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Un cartel en coreano y una discreta puerta en la calle Secretario Artiles número 82. Con estas señas, los fieles comensales del Kim's Pojangmacha regentado por Yo Hwan Go Kim llevan años sumergiéndose en la cocina coreana tradicional, formando una pequeña familia que guardaba como un tesoro esta ubicación casi secreta, con muy pocos platos en la carta, algunas sugerencias fuera de ella y unas pocas mesas.
Callejeando por esa zona del puerto hasta llegar a ese oscuro tramo peatonal de la calle, el camino formaba parte de la propia aventura de comer allí. Da la sensación que uno sale de la ciudad para adentrarse en otro mundo, y desde luego eso también forma parte del Kim's Pojangmacha. «Mi madre abrió este negocio basándose en los pojangmacha, que son puestitos callejeros que tienen mesas y sillas de plástico, una señora con el carrito y la comida y unas lonas de plástico. Ese era el concepto con el que abrió, pero en interior», recuerda Yo Hwan.
Este joven nacido en Las Palmas de Gran Canaria e hijo de coreanos recuerda la importancia de esta comunidad en la zona puerto de la capital grancanaria, con el negocio de su madre como uno de los puntos de encuentro habituales. «Mi madre abría por las noches, aquí alrededor habían cuatro karaokes coreanos, y algunos restaurantes. Aunque el concepto callejero de mi madre, el pojangmacha, era el único y más enfocado a la bebida. Lo que hoy sería un 'afterwork', en aquel entonces se convirtió en un lugar para tomar algo y acompañarlo con platos de comida, que era muy apreciada».
Tras veinte años al frente del negocio, la señora Young Soon Kim se jubiló y su hijo cogió el testigo del pequeño local, tras formarse en cocina. «Cuando empecé fueron mis amigos lo que venían a cenar. Los amigos de esos amigos traían a más amigos y así se fue formando una pequeña clientela fiel gracias al boca a a boca».
Quizás gran parte de su éxito, además de su buen hacer con la cocina, se deba a esa autenticidad en peligro de extinción. «No es un local común en la ciudad, porque estos locales se están perdiendo, y a la clientela le gusta esa sensación de teletransportarse a otro lado cuando se meten aquí. Además es un trato muy personal, trabajo yo solo y todos somos una familia».
Aunque su carta no es amplia, esa pequeña oferta tiene sus fieles seguidores. Desde el plato estrella que es el Bibimbap, un arroz con vegetales junto con una salsa picante para mezclar, hasta las clásicas empanadillas fritas de verduras, Mandu, pasando por el aclamado pollo frito en salsa agridulce-picante o la tortita de verduras.
«Todo ligado al kimchi, la verdura fermentada coreana, ya que antes no tenían acceso a las verduras en invierno era una manera de conservarlas. Se puede hacer con muchas verduras diferentes, aquí dependiendo de la temporada se utiliza la col china o el rábano. Y no es por que sea mi madre, pero el de ella es el mejor kimchi que existe en la isla».
Ahora que empieza la ceremonia del adiós de este emblemático local que tanta historia tiene y que tan arraigado está a la que un día fue la gran comunidad coreana de Las Palmas de Gran Canaria, hoy presente aunque considerablemente menos numerosa, Yo Hwan Go Kim tiene sensaciones encontradas.
Por un lado deja atrás toda su infancia, la calle donde creció, jugó al fútbol o montaba en bicicleta y donde vio a su madre sacar un negocio adelante, época esplendorosa y divertida. Por otro, afronta con ilusión la nueva etapa empresarial en un local acorde a su idea, con más espacio, renovado y donde podrá desarrollar, junto a un equipo, su propio camino, su sueño.
«Los platos aquí están condicionados a la capacidad que tiene el local para prepararlos. En el nuevo, además de llevar los clásicos, trateremos de innovar algo en el concepto. Empezaré con un equipo, con un servicio mejor y con nuevas ideas. Estoy muy ilusionado». Hay algo que no es negociable para él. La esencia del Kim's Pojangmacha también se mudará a su nueva dirección, en la calle Galileo. Eso es algo que nunca se perderá. En enero lo descubriremos.
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