Fiebre de sábado noche en el Miss Sushi de Las Palmas de Gran Canaria

Su expansión por España da buena muestra de que su propuesta funciona. Los más de 30 locales a lo largo del territorio nacional, todos ellos ubicados en las principales ciudades, certifican que la cadena nacida en 2008 ha sabido congeniar con una clientela que acude sin complejos a disfrutar de la aclamada gastronomía nipona en un espacio que presume de «romper con todos los tópicos y democratizar el sushi, haciéndolo accesible a todos los bolsillos».

Desde la apertura de su primer negocio en Canarias, donde eligieron Las Palmas de Gran Canaria (calle General Vives, 54) no son pocos los comensales que viralizan multitud de fotos en el interior del local, decorado precisamente para eso, pues el ambiente invita a descubrir cada rincón del lugar en la calle General Vives. De ahí que hace unos días fuera con cierta curiosidad a vivir la experiencia Miss Sushi a la sala, en lugar de hacerlo en el sofá de casa.

A la invitación de un amigo, que me pidió ir allí expresamente pues le había sorprendido al caminar por delante y le habían hablado bien de la propuesta gastronómica, respondí con un rotundo sí, sin saber que nos deparaba una agradable sorpresa. Con la sala llenándose poco a poco, y con los primeros platos ya saliendo a las mesas, una cabina de DJ se hizo hueco en una discreta esquina para darle más ritmo a la ya de por sí intensa cena.

Así, entre el conocido como «tataki más rico del mundo», de atún rojo de almadraba de Barbate, flambeado con mantequilla de soja y servido sobre mayonesa de trufa, toques de sriracha, maíz tostado y hierbas; la tempura de gambón salvaje con salsa de chile; una variedad de gyozas; o unos de los múltiples combos de rolls, nigiris o éxitos que el local deja crear a los comensales, el ambiente gracias a la disco improvisada era formidable.

La idea, según nos comentaron esa noche, es que esta iniciativa se consolide cada sábado, pues la acogida ha sido bastante buena. Una interesante forma de rentabilizar, y de paso presumir, de un local muy cuidado en su singular decoración.