Una esquinita que huele a lo de siempre: Así es la nueva era de Gazuza
Un traspaso ha convertido a Roberto en empresario de este local que ya tenía mucha esencia pero que, ahora, tiene un toque único
En la calle General Más de Gaminde ya existía esta pequeña tasquita, pero Roberto, su nuevo propietario, ha llegado para darle su marca personal. Hace poco más de cuatro meses, en el mes de julio, los anteriores dueños de este pequeño local decidieron traspasarlo y Roberto, que hacía bastante que tenía en la cabeza esto del negocio de la hostelería, lo sintió como una señal y se postuló como voluntario para recoger el testigo.
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Sin ningún tipo de experiencia previa en el gremio, simplemente con una ilusión y muchas ganas de hacer de esta esquinita algo suyo, Roberto comenzó la andadura por las aguas de la restauración, para él desconocidas. Y aunque él se dedica a la compraventa de coches, ha aprendido mucho desde que se lanzó a este proyecto.
Reconoce que los principios, como siempre son, fueron muy duros ya que él no entendía de la relación con los proveedores y además, está teniendo que aprender a combinar ambos trabajos y con la conciliación familiar, «yo al final estoy trabajando de lunes a lunes», confiesa.
Sin embargo, en este proyecto no está solo, con él cuenta con gran parte del personal que ya trabajaba con los antiguos dueños, algo que ha sido clave para la continuidad en las relaciones con los clientes que ya se habían forjado en la primera etapa del local. Aunque también con él han llegado nuevo fichajes como el cocinero principal y nuevas incorporaciones en sala. La finalidad es conseguir un buen ambiente y equilibrio entre la experiencia y la renovación.
El sitio guarda el estilo original -aunque no por mucho tiempo- y pese a que ya se reformó la fachada y la puerta principal, Roberto tiene grandes ideas para su interior. Lo realizará de forma gradual, primero serán los baños, el suelo y la barra y para ello tiene reservados los meses de enero y febrero, que es la época menos concurrida.
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El objetivo principal de Roberto es que se mantenga la esencia original de la tasca que ya funcionaba antes de su llegada. «Yo lo que quiero es un espacio acogedor, con ambiente familiar y cocina casera cuidada».Para conseguirlo, su cocina tiene una base mediterránea, con toques orientales adaptados al paladar europeo.
En su primer contacto con el gremio ha considerado fundamental rodearse de buenos proveedores que le aseguren un compromiso con lo local y cercano, ya que para él es fundamental el compromiso con el producto de kilómetro 0 y el apoyo a productores de las islas. De esta manera, utiliza materias primas locales como verduras y carnes nacionales y de la isla. También tiene un espacio reservado a la bebida, dónde ha querido apostar también por vinos de la casa, especialmente de Lanzarote.
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Entre algunas de sus propuestas más aclamadas están esos platos que a simple vista parecen los de siempre pero que, en Gazuza les añaden un toque especial. Entre los entrantes destacan algunos platos estrella de su carta que según ellos «nunca fallan», como la ensaladilla de pulpo, los rollitos de pato o las croquetas caseras. Aunque si lo que apetece es algo más ligero, también tienen opciones verdes con sus ensaladas, de varios tipos, de mango o de pulpo.
En cuanto a los platos principales tienen amplia variedad de elección desde carrillada o cochinillo a variedades de arroces -caldoso, paellas y arroz negro-, los cuales se pueden pedir por unidades, algo que alivia bastante las comandas al no tener hacer un pedido mínimo entre dos personas. Tampoco se olvidan del pescado en su carta, dónde se pueden encontrar salmón o bacalao.
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Aunque con los postres no se quedan atrás ya que su estrella de la parte más dulce de la carta es, ni más ni menos, que un flan de huevo sin azúcar. También tiene mucho éxito su brownie de chocolate, al que le añaden helado, barquillos y mini galletas oreo.
La acogida ha sido mejor de la que esperaba Roberto ya que no solo ha mantenido la clientela fiel que ya tenía el restaurante si no que ha sumado otra tanta. Y pese a que la esencia del local sigue siendo la de llegar y sentarse, con vistas a la Navidad y sus tradicionales comidas familiares y de empresas, ya están preparados atendiendo a grandes grupos que, a pesar de tener que adecuarse al precio de un menú, tedrán un amplio abanico de opciones y precios.
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Al fin y al cabo, una historia de reinvención personal y respeto por la tradición, donde la pasión por hacer bien las cosas se nota en cada plato.
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