales atractivos de la ciudad. Mientras en otros países se ha restingido la prostitución o incluso se han confinado los espacios dedicados a esta actividad a las periferias, en Ámsterdam, las casas de citas son legales desde el año 2000. Desde entonces, el Barrio Rojo holandés se ha convertido en uno de los más importantes del mundo. Su relevancia ha ido en aumento por su ubicación y fácil acceso, ya que con el crecimiento de la ciudad ha quedado en pleno centro histórico. Los burdeles han pasado de ser un lugar reservado a convertirse en un sitio de interés para los viajeros. De hecho, algunos paquetes turísticos incluyen un tour por el casco viejo, en donde están, por un lado, grandes iglesias y plazas y, por el otro, calles de bares con mujeres «exhibidas» en puertas de cristal.

La ciudad ya cuenta con un museo y un teatro eróticos y ahora pretende construir un espacio de ocio al estilo de un centro comercial. Las instalaciones tendrían un centenar de plazas en comparación a las 250 vitrinas que hay en la actual zona, con mayor diversidad de servicios, a diferencia de ahora que sólo hay mujeres. Además, contará con salas de descanso, área para la atención médica y social, y una amplia variedad de negocios de entretenimiento, restauración, arte y cultura.

«Menos riesgo»

«Con el centro erótico damos un lugar de trabajo seguro, reducimos las molestias provocadas por las aglomeraciones en el barrio y reducimos la influencia de la delincuencia», explica la alcaldesa Femke Halsema, quien lidera el plan de trasladar el polémico barrio al distrito sur. También asegura que la Policía ve «menos riesgo de incidentes de seguridad, problemas juveniles y tráfico de drogas» en los tres territorios alternativos que se analizan. La propuesta de reubicación ha estado sobre la mesa desde hace tres años de manera formal. Pero hasta ahora no ha logrado convencer.

Las mujeres ofrecen sus servicios sexuales dentro de los escaparates iluminados con luces rojas desde que se legalizó la actividad en el año 2000 en Países Bajos AP

En 2019 se planteó un «hotel de la prostitución» -el plan que ha dado forma al actual centro del sexo-. Entonces había una lista con ocho posibles ubicaciones que se ha reducido a tres: «De Groene Zoom» y el «Europaboulevard», ambas cerca del RAI en Ámsterdam-Zuid, y la tercera opción en la zona del Docklandsplot, en Ámsterdam-Noord.

La lucha del Gobierno para reducir el impacto de esta actividad ha estado vigente desde la legalización de los escaparates del sexo. Ya en 2007, el Ayuntamiento compró varios locales donde había medio centenar de vitrinas con el fin de promover la apertura de otros negocios alternativos a la prostitución. El proyecto llamado 1012 -el código postal de la zona- pretendía la renovación del barrio con el emplazamiento de boutiques de lujo, cafés de primer nivel y galerías de arte. De esta manera, se trataba de alejar no sólo a los turistas «irresponsables», que han aumentado a medida que el lugar se ha convertido en el preferido de las fiestas masculinas y despedidas de soltero, sino también de poner trabas a las mafias asociadas al crimen organizado y a la trata de blancas.

Familias y jóvenes profesionales

Al proyecto de reubicación se suma el apoyo de los actuales habitantes de la zona, que no es exclusiva de las trabajadoras del sexo. En los últimos años, muchas familias y jóvenes profesionales se han trasladado allí y reclaman un espacio menos marcado por los escaparates. En las calles es habitual encontrar carteles pegados en las paredes con frases como «vivimos aquí», que buscan crear conciencia entre los visitantes que suelen excederse con las bebidas alcohólicas y drogas en la vía pública. El control vecinal se ha reforzado con varias restricciones impuestas por las autoridades. Pero las sanciones no se hacen cumplir, según las trabajadoras sexuales, que niegan ser el origen de los altos índices de delincuencia y los comportamientos obscenos que registra el histórico Barrio Rojo.

Los jóvenes británicos suelen ser los turistas que más visitan la capital holandesa AFP

Desde finales de marzo, las prostitutas han protagonizado una serie de protestas contra la idea del centro erótico. Afirman que trasladar su actividad a otro lugar no reducirá la criminalidad y el turismo de fiesta, sólo lo reubicará. Argumentan que el cambio no sólo afectaría a sus ingresos, sino también a su seguridad. Los sitios alejados son menos concurridos por los viajeros y clientes y la presencia policial se reduciría drásticamente. Las meretrices denuncian una «caza de brujas» y critican que los nuevos residentes ya conocían la realidad y la historia del barrio cuando se afincaron en él. Estas calles han sido el refugio de la prostitución desde el siglo XVI, cuando las mujeres ofrecían sus servicios en la puerta o la ventana de sus casas. Las vitrinas se han modernizado y se alquilan como una «oficina» normal. La renta se paga por turnos diarios que varían entre ocho y doce horas y los precios van desde 50 a 200 euros por jornada.

A las manifestaciones contra el reasentamiento se han unido los vecinos de los terrenos que recibirían el nuevo centro de ocio erótico. Su argumento es el mismo: viven en una zona residencial y consideran que su actividad reventaría la atmósfera familiar que actualmente mantienen. Entre las voces en desacuerdo también está la de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), que tiene su sede principal en el distrito comercial de Zuidas, la 'Milla Financiera' de la capital holandesa. Después del Brexit, la EMA abandonó Londres y aunque Barcelona, Copenhague, Milán y Viena estaban en la lista de posibles destinos del edificio, el organismo se decantó por Ámsterdam por la «seguridad y protección» que ofrecía como parte de los requisitos. La EMA ha asegurado que se aliará con Bruselas para garantizar un «entorno de trabajo seguro» para su personal y expertos.

Las trabajadoras sexuales participan en una manifestación contra los planes para cerrar el histórico Barrio Rojo en Ámsterdam AFP

En vista de la imposibilidad de un acuerdo, el Ayuntamiento trabaja de forma paralela en una campaña digital para desalentar los viajes de turistas que sólo van a la ciudad en busca de sexo y drogas. Las autoridades lanzaron a finales de marzo el programa 'Stay Away' (permanezca lejos), dirigido principalmente a los hombres británicos de entre 18 y 35 años y a poner freno al creciente negocio de las despedidas de soltero, demandadas, en su mayoría, por jóvenes del Reino Unido. La iniciativa forma parte de los esfuerzos municipales para limpiar la reputación de Ámsterdam y que deje de ser la capital de la fiesta más liberal de Europa.

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