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Hay un lugar muy cercano al aeropuerto de Gran Canaria que es uno de los locales más famosos de la isla. Y lo es por un producto en concreto: los bocadillos de pata. En efecto, hablo del bar Yazmina, todo un emblema que no para de recibir reconocimientos y visitas en el barrio del Calero, en Telde. Es por méritos propios nuestra primera parada en la isla para el desayuno, y las expectativas se cumplen de manera solvente. Allí el principal dilema al que se enfrenta el visitante viene en forma de pregunta de los rápidos camareros: ¿con queso o sin queso? Yo soy de los que le añaden el queso tierno y nada de sal, pues la pata es sencillamente perfecta. Así pues, tras ese delicioso y célebre bocado es un buen momento para afrontar la ruta grancanaria con un entusiasmo que ya no se irá más.
El precioso norte de Gran Canaria es de visita obligada. Por su belleza y también por su buen comer. Por eso la ruta nos lleva hasta uno de los municipios más bonitos y con más historia de la isla: Gáldar. Allí todo visitante es tan bien recibido y se sentirá tan cómodo que disfrutará cada paso por su casco histórico, perfectamente cuidado e impecable. Desde la calle Capitán Quesada, popularmente conocida como calle Larga, hasta la plaza con la imponente iglesia de Santiago de Gáldar, pasando, por supuesto, por el impresionante museo y parque arqueológico Cueva Pintada. Su zona comercial abierta alberga numerosas tascas con mucho encanto, y tomar algo en forma de aperitivo en cualquiera de ellas es una experiencia sumamente placentera.
Para el almuerzo nos dirigimos a uno de los mejores restaurantes del norte, y por consiguiente de Gran Canaria: La Trastienda de Chago. Esta pequeña tasca esconde un talento descomunal, con una apuesta sin tapujos por el producto de cercanía y con una potente oferta de vinos.
Un gazpacho de piña tropical de Gran Canaria servirá para abrir boca y empezar el deleite. Un delicioso aguacate de la isla tostado con relleno de ceviche de lubina y terminado con mayonesa cítrica se encarga de continuar con el espectáculo, que regamos como corresponde, con un vino local.
Continuamos con unas setas de cercanía con ajos y perejil preparadas al wok. Mucho sabor, textura perfecta. Un acierto.
A sugerencia de la jefa de sala pedimos un atún sobre base de trigo y algas wakame con salsa oriental. Otra genialidad muy equilibrada y original.
Un yogur natural con chutney de mango y pasas servirán para cerrar un glorioso almuerzo en esta sorprendente tasca.
Es el turno para una de las joyas de la corona: la playa de Las Canteras, una de las mejores playas urbanas del mundo. Allí, en la capital grancanaria, nos dirigimos a un clásico que nunca falla, y que servirá para cerrar una jornada redonda. Se trata de la Bodega Extremeña, otra pequeña y acogedora tasca con la playa como testigo privilegiado. Hay algunos platos que son fundamentales, además de su selecta oferta de vinos. Los embutidos extremeños de primer nivel, la ensalada de aguacates y tomates y las famosas tortillas ibéricas, jugosas y con mucho sabor, como deben ser, son de obligado conocimiento. Unas carrilleras servirán para despedir una jornada gastronómica de primer nivel, y de paso para disfrutar de una isla que nunca defrauda. Así es Gran Canaria, siempre sorprende y nunca defrauda.
Binter patrocina esta sección de gastronomía, que permite conocer la riqueza culinaria de las distintas islas del Archipiélago, conectadas en su totalidad por la aerolínea. La compañía aérea canaria ofrece una media de 115 vuelos diarios con Gran Canaria, a todos los aeropuertos de las islas.
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