La fiscal general Pam Bondi y el presidente Donald Trump en una rueda de prensa. Reuters

Bronca pública de Trump a su fiscal general, Pam Bondi: ¿Un nuevo caso Elon Musk?

El presidente insta a su responsable en Justicia a mostrar más energía y acusar a quienes él considera sus enemigos, como el exdirector del FBI James Comey y la fiscal Letitia James: «No se está haciendo nada», clama

M. Pérez

Domingo, 21 de septiembre 2025, 12:11

«No podemos demorarnos más, está destruyendo nuestra reputación y credibilidad», Con este mensaje en su red social, un iracundo Donald Trump ha instado a ... su fiscal general, Pam Bondi, a procesar a todo aquel que el presidente de EE UU considera su enemigo. «Me destituyeron dos veces y me imputaron (¡cinco veces!)», señala el líder republicano en relación a los casos judiciales que pesaban sobre él y su organización empresarial antes de convertirse en presidente y, supuestamente, su derrota en las anteriores eleciones de 2020, que él siempre ha achacado a un «fraude» electoral perpetrado por los demócratas,

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En ese mensaje nocturno del sábado, Trump afirma que ha sido acusado repetidamente «sin nada» –se supone que habla de pruebas– y exige: «¿Hay que hacer justicia ya!». Luego, agrega tres nombres a los que ha considerado blanco de sus conflictos: James B. Comey, exdirector del FBI; al senador Adam B. Schiff, demócrata por California; y a Letitia James, fiscal general de Nueva York.

«Todos han sido culpables como el demonio, pero no se va a hacer nada», reprocha Trump. La exigencia de mayor energía a Bondi con un léxico tan duro ha estremecido a la Casa Blanca, aunque en el entorno del Despacho Oval se sabía que a su inquilino se le estaba agotando lau paciencia. Sin embargo, ha extrañado la repercusión pública del enfado y ya hay voces que especulan si la relación no se romperá como anteriormente con el archimillonario Elon Musk.

Renuncia

Su enorme enfado es consecuencia de la renuncia del fiscal federal del Distrito Este de Virginia, Erik S. Siebert, a continuar las investigaciones sobre Letitia James y James B. Comey. De la primera dijo que su departamento no había encontrado pruebas para procesarla por un presunto fraude hipotecario relativo a sus dos viviendas en Brooklyn y Virginia. Durante meses, la fiscalía ha intentado hallar algún indicio sin resultado después de intentar procesarla por sihubiera violado los derechos civiles de Trump cuando le enjuició en 2023 antes de iniciar su última carrera electoral.

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Letitia James, fiscal de tendencia demócrata, procesó a la Organización Trump por inflar y reducir los precios de algunas de sus propiedades en un caso de fraude fiscal que le costó al negocio una multa de 450 millones de dólares. Desde entonces, la fiscal de Nueva York está en el punto de mira del presidente.

También el exdirector del FBI está en esa diana desde 2016, cuando la agencia cerró una investigación contra Hillary Clinton –rival electoral del republicano– por supuesto manejo irregular de información clasificada. Tras estas últimas elecciones de 2024, Comey tuvo el desliz de lanzar un tuit con la imagen de Trump y el número '8647', que en argot policial puede entenderse como sinónimo de asesinado o eliminado. Por eso, la Casa Blanca quiere procesarlo como autor de amenazas de muerte al presidente.

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El fiscal Siebert mostró en varias ocasiones su preocupación por el procesamiento de el exdirector del FBI en base a una circunstancia tan débil. Eso, y su negativa a procesar a Letitia James, condujeron a Pam Bondi a presionarle, hasta que el viernes el fiscal presentó su renuncia, desencandenando de paso una crisis entre el inquilino de la Casa Blanca y su fiscal general. Los hechos han puesto de relieve además la profundidad a la que llega la injerencia presidencial en el aparato de Justicia para conseguir una represalia sobre sus oponentes. Por cierto, Trump ha querido como es habitual quedar por encima y ha manifestado: «Sieber no renunció. Lo despedí yo».

La reacción del líder republicano ha sido inmediata. Este fin de semana ha nombrado a su asesora de alto rango Lindsey Halligan nueva fiscal federal en el Distrito Este de Virginia en sustitución del defenestrado Erik Siebert. Trump sitúa así al frente del departamento a una mujer de su máxima confianza, abogada del equipo que le defendió en la investigación del FBI por los cientos de documentos clasificados encontrados en su mansión de Mar-a-Lago. Halligan también participa en el plan del Gobierno de eliminar «ideologías inapropiadas» en las instituciones culturales. Como fiscal interina contará con Mary Cleary, abogada conservadora que en su día fue acusada de estar en el Capitolio durante el asalto posterior a la derrota electoral de Trump en las elecciones de 2020.

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Una larga campaña

La campaña del republicano contra los fiscales que él cree adversos a su causa es amplia. Afecta a representantes del Ministerio Público en 93 distritos de todo el país, y a decenas de agentes del FBI: todos los que han trabajado en investigaciones relaivas a sus manejos durante el periodo 2021-2025 en el que no ha sido presidente. Su empeño es una continuación de la purga practicada entre los funcionarios del Gobierno.

«Tenemos que actuar con rápides sean o no culpables. Si no lo son, no hay problema. Y si lo son, deben ser acusados. Pero con rapidez», ha exigido el líder republicano en el mensaje dirigido a Pam Bondi, a la que ha ordenado que ponga un interés personal en las investigaciones sobre Letitia James y James B. Comey. Trump le espeta además que ha leído «más de 30 declaraciones y publicaciones» criticas con la lentitud e inacción de la Fiscalía General en diferentes investigaciones. «Pam: He revisado más de 30 declaraciones y publicaciones que dicen, en esencia, la misma historia de la última vez: pura palabrería y nada de acción. No se está haciendo nada», le reprocha.

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Pam Bondi, de 59 años, fue fiscal en Florida y se convirtió en fiscal general de EE UU en febrero de 2025 por designación directa del líder republicano. Ha sido su brazo en la Justicia. Trump no olvida su importancia y, en el mismo mensaje lanzado esta noche, elogia su «excelente» labor y su perfil «cuidadoso y muy inteligente». Todo eso, antes de subrayar «No podemos demorarnos más, está matando nuestra reputación y credibilidad». En el entrono político de Washington se empieza a especular si éste será un nuevo 'caso Elon Musk', donde tan fácil fue pasar del amor al odio.

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