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La Guía Repsol en su vertiente gastronómica ha ido evolucionando mucho desde aquella primera Guía Campsa creada en 1979. Su origen, más bien centrado en rutas, carreteras, hoteles y restaurantes, cumplía su función de manera eficaz y era la publicación de cabecera para muchos viajeros que vieron en la guía una completa brújula para orientarse y de paso saber dónde comer bien en lugares poco conocidos o difícilmente localizables.
Ahora, que simplemente tenemos que decirle a Siri que nos diga donde nos podemos comer un buen plato de croquetas a menos de un kilómetro, aunque estemos en el último pueblo del interior de España, la vida se ve diferente, y como es evidente este tipo de publicaciones ha tenido que adaptarse y convertirse en lo que son hoy en día.
Volviendo a su origen, la Campsa, oficialmente llamada Guía del Viajero, clasificaba a los espacios gastronómicos con uno, dos, tres y cuatro soles, que eran conocidos como los soles de la Cofradía de la Buena Mesa. En aquel entonces, leyendas como Arzak en San Sebastián o clásicos como el Akelarre en Bilbao el Zalacaín en Madrid ya figuraban en esta guía con grandes reconocimientos.
Con el paso de los años, y ante la inevitable evolución demandada por los propios usuarios y la cada vez más perfeccionada gastronomía nacional, la Guía Campsa se fue transformando de manera progresiva en la actual Guía Repsol, que nació oficialmente en 2009. Quedaba atrás la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos Sociedad Anónima para darle la bienvenida a Repsol, que le dio un giro total a la publicación, adaptándola a los nuevos tiempos y desembarcando entre otras plataformas en las redes sociales.
Con Rafael Ansón al frente, la guía se propuso convertirse en un referente gastronómico a nivel europeo, siempre mirando de reojo al gigante Michelin, que aunque muy lejos, servía de espejo para al menos tener la motivación de poder llegar ahí.
Desde entonces, su progreso y la profesionalización de los inspectores repartidos por todo el territorio nacional, así como de la metodología de trabajo, han convertido a la vieja Campsa en la guía de referencia a nivel nacional, con presencia y respeto a nivel europeo, y con una capacidad de convocatoria y creación de eventos ciertamente significativa. Restaurantes y cocineros luchan a destajo y a diario por conseguir los ansiados soles Repsol, donde Canarias tiene un protagonismo realmente interesante.
La última edición de la gala Repsol, considerada la del «renacimiento gastronómico» tras el tremendo sufrimiento experimentado por el sector debido a la pandemia, se celebró hace un año en el donostiarra Teatro Victoria Eugenia y marcó un antes y un después para un establecimiento en Canarias. El Rincón de Juan Carlos, ubicado en el Royal Hideaway Corales Beach, en el sur de Tenerife, consiguió el hito de llegar a los tres soles, siendo los primeros en las islas en conseguirlo.
Juan Carlos y Jonathan Padrón comenzaron cocinando con su madre, mientras que sus parejas atendían la sala, en el año 2003, en un pequeño local de Los Gigantes, también en el sur de Tenerife. «Nos ha costado mucho esfuerzo llegar hasta aquí; han sido muchos los baches en el camino, que en ocasiones nos hicieron frenar y otras nos pusieron en nuestro sitio».
Su camino es el de mantenerse como «un restaurante puro, de producto, en el que el cliente se sienta como en casa, porque si eso falla, no será el Rincón de Juan Carlos».
Según los inspectores de la Guía Repsol, «el sabor y el equilibrio sin disfraz, de técnica sutil y donde se respeta en todo momento el producto y la esencia» de platos como la anguila ahumada y angulas con salsa Benedictine, sopa de cebolla clásica o turrón de morcilla canaria, es lo que ha llevado a los hermanos a la excelencia de la gastronomía nacional e internacional.
María José Plasencia y Raque Navarro dirigen la sala y una bodega con más de 500 referencias, entre las que se encuentra 80 canarias. Para todo el equipo es «una pasada» haber logrado el tercer sol de una guía «que ha cambiado, estápisando fuerte y es una referencia», según manifestó Juan Carlos Padrón.
El reconocimiento les da fuerzas para continuar con una cocina «de sabor y de temporada» a la que le afecta el cambio climático y se enfrenta a que «tras la pandemia está muy complicado encontrar buen producto, es una labor muy dura».
En el archipiélago hay un total de 30 restaurantes que cuentan con soles Repsol en la actualidad. En Tenerife, al ya mencionado Rincón de Juan Carlos con tres soles, le acompañan el Abama Kabuki con dos, el MB de Martín Berasategui con otros dos, y el Bogey, que también suma doble.
En una escala inferior, con un sol, se encuentran el AIE, El taller de Seve Díaz, Etéreo, Haydée, La Cúpula, La Sandunga, Nub y San Sebastián 57.
En La Palma son dos los restaurantes galardonados con un sol: Casa Osmunda y El Sitio.
En Gran Canaria, por su parte, La Aquarela lidera con dos soles, mientras que el Bamira, Casa Brito, El Embarcadero, El Equilibrista 33, Fuji, Los Guayres, Nelson, Poemas by hermanos Padrón, Qué Leche!, Ribera del Río Miño, Seaside y Tabaiba suman cada uno un sol.
Por último la isla que también aparece premiada con soles en la guía es Lanzarote, con El Risco, Isla de Lobos y el Kamezí Deli & Bistro como restaurantes galardonados con un sol
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Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
Iker Cortés | Madrid
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
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