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Equipo repostero de Colomar en la calle León y Castillo. Juan Carlos Alonso

Locura por hacerse con el preciado roscón para el día grande

Como cada año, las principales dulcerías de la capital grancanaria reciben a multitud de personas, que acuden fieles a la tradición para endulzar el desayuno del día de Reyes con el producto más vendido en estas fechas

José Luis Reina

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 4 de enero 2023

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Hay tradiciones que nunca cambian. A pesar de los numerosos cambios a los que se enfrenta la sociedad, muchos de ellos a una velocidad de vértigo, existen ciertas escenas claramente identificables con un periodo concreto del año. Las uvas del día 31 de diciembre a las 00.00 horas, los churros para los que aguantan hasta la salida del sol del primer día del año, o por supuesto, las colas en las numerosas pastelerías de cualquier ciudad española para comprar el roscón de reyes.

En Las Palmas de Gran Canaria, donde el abanico de posibilidades para hacerse con uno es tan grande como atractivo, uno de los lugares con mayor capacidad de atracción de golosos clientes es el emblemático Colomar, que cuenta con dos establecimientos en la ciudad. Uno en León y Castillo, que es el que protagoniza las mayores colas como la que se vivirá durante toda la jornada de este jueves, y el otro en la calle Menéndez Pelayo, en el barrio de Alcaravaneras.

La elaboración manual y artesana es una máxima en Colomar. Juan Carlos Alonso

Bernardo Colomar, el propietario de esta reputada dulcería, ya está acostumbrado a ese frenético ritmo, aunque reconoce que este año prevé un movimiento de récord. «Es una auténtica locura, una guerra de mucho trabajo pero muy reconfortante. Tenemos previsto vender más de 3.000 roscones entre los dos locales».

El secreto para este éxito no se limita a uno o dos apuntes, sino a toda una trayectoria donde se ha consolidado como uno de los grandes emblemas dulces de la capital grancanaria. «Los nuestros son roscones artesanos, los rellenamos al momento, es decir, viene un cliente y nos pide que los rellenemos de cualquier crema y nosotros lo hacemos sobre la marcha. Eso no lo hace nadie», relata orgulloso Colomar.

Proceso de elaboración de los roscones. Juan Carlos Alonso

Con 75 años de presencia en la ciudad y con varias generaciones al mando, unido a una clientela fiel que también deja en herencia esa bonita costumbre de acudir a su dulcería de siempre, Colomar se supera cada año en número de ventas de su afamado roscón, aunque este año tienen previsto romper todos los esquemas. «Tenemos los clásicos, pero son dos los más vendidos, y este año esa tendencia se repetirá: el de crema y el de nata», apunta el pastelero. Aunque también saldrán bastantes de trufa, crema de turrón, dulce de leche o cabello.

Una de las cosas que diferencia a Colomar del resto de dulcerías de la capital es que allí los roscones no se reservan, sino que se venden, sobre todo, los días cinco de cada enero, aunque el viernes también es posible comprarlo a partir de las diez de la mañana. «No podemos reservar, llevamos trabajando así desde siempre y la clientela responde cada año».

Juan Carlos Alonso.
Imagen principal - Locura por hacerse con el preciado roscón para el día grande
Imagen secundaria 1 - Locura por hacerse con el preciado roscón para el día grande
Imagen secundaria 2 - Locura por hacerse con el preciado roscón para el día grande

Hasta los coches protagonizan colas en los alrededores de Colomar, jugándose la correspondiente multa, que no es la primera vez que pasa. Todo sea por la recompensa final, la ilusión del gran roscón para compartir en casa y en familia en el día grande.

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