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Un gran expositor con todas las croquetas de elaboración casera advierte que allí este popular producto se lo toman muy en serio. Y no es para menos. Se ha convertido en una especie de templo croquetero que atrae a miles de fieles desde cualquier punto de la isla, incluso con visitas desde fuera.
«Recibimos clientes de todos los municipios de Gran Canaria y muchos de otras islas, que vienen específicamente a Moya a probar nuestras croquetas. Han cogido mucha fama», confiesa orgulloso Samuel García, el propietario de La Croquetería de Moya. Allí, los ochos empleados que conforman esta pequeña empresa tienen un protocolo de actuación bastante exigente, acorde al éxito del producto.
Los lunes a las tres de la mañana comienzan con la producción de la masa, un laborioso trabajo de mucha técnica que dura horas antes de meter el resultado en cámaras de frío, donde reposan durante 24 horas.
«Tenemos croquetas tradicionales, gourmet y dulces. Las tradicionales las vendemos frescas o fritas según encargo, y las gourmet las congelamos por el relleno con la salsa», aclara Samuel, que reconoce que parte del secreto está en «materia prima fresca y de la máxima calidad, mucho cariño y paciencia».
Tras el reposo en las cámaras de frío, al día siguiente toca el proceso de darle forma a la masa, otro de los momentos clave. Nada sencillo teniendo en cuenta que hay que convertir unos 400 kilos de masa en las bolas que darán forma a las croquetas. Y así, un día masa y otro día forma. Desde las tres de la mañana hasta las cuatro de la tarde que cierra el negocio.
Croquetas de merluza, beicon y dátiles, cochinillo y manzana, arroz negro y alioli, pulpo a la gallega, almogrote, chorizo de teror, puchero, pizza, calabaza y parmesano, berenjena de queso de cabra y miel o secreto de cerdo con miel forman parte de la oferta, y así hasta 28 variedades diferentes donde también tienen cabida las dulces, para los más golosos o para los que se queden con ganas de cerrar el festín croquetero con más croquetas. «Tenemos de brownie, de donuts de azúcar y en navidades sacamos de roscón de reyes o de turrón de Jijona, que tienen mucho éxito».
Pero no solo en el negocio ubicado en la carretera Cabo Verde de Moya es donde está la acción. La Croquetería está presente en multitud de eventos, celebraciones de todo tipo o en diferentes establecimientos hosteleros que acuden a ellos para poder ofrecer la excelencia a sus clientes.
El precio, entre diez y trece euros el kilo, de donde salen unas 36 unidades. Todo un descubrimiento el de este emprendedor que ha situado a Moya en el mapa gastronómico desde 2017 gracias a su apuesta por una idea tan singular como admirada. Y ahí están los números, que no mienten.
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